De la antigua “Ciudad de los Reyes”, hoy casi queda muy poco. La fuerte migración que sufrió a partir de la década de los 60 la ha convertido en una “urbe de todas las sangres”, cuyos habitantes aún están en busca de redescubrirse
Con una revocatoria en marcha de su primera autoridad edil, la capital del Perú se apresta este 18 de enero a celebrar sus 477 años de fundación. Para ello se vienen preparando una serie de actividades musicales, teatrales, culturales y deportivas para tal ocasión.
Mirar esta vieja ciudad que desde hace algunos años viene adaptándose a la modernidad, es tener presente que esta Lima donde ahora se matizan todas las sangres, todos los colores, sabores, del mestizaje, de todas las tradiciones, las culturas y costumbres donde se reúnen todas las expresiones de nuestro Perú profundo, aún está tratando de redescubrirse.
Recién a estas alturas del siglo XXI, aún no la terminamos por conocer en su diversidad mestiza, emprendedora, cosmopolita, caótica, virreinal, complicada, andina, amazónica.
Esta Lima mazamorrera está aquí, como también la del cuy chactado, la de la cecina con tacacho, la de los pagos a la Pachamama y la danza de tijeras, las diversas manifestaciones y expresiones del folclore y tradición de los más diversos y recónditos pueblos de nuestro amplio país, donde los artesanos selváticos elaboran collares con escamas de paiche y huayruros, no cerca del río ni embelesados con el exuberante verdor, sino en medio del arenal de la periferia más pobre.
Esta mixtura de razas que hoy reina Lima fue posible a la fuerte migración que hubo durante la década de los 50, 60 y 70. Producto de la llegada de miles de provincianos, el 60% de su población son hijos y nietos de esos migrantes que llegaron a esta ciudad en busca de un futuro mejor.
Es el caso, por ejemplo, de Luís, quien llegó a la capital cuando aún tenía 17 años para realizar sus estudios universitarios. Con mucho sacrificio y valor Luís como tantos jóvenes provincianos lograron abrirse caminos en la otrora Ciudad de los Reyes, convirtiéndose con el pasar de los años en un nuevo limeño, en un capitalino adoptado. “Lima nos atrapó y deslumbró, pero también para no extrañar demasiado a nuestra tierra, algunas costumbres (en folcklore, gastronomía, y fiestas patronales), las encontramos también aquí en muchos de los asentamientos humanos que empezaron a poblarse en la periferia de Lima a partir de los 70 y 80´s”, nos cuenta Luís, profesional y padre de familia que actualmente tiene 46 años de edad.
De acuerdo con algunos estudios, solo 1 de cada 10 habitantes de sus nueve millones es “limeño” de más de tres generaciones. Es así que Lima se ha convertido como diría José María Arguedas, en una capital de “Todas las sangres”.
Según el sociólogo Santiago Alfaro, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el “nuevo limeño” sería la cuarta generación de los migrantes de Lima. Es joven y reconoce que tiene un origen provinciano; sin embargo, se diferencia por las costumbres. “Tiene una identidad más urbana. Es apolítico y tiene pocos prejuicios. Este “nuevo limeño” ha descentralizado Lima, la ha convertido en una ciudad policéntrica”.
Para Alfredo Torres, de Ipsos Apoyo Opinión y Mercado, ahora existe un limeño de segunda generación que está ligado a las actividades de la gran ciudad. Es un limeño integrador de la cultura andina y de la cultura costeña. “Es trabajador, empeñoso y ambicioso, en el buen sentido del progreso. Esto se ve reflejado en los diversos centros comerciales que abundan en los conos de la capital. Uno de sus lugares favoritos, que elige para pasarla con toda su familia, es el Centro de Lima”, dice.
Unos de aquí otros de allá, todos en un mismo espacio geográfico aportando a la vida nacional. Ciudad de todas las sangres y de todas las lenguas. Nuestra capital es un Perú en chiquito, un pequeño planeta que ha crecido desordenada y caóticamente, en gran parte por la falta de diálogo entre las diferentes cosmovisiones, tradiciones y costumbres que la pueblan pared o estera de por medio. Una urbe que ha empezado a integrarse y a seguir el natural proceso de mestizaje de sus vecinos y vecinas, y ojalá hacia un proceso de construcción de la integración de una identidad en toda su diversidad.
Lima está aquí y en este 477 aniversario de fundación hispana, se alista para celebrar un año más de existencia.
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