miércoles, 5 de agosto de 2015

El gas de Camisea otra vez en el ojo de la tormenta


Escribe. Ing. César Gutiérrez Peña (*)

El 2012, el gobierno tuvo el mérito de estructurar el esquema del hoy en construcción “gasoducto sur peruano” (GSP). El principal cambio estructural fue crear condiciones de demanda en el extremo costero del gasoducto, mediante la creación del “Nodo Energético del Sur”, con una potencia efectiva de 1.000 MW, en dos unidades de 500 MW, cada una, con derecho de ejecutarlo con una ampliación de capacidad del 20%, que los ganadores Kallpa y Enersur, lo han ejercido, estando previsto que el primero efectivice su operación comercial (POC) en marzo del 2016, mientras que el segundo está programado para la POC en mayo del 2017.
El esquema en teoría es impecable, pero solo será un buen deseo si es que no se garantiza el abastecimiento del energético. La intención estatal desde un inicio fue de otorgar la certeza que se contaría con él, es más, en las versiones del contrato del GSP, en plena licitación, hubo un anexo para tal fin. Sin embargo, ahora grande es la sorpresa que en lugar de una garantía se tenga tan solo un “Acuerdo de Entendimiento entre Electro Perú y los productores del lote 88”. En este documento queda clarísimo que los productores, liderados por sus accionistas, Pluspetrol Perú Corporation SA y Pluspetrol Camisea, no se comprometen a nada. La gran interrogante es ¿por qué hay esta actitud de los productores? Para responderse hay que analizar diversas aristas.
La primera duda es la disponibilidad de reservas de GN, es decir que exista la cantidad de gas necesario para abastecer por lo menos el volumen de 500 millones pies cúbicos diarios (MMPCD) en un período de 30 años, eso significa que deberían haber no menos de 5.5 TCF disponibles. Ante tanto anuncio de decenas de trillones de reservas, ¿qué hacen los Ministros de Energía y Minas de turno?
La segunda interrogante es la capacidad de la planta de separación de Malvinas, su capacidad actual es de 1.680 MMPCD y su producción de 1.259 MMPCD, según los reporte del operador Pluspetrol Perú Corporation SA. Esto significa que la disponibilidad no usada en la planta es tan solo 421 MMPCD, cantidad insuficiente para los 500 MMPCD que se ha comprometido garantizar para el sur.
La tercera interrogante será el comportamiento del precio, teniendo en cuenta que existe una fórmula de actualización vigente desde noviembre del 2011, que reemplazó a la que se planteó a la firma original del contrato en diciembre del 2000. La fórmula actual utiliza dos variables de inflación americana; una referida a la maquinaria de la industria de oil & gas y otra referida a combustibles y productos relacionados a la generación. Lo destacable es que en cuando se hizo la modificación contractual en el 2006, se planteó que en el 2013-2017, el crecimiento tope de los precios actualizados por la fórmula no debería exceder el 7% anual. El tema es ¿qué ocurrirá a partir del 2018? El análisis en los últimos 10 años, nos muestra que entre el 2006 y el 2009, los precios del GN en el Perú, estaban muy por debajo del mercado relevante, pero de allí hacia delante ha ocurrido lo inverso, mientras que el precio internacional se cayó; en nuestro país, debido al relacionamiento a las variables mencionadas de inflación americana, se hizo un reajuste anual del orden del 3%, al alza. A la fecha, el precio en Perú es de 3.20 US $/MMBTU mientras que en el mismo período ha sido de 2.83 US $/MMBTU en el HH. Así que los productores no tienen razones para la queja en este punto, y la tendencia en el largo plazo debería ser la misma que la actual.
En conclusión, no hay razón valedera para que Proinversión haya reculado de una garantía de abastecimiento a un acuerdo de entendimiento, que son varias páginas de buenas intenciones pero con declaración explícita de no haber compromiso alguno.

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(*) Expresidente de Petro Perú.

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