Saber lo que se quiere es primordial en la vida. En la presente nota te
diremos como mantener el rumbo.
Sin un objetivo definido, la mujer pierde muchas
oportunidades financieras, familiares y laborales, inclusive.
En opinión de Ana María Marins, abogada en derecho
de familia, las mujeres que son madres, hijas, trabajadoras dentro y fuera del hogar
conocen su valor dentro de la sociedad y son las únicas en el arte de amar y
educar. Por tanto, solo ellas, dice, conocen su rol y su grandeza.
La abogada reconoce que en la sociedad moderna en
que vivimos hay muchas mujeres que ‘hombrean’ con los hombres y por eso han
perdido el foco de la elegancia y sobre todo el respeto.
“El desmoronamiento de la familia en gran medida se
debe a que miles de mujeres han perdido su enfoque, dejando a terceros su labor
de preparar y educar a los niños y niñas para ser ciudadanos de bien”, sostiene.
Para Marins, la falta de foco lleva a
trabajar en asuntos no prioritarios, que nos alejan de nuestro objetivo. “Algo
tan sencillo como una lista de las principales prioridades puede encaminar
nuestras acciones a aquellas que en verdad nos aportan valor”, dice.
Agrega,
que si en algún momento nos sentimos desorientados, siempre podemos volver a la
lista para reconducir nuestras acciones.
Si
no quieres perder tus objetivos principales, toma en cuenta las siguientes
recomendaciones.
Aprende de los errores.- Evita “tropezar de nuevo con la misma piedra”, logra ver la piedra en el
camino y muévela. De esta forma, cada situación que enfrentes en la vida te
hará más sabia.
Puedes lograr lo que sea.- Muchas veces tenemos barreras que nos detienen y no
sabemos cómo lidiar con ellas. Recuerda reafirmarte como mujer y un ser
importante, que aportas a la sociedad.
Nadie es perfecta.- Salvo Dios, todos cometemos
errores; por tanto, aprende aceptar tus defectos físicos e imperfecciones. Eso
te quitará una presión de encima y te liberará. Mientras más te aceptas y te
amas, más alimentarás positivamente tu autoestima.
Eres única. Suena trillado, cierto. Pero es la verdad. Cada quien es
diferente. Evita las comparaciones, porque puede provocarte mucha
ansiedad, y como consecuencia caer en un estado de tristeza dañina para tu
salud. (C.M.)
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