jueves, 16 de junio de 2011

Ser lírico implica sacrificio y fe

El tenor lirico Rafael Cavero cuenta que nadie le regaló la fama que hoy ostenta. Dice que a pesar de las dificultades que pasó nunca se desanimó. Manifiesta ser un admirador de Juan Diego Flores


-¿Cómo así entrastes al mundo de la ópera lírica?

-Fue gracias a mi familia ya que ellos siempre me inculcaron la cultura. Además recuerdo que desde pequeño escuchaba al “Zambo” Cavero y a Luciano Pavarotti, pero recién cuando fui más grande me di cuenta de los diferentes sonidos que tenían, es allí donde me entró el bichito de la música.

-¿Qué edad tenías cuando vistes tu primera ópera?

- A los Siete años ya estaba bien sentado viendo la ópera “Aida” de Giuseppe Verdi, que dicho sea de paso fue la que me ayudó a decidir entrar a este mundo artístico en la que ya llevó casi toda mi vida.

-¿En qué edad te convertiste en profesional de la lírica?

- Cuando tenía 18 años lo tomaba como un hobby pero posteriormente, o sea en el año 2000, decidí hacerme profesional, eso quiere decir que a los 20 años ya tenía pensado que hacer de mi vida.

-¿Qué locuras hiciste para lanzarte en tu sueño de convertirte en el gran lirico que eres ahora?

- (Ríe) Vendí parte de las acciones que tenía en la peña “Del Carajo” y con esa plata me fui a los Estados Unidos para indagar la posibilidad de estudiar lírica. Fue allí que un amigo que estudiaba en la Universidad de Columbus Giorgia me dijo para presentarme en un programa de canto en aquel centro de estudios, felizmente salí ganador y automáticamente me concedieron una beca muy importante que es la “Wuddroff Awar”, que es otorgada por la Fundación Coca-Cola, pero la realidad fue otra.

-¿A qué te refieres?

-Que el hecho de que exista una súper estructura no te garantiza un buen maestro, eso fue lo que me paso a mí. En vez de ir progresando iba retrocediendo a un nivel nunca antes visto, tanto así que tuve la perdida de “matices vocales”. Por eso decidí irme a Italia donde conocí a un verdadero profesor de la lirica.

-¿Ese fue el momento más crítico en tu carrera?

- Si, incluso llegue a estar afuera de los escenarios durante dos meses por una mala emisión, eso quiere decir que forcé mi voz a niveles no recomendables para mí.

-¿En qué momento te das cuenta que un cantante de lírica está sufriendo?

-Cuando hay un dolor en la garganta o ronquera en la voz, esos son factores que uno ve que algo no está bien. Es allí donde el estudiante debe tener mucha calma y paciencia para no desesperarse. Porque si fuerzas tu voz puedes perder tus cuerdas vocales y eso es muy triste para alguien.

-¿Qué tan difícil es ser lirico?

-Es mucho sacrificio y fe ya que es necesario varias horas de ensayo, pero lo primordial es que debes tener el don del canto, o sea el material vocal para que el maestro pueda trabajar esa voz, sino lo tienes, lo más seguro es que no podrás progresar.

-Con todo lo que te pasó, ¿no pensastes en tirar todo por la borda y regresar al Perú?

-No, porque cuando tú tienes un sueño debes cumplirlo, además Dios sabe porque pasaron esas cosas. Lo bueno de todo esto es que conocí a un gran maestro y es peruano, Saverio Suarez-Ribaudo, que ya estaba cantando varios años en el Teatro Nacional de Munich y ya me conocía por referencia, es así que me invitó a Alemania donde perfecciones mi voz a niveles increíbles, gracias a él soy lo que soy.

-¿Qué concepto tienen del tenor Juan Diego Flores?

- Maestro, no hay palabras para describir su calidad y profesionalismo. Cuando uno lo escucha se queda pasmado desde principio a fin, yo me siento muy orgulloso de él cuando lo veo en el escenario porque es un peruano muy respetado en tierras lejanas.


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