Afecta a hombres y
mujeres por igual. La mala alimentación y la falta de ejercicios inciden en su
aparición.
Cuando
las personas comienzan a sentir molestias en el ano, la mayoría, por vergüenza
y un falso pudor, no acuden al médico. Recién lo hacen cuando ven sangre en las
haces.
Para
entonces, la mayoría ya sufre de la enfermedad hemorroidal.
Todos
los seres humanos tenemos hemorroides, que no son más que unos cojinetes venosos
cuya función es ayudarnos a defecar sin molestias.
El
problema con las hemorroides sucede cuando estos cojinetes, localizados en las paredes
laterales del ano, se inflaman.
Entre
los factores de riesgo que ayudan a sufrir de hemorroides están el
estreñimiento, la vida sedentaria, los partos múltiples, la falta de
ejercicios, las cargas excesivas de peso, etc.
Según
el doctor Tomás Borda, dependiendo del lugar dónde se inflamaron los cojinetes,
existen dos tipos de hemorroides: el externo y el interno.
El
interno aparece en la cavidad anal y generalmente no presenta síntomas al no
tener terminaciones nerviosas. En cambio, las hemorroides externas, localizadas
por debajo de la línea pectínea, si son muy dolorosas.
La
señora Rosalvina Nolasco Paredes cuenta que durante ocho años sufrió de
hemorroides internas. “Por causa del estreñimiento y el esfuerzo que hacía
varias veces defequé con sangre”.
El
doctor Borda refiere que las hemorroides internas son las que usualmente
sangran. La externas muy poco.
Tipos
Las
hemorroides se clasifican en cuatro grados o estadios.
El
grado uno presenta simple dilatación y sangrado sin prolapso. En el grado dos
las venas se prolapsan al defecar pero se retraen espontáneamente.
En
el grado tres las venas se prolapsan y solo vuelven a su lugar con ayuda
manual. En el último grado, estas ya no vuelven quedando la mucosa expuesta en
contacto con la ropa interior, lo que ocasiona dificultad para realizar una
buena higiene.
En
esta fase, el ano se irrita, queda húmedo y presenta picazón, rascado, calor local
y probable carcinoma in situ.
El
doctor Tomás Borda señala que las hemorroides de grado tres y cuatro precisan
de cirugía, ya que estos tipos no se curan por si solas.
Diagnóstico
La hemorroide se diagnostica con la realización de
la historia clínica, exploración física general y de la región anoperineal.
Auxiliado de una enfermera, el paciente se acostará
del lado izquierdo, y se iniciará con la inspección de la región perianal
a través del tacto rectal gentil, con el cual se valorará el tono (presión) del
esfínter, la próstata, anexos femeninos y características del conducto anal.
El doctor Borda señala que la rectosigmoidoscopía permite
la visualización de la mucosa recto sigmoidea y del conducto anal. Este
procedimiento permite excluir o confirmar otros padecimientos locales
importantes como fisura anal, absceso perianal, fístula, condiloma, úlceras,
prolapso rectal, proctitis (inflamación de la mucosa rectal), tumores y
dermatitis.
Las
hemorroides no solo afectan a las personas mayores de 40 años, como muchos
suelen pensar.
Hoy en día, por los malos hábitos de vida, los jóvenes también
lo sufren.
Según
el doctor, las hemorroides se han constituido en la enfermedad más común de los
consultorios de los proctólogos.
Nolasco
Paredes revela que fueron años difíciles que le tocó vivir, pues ni las cremas
y pastillas que el doctor le recomendó le ayudaban mucho.
Cansada
de vivir así, Rosalvina se ayudó con su fe al llegar a la Comunidad Cristiana
del Espíritu Santo, para reestablecer su salud.
Hoy,
siguiendo una dieta rica en fibras y no teniendo una vida sedentaria, vive
normal y feliz. (Redacción)
CAMBIO DE HÁBITO
-
Evite estar sentado mucho tiempo
-
Camina 30 minutos diarios. Y si puede haga ejercicios.
-
Bebe ocho vasos de agua
-
Consuma frutas y productos ricos en fibra, como brócoli, linaza, etc.
-
Restringa la comida ‘chatarra’.
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