La relación
amical, familiar y de pareja se ven afectada cuando la mujer cree tener siempre
la razón. Sepa aquí sus causas.
En
cualquier tipo de relación humana, es necesario que haya empatía y equilibrio
con las acciones del otro. Sin embargo, si una mujer cree ser la dueña de la
razón, es muy probable que se presenten conflictos relacionados con tales
características agudas de ellas.
La
psicóloga clínica Samanta Oliveira explica que esta conducta está vinculada a
la inseguridad, que estas mujeres sufrieron durante su infancia.
“Es
muy usual que una persona cuando ha sufrido de negligencia afectiva de niña, o
incluso, crecido en un ambiente hostil, tenga este comportamiento”, afirma.
La
persona con este problema acaba proyectando en el otro lo que pertenece a ella,
tomando como una verdad absoluta.
En
estos casos, dice la profesional, ni siempre la misma persona percibe tener este
comportamiento.
Y tomar conciencia de ello envuelve todo un proceso de
autoconocimiento.
En
el caso de ser casada, si la mujer con este problema no alinea su personalidad
expresiva e impetuosa, en algún momento de la relación, tendrá conflictos con
su pareja.
“Una
mujer resuelta, autónoma y de actitud, no necesariamente es dictadora. Es
importante no confundir las posiciones. Es interesante que ella tenga en cuenta
que no debe vivir la vida del otro, que respetar la individualidad y las
decisiones de su pareja son importantes. Así ambos estarán felices al mantener
una relación estable”, sostiene.
Una
mujer que presenta estas conductas, solo tiene la felicidad cuando sus deseos
fueron atendidos.
Muchas veces, afirma la psicóloga, precisa de la aprobación
de los demás para sentirse segura y aceptada.
El cambio
La
personalidad es algo que puede ser trabajado en todo el tiempo. Para ello,
depende de la voluntad de la persona querer trabajar este tema en su vida. “Es
necesario que la mujer se permita hacer ese contacto, para darse cuenta de que
ciertas actitudes tomadas por ella son perjudiciales para sí misma y para sus
relaciones. Y esto es un proceso largo y muy doloroso, que nace desde que el
individuo se ve actuando hasta desconstruir conceptos y rehacer caminos”,
finaliza Samanta. (C.M.)
“Todo individuo
tiene su propia vida, deseos, planes y proyectos”.
Samanta
Oliveira
Psicóloga Clínica
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