jueves, 12 de julio de 2012

“He solicitado más recursos para mejorar la seguridad, pero hasta ahora nada”


Tomás Garay Durand, es el nombre del director del penal de Lurigancho que ha ganado fama por su medida de cortar el cabello a los internos por motivos de seguridad y disciplina. Dicha decisión generó polémica, y en algunos casos, oposición a su gestión. Fue suspendido y restituido en su cargo. Ahora más respaldado que nunca, dice que espera mejorar la calidad de vida de los presos.

-¿Cuáles son los cambios que usted ha impuesto en el Penal de Lurigancho?
- Estamos trabajando para cambiar la ‘cara’ a este penal empezando por los internos. Ahora por fiestas patrias andan con su escarapela y el cabello recortado. Se han recuperado las áreas verdes, cada uno cumple con responsabilidades, aquí ya no son vagos. Cada uno tiene algo que hacer. Ahora las familias que vienen a visitarlo tienen un ambiente acogedor. 
-¿Qué limitaciones tiene para imponer seguridad y orden?
-Aquí estamos trabajando en la época de la carreta, todo manual, mientras que en otros penales del Perú tienen scanner, identificación por huellas digitales, detector de metales, etc. Hemos solicitado hace algunos meses lo que necesitamos, el mismo que suma  cuatro millones y medio de soles, pero hasta ahora nada. Aún no tenemos respuesta. Pero a pesar de los obstáculos por logística, ahí seguimos trabajando.
-¿Cree que su separación se debió a un pretexto de los que se oponen a que Lurigancho sea un penal seguro?
-Cuando uno se afianza en el cargo se da cuenta que la escala de valores está invertida. Lo ‘normal’ es ser vago, sin vergüenza, y lo ‘anormal’ es aplicar la norma, poner orden. El sistema está tan podrido que si ven a alguien que está contra el sistema corrupto, se pasan la voz y tratan de sacarlo. 
-A pesar de esos problemas, usted recibió las felicitaciones hasta del presidente. ¿Cómo ha tomado eso?
-Yo no me esperaba tanta solidaridad y reconocimiento, no solo del presidente, sino de la sociedad. El interno, que supuestamente debería agarrarme cólera por las medidas que he tomado como las requisas, me respeta, me considera. Nosotros no permitimos que falte el alimento, la atención médica a tiempo; además ya no se le pega al momento de revisarlo, por eso la gente se da cuenta que hay resultados y se está trabajando. 
-¿Cómo surge la idea del corte de cabello a los internos?
-Con el cabello recortado, se le podría reconocer fácilmente en caso de fuga. Antes era fácil de confundirlo con algún visitante pelucón. No se olvide que el 50% de la población penal tiene 18 y 21 años y gustan de esos cortes de moda. Además es por medidas de higiene, aseo y disciplina. Las visitas podrían asustarse al verlos con cabello largo y desordenado porque se ponen al lado de las mallas. Y otra razón es que podrían disfrazarse de mujer en una fuga o esconder algún tipo de arma entre el cabello como cuchillo o alfiler infectado como algunos suelen hacer.
-¿Por qué esa medida generó tanta polémica en la Defensoría del Pueblo y el Ministro de Justicia?
-Si pues, lamentablemente es una parte de la misma sociedad que se ha manifestado. Pero lejos de que eso me afecte, me ha fortalecido, me está dando más aliento para continuar con estas medidas, eso me ha blindado. Me da más estímulo para seguir trabajando con el ímpetu y todas las ganas.
-¿Qué hechos de corrupción ha podido presenciar?
-Desconozco, no he visto esto antes de llegar. Lo que sí puedo decirte es que no es ingobernable este penal, se vienen cambios fuertes. La clave es infundir el orden, la disciplina y darle lo que es justo al interno. A ellos se les va permitir comunicarse más con sus familiares para eso vamos a poner cabinas telefónicas pero siempre controlado por nosotros para tener un registro de sus llamadas. 
-¿Por qué cree que sus antecesores no impusieron estas medidas que tan buenos resultados van dando?
- No se. Solamente se necesita gente que apueste por el cambio, voluntad y deseo por hacer las cosas. Con esto estamos demostrando que es mentira que el penal es ingobernable. Estoy trabajando con el mismo número de gente y cuando uno llega a este tipo de puestos uno tiene que motivar a su personal, darle mejor calidad y comodidad de trabajo, facilidades para elevar el rendimiento de 50% a un 90%. La lección no entra con sangre, sino con el ejemplo.
-¿A qué apunta al final de su gestión?
-Mejorar el aspecto del penal y del interno. Acá hay que tener empatía, ponerte en el lugar del otro. Tenemos cerca de ocho mil presos en un lugar con capacidad para 2500, por eso que queremos que la calidad de vida de ellos sea buena para que los familiares no sientan ese temor que tienen los días previos a los de la visita. Queremos trabajar para hacerle un bien a la sociedad.
-¿Ha recibido amenazas por las medidas que ha impulsado?
-Sí. Hace dos meses llamaban amenazando de muerte, pero como funcionario policial es lo que uno se expone. Ahí estamos, trabajando con el mismo ímpetu y ganas. Hay que pensar positivamente, tomar las precauciones y si uno está pensando en eso siempre, entonces uno no podría hacer nada.
-¿Aceptaría el puesto de ministro de Interior si lo propusieran?
- Una de las formas de hacer patria es trabajar día a día, no me puedo entrar en supuestos y decir si aceptaría o no. Hoy se está trabajando para el bien de la sociedad. Todos los elogios y comentarios me alagan a mí y a mi familia, pero sobre todo es una doble responsabilidad para no decepcionar a la gente que confía en uno.

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