La violencia no cesa en nuestro país. Cada vez hay más varones que abusando de su fuerza, matan a sus parejas cegados, según ellos, por los celos.
La historia se desarrolló en San Martín de Porres. Eran dos personas que, unidos por los fuertes lazos de un amor aparente, mantenían una relación sentimental y se lucían para el resto de la gente como una pareja convencional.
Cicely Vega y Juan Vásquez Silva tenían dos pequeños hijos que vivían con ellos, siendo el vínculo perfecto para mantenerlos unidos y no separarse jamás. Su convivencia parecía estable y firme, a pesar que se rumoreaba que Juan tenía indicios de un carácter violento.
Pero no todo fue perfecto. Un día como cualquier otro, Juan Vásquez Silva, cegado por los celos, decidió quitarse el antifaz de bondad y nobleza para mostrar la verdadera identidad que ya no podía ocultar más en su alma abyecta llena de odio.
Según fuentes policiales, aquel día Vásquez Silva dio rienda suelta a sus macabras motivaciones, golpeando salvajemente a Cicely.
Un grito de angustia llenó la sala donde Juan Vásquez estaba llevando a cabo su malévola golpiza. Su pequeña hija de tres años aterrada por lo que estaba viendo no paraba de llorar.
El deshumanizado sujeto no se conmovió en lo más mínimo al ver a su hijita viendo cómo masacraba a su mamá. Por el contrario, consciente que se le había pasado la mano, amenazó a Cicely, queriéndola obligar a que contara a las autoridades que había sido víctima de un robo, y que por eso estaba su rostro desfigurado.
El ojo morado de Cicely Vega apenas puede ver. Todo el rostro lo tiene distorsionado como si fuera un peleador de box. Sin embargo, las ironías de la vida le recuerdan a la joven que no fue un enemigo quien le hizo ese daño, sino su otrora compañero de cuarto, su ex pareja, su antiguo conviviente.
Además del ojo que apenas puede ver, Cicely tiene amoratado todo el cuerpo. Se supo también que una grave herida en la mano ha comprometido el movimiento de sus dedos, debido a las heridas que le infringió Juan Vásquez.
Adelina Castillo, madre de la víctima, cuenta que la ex pareja de su hija le hizo firmar una declaración en la que se le atribuyen dichos golpes a un asalto, para que pudieran internarla en el hospital Almenara.
Sin embargo, las fuerzas del orden fotografiaron la vivienda de la víctima, constatando que fue en el baño donde se llevó a cabo la gresca. Pruebas suficientes para intervenir a Vásquez, quien creía haberse salido con la suya.
Feminicidio en el Perú
La historia de Cicely, publicada por diferentes medios de comunicación, no hace más que aumentar la preocupación general por la violencia que existe en nuestro país, sobre todo hacia las mujeres.
Un informe publicado por el Ministerio Público, reporta que, entre enero y mayo del presente año, más de 26 mujeres han sido víctimas de feminicidio en nuestro país. Se dio a conocer además que una de las diez mujeres víctimas de feminicidio estaban embarazadas.
Un dato relevante que hizo público la Fiscalía, es que la principal causa de muerte de las mujeres peruanas era provocada por parejas cuyos celos alcanzaban la insanidad.
También informó que el 50% de las víctimas de este delito eran jóvenes entre los 18 y 34 años. Y que 17.2% mujeres eran menores de edad.
Paralelamente, se conoció que los victimarios son varones entre las edades de 18 y 34 años en su mayoría y que uno de cada diez hombres se suicida después de asesinar a su pareja, presas del pánico.
En Lima, las denuncias por violencia familiar en el primer trimestre de este año son de 3,789 casos, según lo que informa el Ministerio Público.
Sociedad deshumanizada
Para el médico siquiatra Martín Nizama, las personas que descuartizan o matan a sus parejas son sicópatas, productos de una sociedad cada vez más deshumanizada. Por lo que él hace un llamado a volver a los valores y restablecer el rol protagónico de la familia.
“Este tipo de personas provienen de familias disfuncionales en su mayoría. Han sido abandonados por sus padres, o se han quedado huérfanos o han sido víctimas de maltrato o violación. A este tipo de situaciones se les puede llamar traumas o complicaciones en el período de la infancia. Incluso, desde el vientre de la madre. Debemos recordar que si la mamá tiene problemas con el papá, o es un bebé no deseado o es una criatura a la que quieren abortar, pues, ese rechazo prematuro quedará registrado en su subconsciente y, en el futuro, podría causarle al individuo alteraciones sicológicas tales como las que vemos a diario en las noticias”, afirma el siquiatra.
Sobre los hombres que maltratan a las mujeres o que descuartizan a sus parejas, Nizama dice que ello se da porque las personas que la sufren son sicópatas. “La sicopatía no nace de la noche a la mañana. Siempre vemos las noticias sobre muertes y asesinatos, pero no analizamos por qué suceden estas cosas”, afirma el doctor.
Para el galeno, los sicópatas actúan bajo su propia enfermedad. “No importa si es un periodista, ingeniero, o administrador. La sicopatía no respeta nada de eso”, sostiene.
Con respecto a los celos que maltratan y hasta matan, el doctor dice que esos celos enfermizos son producto de sentimiento de inferioridad. Aquel que es celoso tiene miedo o pánico, de que la persona amada lo vaya a dejar. La celotipia produce en sus víctimas un sentimiento profundo de auto conmiseración, que podría llevar al individuo a ser muy agresivo. También son productos de carencias en sus vidas, según lo que indica el siquiatra.
“Antiguamente, la familia era el núcleo de la sociedad y lo más importante. Era considerada la base de toda la comunidad. Pero ahora solo nos enfocamos en el individuo. Ya a las personas no se les puede hacer nada, no se les puede tocar. Solo se habla de los derechos humanos y la sociedad se vuelve cada vez más individualista”, analiza el especialista.
Para Martín Nizama, los sicópatas no están en la capacidad de amar a nadie. “Ellos, más bien, odian. Tienen un fuerte resentimiento con la sociedad y se sienten traicionados en la mayoría del tiempo. Todo en ellos es frustración. Porque de lo contrario, ¿por qué matan estas personas? Este joven que intentó matar a su enamorada, ¿lo hizo por amor? A mí me parece que más lo hizo por odio, en un momento de intensa rabia”, indica el doctor.
El sicópata no tiene miedo. Es una persona que miente muy bien. Muere en su mentira. Por lo cual, no se puede confiar en él. “El sicópata tiene doble personalidad. Una doble vida”, cuenta el doctor.
La doble vida de un sicópata se evidencia si miente, si roba, si es infiel, o todas estas cosas a la vez. Existen varios indicios, sostiene el especialista.
Un sicópata, dice el doctor, siempre busca la venganza, ya que su resentimiento es muy profundo. Es una persona que no cultiva los valores, sino lo contrario. Ningún sicópata puede saber que es sicópata. Por eso, son inimputables e incurables.
“El Estado, con sus leyes, más protege al delincuente. Lo que necesitamos es protección. Necesitamos ser estrictos en cuanto a normas para que se sancione rígidamente a los que cometan este tipo de atrocidades”, refiere el especialista.
Cuidado con los celos enfermizos
Para el sicólogo Carlos Alva Sánchez, miembro del Colegio de Sicólogos del Perú, el problema de los celos enfermizos tienen cura siempre y cuando la persona víctima de dicha patología tenga la voluntad para empezar a tratarse.
“Debemos decir que los celos vienen a ser una respuesta emocional que sufre un individuo cuando siente que la persona que más ama puede ser atraída por otra”, comienza diciendo el doctor Alva.
Los celos son naturales en una persona. Sin embargo se convierten en un problema cuando estos se vuelven insanos o patológicos. “Cuando un individuo llega a ese grado trata de gobernar la vida de su pareja, inclusive a impedirle que frecuente a sus amigos”, dice el sicólogo.
Si bien los celos enfermizos constituyen un problema, éstas tienden a agravarse cuando la persona que la sufre cae en la inseguridad.
De acuerdo con Carlos Alva, cuando un individuo llega a ese extremo, las posibilidades de que maltrate física o sicológicamente a su pareja son altas.
Para el sicólogo, las personas que sufren de estos celos enfermizos pueden llegar incluso a matar, no tanto por el amor que dicen profesar a su pareja, ya que sería ilógico que alguien matase al ser que ama, sino que se da por la enfermiza inseguridad que siente la persona víctima de este trauma.
“La persona celosa no puede tolerar la ruptura de pareja, y estas emociones son muy fuertes, llevándolos a tener conductas como los asesinatos. Este tipo de personas nunca podrán tener una relación amorosa estable y sana, sino se llevan las terapias correspondientes. Esta enfermedad sí tiene cura, siempre y cuando el paciente disponga su tiempo y voluntad. Es hora de comenzar a trabajar para que cesen las muertes de tantas mujeres a nivel nacional”, finaliza el doctor.
Ya sea que la persona sea celosa o un sicópata, lo cierto es cada vez hay más personas que vienen siendo violentadas. Si no queremos que la familia deje de ser la base de la sociedad, pues entonces hagamos algo.
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