Diego no violó a nadie, pero fue acusado como si fuera un verdadero profanador de la libertad sexual. A sus 17 años embarazó a Jeffely, quien tenía 16 años en ese momento y con quien tiene un hijo actualmente. Ambos, unidos por los fuertes lazos del amor, asistían alegremente a los controles pre natales de Jeffely en el centro de salud más cercano a sus domicilios, velando de esta forma para que su futuro hijo nazca y se desarrolle de acuerdo a los parámetros saludables exigidos. Sin embargo, el joven Diego no solo encontró ayuda médica en dicho centro de salud, sino que se llevó a casa una denuncia por violación sexual.
“Fue el susto de mi vida. Lo primero que pensé fue en no ir a la cárcel”, señaló Diego a un programa de televisión. En él, Diego narraba como el médico que atendió a su pareja, cumpliendo con la ley general de salud, dio aviso a las autoridades cuando se enteró que ellos eran menores de edad y que no solo habían mantenido relaciones sexuales, sino que, además, Jeffely estaba embarazada, teniendo aún unos precarios 16 años.
“Yo creo que si dos personas se quieren, no hay ningún problema en que se dé las relaciones sexuales. Lo que tenemos que hacer es cuidarnos, porque un bebé es mucha responsabilidad. Pero yo no estoy de acuerdo con que se penalice este tipo de acciones entre adolescentes, porque me llevé un susto tremendo, creyendo que iba a tener que dejar sola a mi pareja y a mi hijo”, afirmó el adolescente.
Si bien los menores de edad no están ni física ni emocionalmente listos para mantener relaciones sexuales ni mucho menos formalizar una familia estable, también es de conocimiento público que existen muchachos responsables y consecuentes con sus actos, que sí asumen su responsabilidad con firmeza, la misma con la que decidieron iniciar su vida sexual.
“Actualmente yo ayudo a mi pareja con la manutención de mi hijo, no solo porque así me lo ordena la Fiscalía, sino porque soy consciente de mis actos y quiero sacar adelante a mi familia. Además, la Fiscalía me dijo que si no le pasaba la manutención a mi pareja me iba a ir a la cárcel. La verdad, a ella y a mí nos da miedo vivir juntos, porque cualquier cosa podría pasarnos. Por eso, mi pareja y yo hemos decidido, primero, cumplir la mayoría de edad para luego juntarnos bajo un mismo techo, porque actualmente es muy peligroso”, refirió el muchacho ante la cámara de televisión.
Polémica ley
Historias como las de Diego y Jeffely se repiten a diario a lo largo de nuestro país. Ante este tipo de hechos, la Comisión de la Mujer y Familia del Congreso, presidida por la parlamentaria fujimorista Luisa María Cuculiza, aprobó por unanimidad un proyecto de ley que propone la despenalización de las relaciones sexuales entre adolescentes cuyas edades oscilen entre los 14 y 18 años. La norma propone eliminar el inciso 3 del artículo 173 del Código Penal, que sanciona como delito de violación sexual, en el caso de que la víctima tenga entre 14 y 18 años, con una pena privativa de la libertad no menor de veinticinco ni mayor de treinta años de cárcel.
“No seamos hipócritas. Yo no estoy diciendo que se utilice el sexo como deporte, ni mucho menos. Si dos adolescentes se quieren, se van a querer siempre. ¿Quién los va a separar? Nadie. Otra cosa es que te violen, otra cosa es que te acosen, son cosas muy diferentes”, indicó la legisladora Cuculiza, a un medio local.
Un punto de vista similar a la legisladora lo tiene también el doctor José Daniel Rodríguez Robinson, del Estudio Linares, quien se mostró a favor del polémico proyecto de ley, afirmando que tanto en el Código Penal de 1924 vigente hasta el 25 de abril de 1991, como el Código Penal promulgado mediante decreto legislativo 635 desde el 26 de marzo de 1991, no se sancionaba penalmente las relaciones sexuales consentidas entre un adolescentes de 14 años y 1 día y una persona de 18 años o más, pero que “lamentablemente, por la Ley 28704 promulgada sin mayor fundamento el 05 de abril del 2006, se estableció que el ejercicio de la libertad sexual se adquiriera recién a los 18 años de edad, que, a mi criterio, era una barbaridad jurídica que lamentablemente venia del Congreso y cuya exposición de motivos de esta norma nunca fue divulgado ni sustentado”, sostiene el Dr. Rodríguez.
“Penalizar no sirve”
Las voces de apoyo a este proyecto que ha levantado a los sectores conservadores de nuestra sociedad, también están viniendo de las Organizaciones No Gubernamentales, como es el caso de PROMSEX (Centro de Promoción de Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos).
De acuerdo con Beatriz Ramírez, Responsable de Incidencia Jurídica de esta organización, el proyecto aprobado en la Comisión de la Mujer y Familia del Congreso es bueno por dos razones específicas: Primero, porque despenaliza lo que es consentido. Y segundo, porque este proyecto pone candados para evitar cualquier situación de abusos. “Ya era hora que se abordara este tema de manera seria, porque la actual ley durante los siete años que tiene de vigente nunca logró evitar que los menores de edad tengan relaciones sexuales y las señoritas queden embarazadas y puedan formar hogares a partir de eso. Por ello considero, que lo mejor era sincerar la realidad y, más bien, promover programas de educación sexual integral para que se haga lo que todos queremos que es la de retrasar las relaciones sexuales al máximo posible. Nadie quiere que niñas y adolescentes sean padres o madres a tan temprana edad”, sostiene la responsable.
Respecto a los que aún piensan que con este proyecto se estaría dando carta libre a los abusadores sexuales, Ramírez refiere que la norma contempla que si los padres consideran que alguna persona se ha aprovechado de cierta vulnerabilidad emocional en su hija, tienen toda la potestad de pedir una investigación judicial que determinará si, en efecto, dicho sujeto se aprovechó del estado voluble de la menor para convencerla de tener relaciones sexuales; “si el resultado es positivo, será sancionado, sino será absuelto”, afirma la especialista.
“Aquí nadie quiere trabajar en contra de los menores. Nosotros creemos que hay argumentos suficientes para decir que, si esta norma se aprueba, las cosas serían mejores para ellos, porque la penalización de las relaciones sexuales entre menores no ha logrado que se retrase el embarazo adolescente. Penalizar no sirve. Hay que invertir en educación sexual integral, en consejería, en relaciones familiares más sanas, para que los padres puedan aconsejar mejor a las y los adolescentes y logren su confianza. En eso hay que invertir, pero poner la etiqueta de “delincuente” a un muchacho solo por tener relaciones sexuales no es la mejor manera para lograr que los chicos sean más felices”, sostiene Beatriz Ramírez.
Mientras tanto, ¿el polémico proyecto realmente logrará hacer que en un futuro tengamos menos niñas embarazadas? Solo el tiempo lo dirá. Lo que sí está claro, es que la norma vigente no está funcionando y que urge ver, desapasionadamente, este caso.
Señores:
ResponderEliminarEl caso de Diego y Jeffely es inventado. No existen menores de edad ni acusados de delito penal ni amenazados de ir a la cárcel porque a un menor de edad no se le puede aplicar el Código Penal!!!! Esto lo sabe cualquier estudiante de derecho pero no la Sra. Cuculiza que al parecer a despedido a sus asesores jurídicos.
Por supuesto que esta ley desprotege a los menores frente a violadores porque ahora la víctima tendrá que probar que el acto sexual no fue consentido. Proxenetas y pedófilos están de suerte porque van a usar esta norma para reclutar adolescentes sin riesgo a las consecuencias.
Si hubiera un caso como el "del responsable Diego" de su historia, lo que debe hacer es casarse. El código civil lo autoriza con el permiso de los padres. Incluye a los padres para que haya garantía de seriedad.