Afecta a los mayores
de 65 años, quienes pueden poner en peligro su vida al no recodar casi nada.
Con
la edad, suelen aparecer varias enfermedades. Una de ellas, es la demencia
senil, que se caracteriza por la pérdida de la memoria, desorientación,
alteraciones en la coordinación motora, confusión, insomnio, problemas con el
equilibrio, etc.
Debido a la pérdida de memoria, las personas con esta enfermedad suelen olvidar sucesos importantes de su vida, como la muerte de algún ser querido, que están casados o tienen hijos. No es extraño, entonces, que empiecen a preguntar por sus padres o hermanos.
Recordarles
la pérdida de algunos de ellos les genera dolor, por lo que suelen caer en
tristeza o depresión.
La
demencia senil generalmente se presenta a los 65 años, siendo los 80 años la
edad con mayor prevalencia de la enfermedad.
Beatriz
Amado Macedo cuenta que su padre Lucas Amado fue diagnosticado con demencia
senil a los 84 años.
“De
un momento a otro, mi padre comenzó a olvidar los nombres de sus hijos y de las
personas de su alrededor; tenía dificultad para recordar lo que se le decía. En
las noches, no dormía, caminaba mientras hablaba solo, murmurando incoherencias”,
narra.
Según
el doctor Elmer Huerta, estas personas requieren de mucho amor y comprensión de
su entorno familiar y social, ya que los estragos de la enfermedad pueden significar
un peligro para el paciente en el sentido que al no recodarse de ciertas cosas
elementales, descuide su alimentación, aseo personal e incluso olvide donde
vive.
Amado
Macedo revela que con el correr del tiempo su padre se volvió como un niño: caprichoso,
agresivo e inseguro. “Uno tenía que estar pendiente de todo, de lo contrario
podía quedar sin probar alimentos por días”, refiere.
Causas
Si bien la vejez
es el principal factor de riesgo de la enfermedad, esto no significa que la
demencia sea una parte normal del envejecimiento. Igualmente, que la
pérdida de memoria tenga que ver necesariamente con este mal.
Por esta razón, cuando se presenten
los síntomas de la demencia senil es preciso realizar una seria de evaluaciones
para determinar la causa de la enfermedad.
Sin embargo, existen algunas
dolencias que favorecen la aparición de la demencia senil. Así tenemos, según
el doctor Huerta, el Parkinson, la enfermedad
de Huntington (anteriormente
conocida como baile de San Vito), el Alzheimer,
la esclerosis múltiple y los accidentes
cerebrovasculares.
Beatriz
Amado dice que en el caso de su padre, la causa de la demencia fue el
rompimiento de una venita en el cerebro, por eso la recuperación iba a ser
lenta. .
Convivir
con alguien que padece demencia senil no es tarea sencilla, pero sí soportable
si la persona encargada de su cuidado establece una serie de rutinas que han de ayudar al
adulto mayor. Por
ejemplo, hacer que el
paciente reconozca su entorno, evitando los cambios o manteniendo su rutina.
Sin embargo, el exceso de
cuidado sobre el
paciente tampoco es recomendable, en lo posible debe facilitársele algo de
independencia y autocuidado mientras la enfermedad no haya avanzado del todo.
De
acuerdo con el doctor Elmer Huerta, hay que permitirle hacer aquellas tareas
que aún puedan desempeñar. Es importante brindarle apoyo emocional al paciente
y también a quien lo cuida.
Agrega que una
forma de procurar la calidad de vida de los que adolecen de demencia senil, es
generar espacios en los que ellos se reintegren activamente a la sociedad, a
través de grupos de amigos, actividades físicas, etc.
Abrumada
por la salud de su padre, Beatriz Amado, que ya participaba de la Comunidad
Cristiana del Espíritu Santo, decidió luchar por él.
Luego
de varias reuniones y propósitos dentro de la iglesia logró que su padre
recobrara la salud.
Hoy,
con 85 años, Lucas Amado se encuentra bien de salud y feliz al lado de su
familia. (Redacción)
SABÍA
Según
la Organización Mundial
de la Salud (OMS), actualmente 35.6 millones de personas viven
con demencia senil en el mundo. Se calcula que en dos décadas la cifra se
duplicará a 65.7 millones de casos.
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