La crisis rusa no solo ha tenido a mal traer a los mercados financieros.
Expertos consultados coinciden en que toca directamente a América Latina.
En los últimos seis meses la región buscó aprovechar
al máximo la tensión diplomática entre Estados Unidos, la Unión Europea y el
gobierno de Vladimir Putin en torno a Ucrania para aumentar sus exportaciones a
Moscú.
Vladimir Davydov, director del Instituto de Estudios
Latinoamericanos en Moscú, señaló que los actuales problemas económicos podrían
afectar esta creciente presencia regional.
"En los últimos meses se ha visto un fuerte
aumento de productos latinoamericanos en los supermercados de Moscú y otras
ciudades: verdura, queso y productos lácteos, fruta, carne bovina y porcina.
Esta dinámica comercial se puede ver afectada por los problemas económicos que
está enfrentando Rusia", indicó.
Con dinero o sin dinero
En los últimos meses el rublo cayó más de un 30% y el
precio del petróleo -que junto al gas, forma la mitad de los ingresos
presupuestarios de Rusia- bajó a casi la mitad.
Según Paulo Botta, director del Departamento de
Eurasia de la Universidad de la Plata en Argentina, el impacto de estos dos
fenómenos cambia radicalmente el panorama para América Latina.
"La región veía a Rusia como el nuevo El Dorado.
Ahora las perspectivas son menores porque con la devaluación del rublo se han
encarecido mucho las importaciones, los servicios financieros, el seguro y el
transporte. Si a esto se le suma que Rusia no tiene como sustituir la caída de
ingresos por la disminución del precio del petróleo, se ve que ese panorama
promisorio ha cambiado", indicó.
En diciembre el Gobierno elevó las tasas de interés en
un 17% para contener la caída del rublo y el mismo presidente Putin reconoció
por televisión que hay una crisis que, "en el peor de los casos podría
durar dos años".
Sanciones y petróleo
La crisis en torno a Crimea y Ucrania fue el
disparador de esta suerte de guerra fría del siglo XXI entre Rusia Estados
Unidos y la Unión Europea (UE).
En represalia por las sanciones de Occidente, el
gobierno de Vladimir Putin prohibió en agosto la importación de carne, lácteos,
frutas, verduras y pescado de Europa o Estados Unidos, importaciones que
rondaban la friolera de $US18mil millones.
Esta prohibición era una invitación a América Latina
por su ventaja competitiva en todos esos productos.
En la feria mundial de alimentos en Rusia en
septiembre había fuertes representaciones de Brasil, México y Colombia. Argentina
envió más de 140 empresas.
Vladimir Davydov se mostró optimista respecto al
futuro de esta nueva relación.
"La actual crisis económica rusa es coyuntural.
El precio del petróleo sube y baja. Y las medidas que adoptó el gobierno están
empezando a dar resultados", indicó.
Estrategia y táctica
La realidad es que el cambio de política
latinoamericana del gobierno de Putin precede a la actual crisis económica y a
los problemas con Ucrania y Occidente.
"La reformulación tiene ya varios años y responde
a una visión más firme de Rusia en su política internacional. Un ejemplo es en
el campo militar. Se sabe de la venta rusa de armamento a Venezuela, pero
Argentina, que nunca se había abastecido militarmente con Rusia, empezó a
hacerlo con la compra de helicópteros. Lo mismo ha hecho Brasil que tiene una
fluida relación a través del BRICS y que mira siempre a la incorporación de
tecnología, un tema en el que los rusos son más flexibles que los europeos o
estadoundienses", indicó Botta.
La crisis en Ucrania profundizó este giro de la
diplomacia rusa.
En la gira latinoamericana que hizo
Putin en julio retomó viejas amistades de la guerra fría del siglo XX como Cuba
y Nicaragua e intensificó su relación con Argentina y Brasil.
Obstáculos
El viraje estratégico
ruso no proviene únicamente de los recientes problemas económicos.
"Están las
regulaciones sanitarias y fito sanitarias que rigen para las importaciones de
alimentos. El gobierno ruso está avanzando en una nueva nomenclatura al
respecto, pero esto lleva tiempo", indicó Vladimir Davydov.
Brasil fue uno de los
primeros beneficiados con una desregulación que favoreció sus exportaciones de
pollo, pero todavía queda mucho por andar.
Para Paulo Botta las
sanciones occidentales añaden otro problema.
"Históricamente
el comercio funcionó con intermediarios o traders europeos.
Ahora que los europeos han salido de la ecuación, se necesita construir una
vinculación directa y eso no se hace de la noche a la mañana. En teoría debería
ser un buen negocio para la región porque si antes le vendías al trader a 5 y este le vendía a 7 al ruso,
ahora el ruso te ofrece 7, pero con problemas linguísticos y culturales de por
medio, es difícil vencer la desconfianza entre vendedor y comprador. Es algo
que llevará tiempo reconstruir", indicó.
El futuro
Si América Latina
tiene una ventaja competitiva internacional agroalimentaria, eso no quiere
decir que no tenga competencia.
Los cítricos
uruguayos sufren la competencia de Sudáfrica que puede ganarle por un lado cada
vez más importante en el actual mercado ruso: el precio.
Las uvas de
Uzbekistán están sustituyendo a las italianas y las hortalizas pueden ser de
origen chino. (Agencia)
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