Más de un millón de
jóvenes entre 15 y 24 años ni estudian ni trabajan. Esto constituye un caldo de
cultivo para la delincuencia y el consumo de drogas.
Juan
Carlos Castro (21 años) fue detenido la noche del 19 de setiembre del año
pasado, cuando salía de una casa, en el Callao, a donde entró a robar.
Consultado
por la prensa, del porqué se dedica a la delincuencia, dio una respuesta
insólita.
“Robo
porque no tengo oportunidades. Porque ya me cansé que ninguna empresa quiera
contratarme”, dijo el muchacho ante la sorpresa de los periodistas, momentos
antes de ser trasladado a la comisaría del sector.
La
respuesta de Juan Carlos sobre la razón que lo lleva a delinquir fue duramente criticada
por el ministro del Interior, José Pérez Guadalupe, quien afirmó que con este
argumento todos los desempleados del país serían delincuentes.
Sin
embargo, un reciente informe del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial
(IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) pareciera contradecir al
ministro.
Según
este estudio, en el 2015 una buena parte del millón 30 mil jóvenes entre los 15
y 24 años que ni trabajan ni estudian en el país, conocidos también como
‘ninis’, estarían vinculados a problemas como la delincuencia, la drogadicción
y la desigualdad.
La
hipótesis de la CCL se basa en que en las 3 regiones donde se registran las
mayores tasas delictivas por cada 10 mil habitantes, es decir, Tumbes, Callao y
Lima, según datos del INEI al 2014, allí precisamente se concentra el mayor
número de ‘ninis’.
De
acuerdo con la CCL, en Tumbes vive el 28,4% de ‘ninis’; en el Callao, el 27,9%;
y en Lima, el 25,6%.
Otras
regiones con un buen número de estos jóvenes son Ica, San Martín, Arequipa y
Tacna.
¿Tiene razón la
CCL?
Ismelda
Rodríguez, psicóloga de Cedro, considera que no hacer nada por la vida te
genera problemas emocionales, como depresión, ansiedad y hasta tener conductas
desadaptativas, como el hecho de consumir drogas, alcohol, e incluso robar y
pertenecer a una banda de sicarios.
Cuando
los jóvenes pasan por situaciones de esta naturaleza, la tristeza y la
depresión los conlleva a querer violentar a los demás, ya sea de manera
emocional o física.
Si
bien el informe de la CCL no señala el tipo de hogar de estos ‘ninis’, diversos
estudios de Cedro y de Devida afirman que la mayoría de los jóvenes con los
problemas que describe la CCL provienen de familias disfuncionales.
Vivir
en un hogar lleno de problemas genera en el joven inestabilidad emocional, que
lo lleva a no saber que querer en la vida. En estas circunstancias, afirma la
psicóloga de Cedro, es usual que el joven no sepa si estudiar o trabajar. Si
opta por estudiar, es muy probable, que no lo termine. Y si decide trabajar, es
más seguro que no le vaya bien, porque carece de las habilidades y capacidades para
cumplir con la responsabilidad laboral encargada.
“Al ver que no tiene posibilidades, terminará decidiendo no hacer nada. Y para
poder vivir, robará un celular o cualquier cosa que esté a su alcance”, afirma
Rodríguez.
Federico
Tong, psicólogo social, si bien reconoce que la desocupación en la que están
estos jóvenes constituye un caldo de cultivo para delinquir y consumir drogas,
deja claro que no necesariamente la falta de oportunidades lleva a un joven a
tener este tipo problemas.
Según
este profesional, para que una persona caiga en la delincuencia deben darse
varios factores.
Así tenemos, por ejemplo, que además de la falta de
oportunidad laboral y de formación, debe sumarse la carencia de programas de
participación juvenil, y el rol activo de las bandas delictivas para captar y
formar jóvenes en situación de riesgo, con la promesa del dinero fácil.
¿Qué hacemos?
Ismelda
Rodríguez, de Cedro, sostiene que las autoridades deben entender que los
jóvenes no son el futuro sino el presente. Por lo tanto, requieren de más
oportunidades laborales y académicas, como de espacios para poder expresarse.
En
esta tarea, dice Federico Tong, los empresarios también deben participar
dedicando parte de sus recursos en apoyar programas que promuevan a la juventud,
además de convocarlos, para que puedan iniciarse en el mundo laboral.
Para
que la llamada responsabilidad social empresarial se fomente en todo el país, Tong
exhorta a las autoridades a dar facilidades tributarias a los empresarios y
revisar la ley laboral vigente.
“La
cifras dadas por la CCL están claras. Hay un problema social que el Estado en
su conjunto debe solucionar, y cuanto más antes lo haga, será mejor”, afirma el
psicólogo social. (Redacción)
“El
joven requiere de empleo, pero no cualquier empleo, sino el formal, que le
permita estar en planilla, para tener crédito y seguro de salud”.
Mario Mongilardi.
Presidente
de la CCL.
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