En
el Perú, por razones culturales y machistas, las mujeres no solo son
golpeadas, también se les niega salarios
equitativos, educación e inclusive servicios
de salud.
Por el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), muchas
instituciones públicas y privadas agasajaron a sus trabajadoras. Algunas
recibieron hermosas canastas y otras fueron invitadas a comer.
A pesar que en el Perú se reconoce y se resalta el trabajo
femenino, en la práctica ellas aún no son tan valorizadas como los hombres.
Es el caso, de Fabiola, una profesional con maestría en curso
que acaba de enterarse que gana menos que sus colegas por igual trabajo en
iguales condiciones.
Al igual que ella, miles de mujeres pasan por lo mismo. De
acuerdo con el último boletín del Instituto Nacional de Estadística (INEI), de
octubre del 2014, en el país las mujeres ganan 20% menos que los hombres, y esta
realidad no es exclusiva solo del sector público, también lo es del sector
privado.
Según el INEI, por un mismo trabajo, el ingreso promedio de
las mujeres es de 1.069 soles, mientras de los hombres es 1.600 soles, es
decir, existe entre ambos una brecha salarial de 531 soles, que, a decir de
Carolina Garcés, adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del
Pueblo, no tiene justificación.
No solo en el tema salarial, las mujeres están viéndose
perjudicadas. En algunos lugares del país, a muchas de ellas les es difícil acceder
a la educación y a los servicios de salud.
Liz Meléndez, del Centro Flora Tristán, señala que por la aún
arraigada cultura machista, sobre todo en las áreas rurales, las mujeres deben
abandonar la escuela para ayudar con las labores de la casa.
“Esta discriminación a la que son sometidas por parte de sus
padres les resta competitividad, por eso el mayor porcentaje de desempleados temporales
en el país son mujeres”, sostiene Meléndez.
Respecto al acceso a los servicios de salud, si bien el
Estado ha logrado algunos avances en la prevención del embarazo no deseado, Meléndez
agrega que el Perú aún tiene la tasa más alta de mortalidad materna de la
región, particularmente entre la población autóctona.
La
violencia de género es la manifestación más difundida de discriminación a las
mujeres, ya que anula sus oportunidades de salir de la pobreza (…)
De acuerdo con un informe de la PNUD del 2012, titulado
Estrategia de Igualdad de Género en el Perú, por estereotipos sociales y
culturales las mujeres quechuablantes, ashánincas y aymaras, aún son vistas solo por su rol
reproductivo, de ahí que más de la mitad de adolescentes de entre 14 y 18 años
de estas comunidades ya tengan más de un hijo.
Violencia
y mortalidad
Hoy, la mayor preocupación de la mujer es la violencia. No
por algo, el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para
América Latina (Cepal) nos ubicó el 2014 en el segundo lugar de países de la
región con mayor cantidad de feminicidios.
Solo en el primer mes de este año, 8 féminas ya fueron
asesinadas por sus parejas y 17 sufrieron tentativas, según el Ministerio de la
Mujer.
Para Juan Diego Ruiz, coordinador general de la Agencia
Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), la violencia
de género es la manifestación más frecuente, extrema y difundida de
discriminación a las mujeres, ya que anula sus oportunidades de salir de la
pobreza y desarrollar su proyecto de vida.
¿Cómo
salimos de esto?
Hace ocho años, se aprobó la Ley de Igualdad de Oportunidad
entre Mujeres y Hombres (LIO), sin embargo, a pesar de algunos avances de tipo
normativo, han persistido las brechas de género que evidencia discriminación contra las mujeres en
distintos ámbitos, debido a patrones
histórica y culturalmente arraigados en nuestra sociedad.
Para superar estas deficiencias, la
Defensoría del Pueblo, señala Carolina Garcés, ha recomendado al Ministerio de
la Mujer realizar acciones para
transversalizar el enfoque de género en la gestión pública de recursos humanos en
coordinación con la Autoridad Nacional de Servicio Civil (Servir).
De igual modo, ha
recomendado al Ministerio de Economía (MEF) que emita lineamientos e
instructivos para que todos los niveles de gobierno (central, regional y local)
incorporen el enfoque de género en sus presupuestos.
Finalmente, agrega, ha instado a los gobiernos regionales aprobar
Planes de Desarrollo de las Personas con enfoque de género; implementar
normativa para la protección contra el hostigamiento sexual (con procedimientos
específicos) y el uso del lenguaje inclusivo; así como medidas para eliminar
estereotipos de género y establecer responsabilidades compartidas, conciliando
la vida laboral, familiar y personal. (Redacción)
SEPA
1.- En
relación a la participación política, solo 29 congresistas son mujeres,
mientras que 101 son hombres. Además, de acuerdo a INFOGOB-Observatorio para la
Gobernabilidad, solo una de las 25 presidencias regionales es ocupada por una
mujer.
2.- Según el Ministerio de Educación, 8 de cada 10 personas que no saben
leer son mujeres.
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