Ninguna está libre
de este mal, que además de causar anemia puede generar la extracción del útero,
si los pólipos y miomas que la causan no desaparecen con la cirugía.
La hemorragia menstrual es algo normal en las mujeres;
sin embargo, cuando estas vienen con dolor y abundancia de sangre, ahí las
cosas cambian.
Sandra (de 29 años), por ejemplo, recuerda que a los
dos meses de quedar embarazada comenzó a sangrar en cantidad.
Pensando que sería algo grave, ella fue al médico en
compañía de su esposo. Tras evaluarla, el ginecólogo le dijo que eso era normal
en las mujeres jóvenes que tienen un embarazo sin complicaciones, y que ello
iba pasar. En efecto, 10 días después, paró el sangrado.
Si bien la hemorragia uterina anormal cesa cuando la
gestación avanza, no pasa lo mismo cuando se presentan otras causas.
Según la doctora Rosario Díaz Quispe, ginecóloga de la
Clínica Tezza, cuando la mujer usa anticonceptivos sin prescripción médica
suele acontecer este problema. Lo mismo sucede cuando aparecen pólipos y miomas
en el útero.
Generalmente estos cuerpos extraños son benignos en un
99% y muy pequeños. Pueden aparecer en cualquier edad.
Díaz sostiene que son pocos los casos de miomas y
pólipos grandes que pueden, en el caso de una mujer embarazada, dificultar el
parto y provocar abortos.
La hemorragia uterina anormal causa anemia, que provoca
por falta de hierro, mareos, frio en las manos y pies, uñas quebradizas, hinchazón y dolor en la lengua, entre otras
dolencias.
El pólipo y el mioma se extraen a través de la cirugía;
sin embargo, pueden reaparecer, sobre todo en las mujeres jóvenes. Si ello
sucede, afirma la doctora Díaz, la posibilidad de extraer el útero es alta.
“Para una ginecóloga dar una noticia de esas es
difícil, sobre todo cuando es una joven que aún no tiene hijos y sueña con ser
algún día madre”, dice Díaz Quispe.
Fue el caso de María Ramírez, quien a sus 26 años
podía perder el útero por causa de dos miomas.
Ella cuenta que cuando el médico le dijo que debía
operarse, pero dejándole claro que si los miomas volvían tenían que extraerle
el útero, quiso morirse.
“Durante tres años había sufrido de este mal que me
dejó anémica, así que no estaba dispuesta a pasar por esto, tenía que hacer
algo”, cuenta María.
Desesperada comenzó a participar de las reuniones de
la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, donde a través de las cadenas de sanidad
logró curarse sin necesidad de tener que recurrir a la cirugía.
“Lo que el médico no me aseguraba, Dios lo hizo”,
afirma este joven quien hoy lleva una vida feliz, sin dolor ni sangrado, pero
sobre todo, sin miomas.
Después de los
40
En el caso de las mujeres que están cerca de la
menopausia, la doctora Rosario Díaz sostiene que es muy difícil que en ellas
reaparezcan los miomas y los pólipos una vez extraídos, salvo que el sangrado y
el dolor sean causados por el engrosamiento del útero producto del cáncer.
“Si ese fuera el caso, es mejor que la paciente
regrese al médico para a través de una biopsia saber si es un tejido maligno o
no”, sostiene la ginecóloga. (Redacción)
OTRAS RAZONES
Según Rosario Díaz, otras causas para la aparición de
los pólipos y miomas podrían ser la carga genética, los antecedentes familiares
y al hecho de no tener hijos.
En el caso de las mujeres que están cerca de la menopausia, la doctora Rosario Díaz sostiene que es muy difícil que en ellas reaparezcan los miomas y los pólipos una vez extraídos, salvo que el sangrado https://reclamajusticia.es/que-es-el-neoclasicismo/
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