Diana Miloslavich Túpac, coordinadora de ‘Flora Tristán’ y escritora, presentó en la Feria del Libro su última obra: “Literatura de mujeres, una mirada desde el feminismo” en el que recopila las obras de las lideresas que lucharon por la igualdad entre ambos sexos. Para esta luchadora, la sociedad, la educación y los medios de comunicación consolidan la discriminación y el machismo.
-¿Qué significa hablar de feminismo?
- Lo que se busca es lograr que la sociedad sea democrática y equitativa, donde no exista la violencia familiar y el trabajo doméstico sea compartido y reconocido, en otras palabras, que nadie esté por encima de nadie.
-¿Ser feminista es adoptar una posición extrema?
- No. Lo que se promueve es la igualdad, libertad de las mujeres y la justicia; lo que ha permitido conquistar cada vez más derechos como el de la educación, al voto, al trabajo. Esto ha permitido un cambio a la sociedad y que las mujeres puedan tomar decisiones que no se limiten al hogar que siempre ha sido de dominio patriarcal.
- Usted acaba de publicar un libro titulado: “Literatura de mujeres, una mirada desde el feminismo”. ¿Qué mensaje quiere dar a conocer en este trabajo?
- Como he estudiado literatura y tengo una maestría en San Marcos, siempre seguí y me interesé por el trabajo de las mujeres en la literatura. Ello me llevó a recopilar obras como la de Juan Inés de la Cruz, Flora Tristán, Simoné de Beauvoir, entre otras. Quiero llamar la atención acerca de la importancia de las pioneras del feminismo a través de sus trabajos que son poco reconocidas por todos.
- ¿Qué cambios ha podido ver con referente al papel de la mujer?
- En el último siglo se ha permitido que las mujeres accedan a la educación y puedan ingresar a las universidades. Las pioneras en poder educarse, votar y lograr estos cambios han aportado mucho con sus escritos junto con mujeres políticas.
- ¿Qué nos falta para que una mujer sea presidente en el país?
- Hoy estamos frente a un gabinete con un 35% conformado por mujeres. Para que ellas ocupen altos cargos de decisión en el Ejecutivo han pasado 20 años, desde Hilda Urizar y Mercedes Cabanillas durante el gobierno del APRA. Aspiramos que los espacios de decisión sean compartidos. Sin embargo, a pesar que hay mujeres que acceden al poder, he podido observar que muchas no están comprometidas con el fin de las mujeres porque no tienen conciencia que somos parte de un movimiento feminista comprometido a lograr igualdad en derechos y oportunidades. Creen que su designación fue obra de la casualidad o el azar.
¿En el caso del “Feminicidio”, se da porque ha habido más ataques o que las mujeres ya están denunciando?
- Las dos cosas. Hay mayor servicio por parte del Ministerio Público y de la Mujer para llevar un registro permanente sobre ‘Feminicidio’. Sobre estadísticas hemos avanzado bastante. La ley de igualdad de oportunidades señala que el INEI debe tener cifras diferenciadas por sexo. A la par con esto, en lo que va del año van 24 casos de “feminicidio”. En ciudades como Lima han sido asesinadas 20 mujeres, todo eso debemos tomarlo en cuenta.
- ¿Por qué decir ‘Feminicidio’ y no homicidio?
- Porque está probado que las víctimas son mujeres que han sido asesinadas por sus parejas o personas que han tenido un vínculo sentimental y amoroso con ellas lo que agrava más esto.
- ¿Cree que las diferencias entre varones y mujeres se deben a las madres que le inculcan eso a los hijos?
- Probablemente, pero lo que menos queremos hacer es culpar a la mujeres. La sociedad, la educación y los medios de comunicación consolidan la discriminación y el machismo, lo cual debería cambiar. Ya es difícil el contexto en que las mujeres viven como para cargarles con toda esta responsabilidad.
- ¿Qué tendría que cambiar en la educación?
- Se necesita cambios en la cultura de nuestra sociedad. Los formadores de opinión como son las escuelas y las universidades tienen que cambiar. En las currículas tiene que haber cursos de derecho de las mujeres, derechos humanos, políticas de género y todo eso no existe en los textos escolares. Tiene que empezar en el sistema educativo que a veces tolera el abuso entre los maestros hacia los niños y las niñas. 60 mil menores abusadas el año pasado son bastantes como para que no llame la atención.
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