Pese a las estrategias puestas en marcha desde el 2013, seguimos siendo el segundo país en América con más casos
de tuberculosis en la forma sensible y uno de los primeros en tuberculosis
multidrogo resistente.
Elena Ramos vive en San Juan de Lurigancho. Ella es
madre soltera de dos hijos, una de 5 años y otro de 15. Para mantenerlos
trabaja todos los días vendiendo cortinas que ella misma confecciona.
Un día, luego de salir de la ducha comenzó a escupir
sangre. Asustada fue al hospital de su distrito. Ahí, tras examinarla, el
médico le dijo que tenía tuberculosis.
“Cuando me
dieron esta noticia me sentí mal, triste, porque me acordé de mi tío, que por
culpa de esta enfermedad sufrió mucho antes de morir”, cuenta la joven.
El virus de la tuberculosis por trasmitirse por el
aire hace que las personas infectadas sean marginadas y hasta discriminadas por
buena parte de la sociedad.
Elena vivió en carne propia esta marginación. Durante
el tiempo de su tratamiento, nadie quería acercársele, por eso tuvo que dejar
de trabajar. Para pagar las cuentas, su hijo mayor abandonó el colegio para
sustentar a la familia.
Al igual que esta joven madre, en el Perú, según
cifras del Ministerio de Salud (Minsa), cada año se presentan 30 mil casos
nuevos de tuberculosis.
Para la doctora Doris La Chira, del Sisol Agustino, lo
más preocupante de esta realidad es que muchos de los enfermos por falta
información no se acercan a las postas o
centros de salud, o, habiéndose acercado, abandonan el tratamiento porque no
sienten ninguna mejoría.
Ese fue el caso de Elena, quien en un principio dejó el
tratamiento, y solo volvió por insistencia de sus hijos.
“Lo peor que le puede suceder a las personas que
abandonan el tratamiento, es que la TBC sensible que tenían se haya convertido en
una TBC multidrogo resistente (MDR), es decir aquella que no responde al
tratamiento con medicinas convencionales, por el cual los pacientes tendrán que
tomar durante casi dos años fármacos mucho más fuertes, que en ocasiones le originarán
vómitos y diarreas”, describe la especialista.
Según la doctora La Chira, el peligro de la TBC
multidrogo resistente, que en los
últimos años viene ganando terreno, radica en que es mucho más letal.
Hay más. La falta de información y el abandono del
tratamiento no son las únicas razones que han originado que el MDR esté
aumentando en el país.
Según el neumólogo Pedro Mantilla, del hospital
Almenara, existen otras razones. Una de ellas, dice, es la demora de los
diagnósticos de laboratorio para saber el tipo de TBC que tiene la persona.
En este caso, lo que viene aconteciendo, señala, es
que mientras se espera la confirmación del cultivo, que generalmente demora
entre tres a seis semanas, las personas son devueltas a sus casas solo tomando
medicamentos para una TBC sensible, de ahí que no tomen las debidas
precauciones para evitar la diseminación del mal.
Para saber sobre la estadística de TBC en el Perú
durante el 2014, llamamos reiteradamente al Minsa. Sin embargo, a pesar que se
nos ofreció dicha información, esta nunca llegó. ¿Por qué será?
En el 2013, según esta misma institución, se registraron
31.000 casos de TBC sensible, 1.260
casos de TBC multidrogo resistente y apenas 66 casos de TBC extremadamente
drogorresistente.
A pesar de haberse reducido la tasa de mortalidad de la
TBC, el Perú, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
continúa siendo uno de los primeros países en las Américas con más casos de TBC
multidrogo resistente y el segundo en TBC sensible.
Para enfrentar esta enfermedad, en noviembre del 2014,
el Gobierno declaró de interés nacional la lucha contra la tuberculosis.
A través de una norma, el Minsa fue encargado de elaborar,
en un plazo máximo de 180 días, el Plan Nacional Multisectorial contra la
Tuberculosis. Asimismo mientras dure la implementación de dicho plan, diseñar
con los municipios y gobiernos regionales un Plan de Emergencia para la
Prevención y Control de la Tuberculosis, en un plazo no mayor de 90 días.
“El Universal” se comunicó con la Municipalidad de San
Juan de Lurigancho, en cuyo distrito se concentra la mayor cantidad de TBC en
Lima, para saber si ya tenían avanzado dicho plan de emergencia, y ahí nos
informaron que no sabían nada.
Justificaron su desconocimiento aduciendo que eran una
administración nueva.
De acuerdo con este Plan Nacional Multisectorial
contra la Tuberculosis, las entidades involucradas en la prevención y control
de la TBC, deberán considerar un presupuesto que les permitan hacer frente a
este mal. Asimismo dice que las instituciones de educación básica regular y de
educación superior otorgarán facilidades necesarias a los estudiantes que
padezcan la enfermedad, así como incorporarán en el currículo temas referentes
a la TBC.
Según el Minsa, en la capital la mayor cantidad de
casos de TBC en el 2013 se concentraron en San Juan de Lurigancho, El Agustino, Santa Anita, Ate Vitarte y el Rímac.
Mientras que en las regiones fueron Madre de Dios, Callao, y otros los que registraron mayores índices.
La lucha
involucra a todos
La TBC tiene
cura. Por eso se debe trabajar mucho en el tema de la prevención temprana para
evitar muertes innecesarias.
Según la
doctora Doris La Chira, el manejo de la TBC debe ser institucional, por lo que
se debe prohibir la venta libre de medicamentos en boticas y farmacias, los que
deben ser dispensados solo a pacientes registrados en las instituciones de
salud. Así se evitará, dice, la pérdida del paciente y de sus contactos, que
son estrategias fundamentales. (Redacción)
NOTA
Este 24 de marzo se celebra el Día Mundial contra la
Tuberculosis.
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