Desde hace tres años hay más niños y adolescente que se suicidan. La mayoría de ellos provienen de familias humildes donde la violencia, el alcohol y las drogas son cosas muy comunes. Lo más preocupante de esta realidad, es que el Minsa solo invierte el 0,5% de su presupuesto para la salud mental de las personas.
Agobiado por una depresión sentimental, un adolescente de 16 años intentó acabar con su vida luego de ingerir un potente veneno, en el distrito de José Leonardo Ortiz, provincia de Chiclayo, Lambayeque.
Se trata del menor de iníciales J.R.L, quien fue trasladado de emergencia al Hospital Las Mercedes para los lavados gástricos necesarios.
El adolescente contó a los galenos que atravesaba problemas con su enamorada y en un momento de depresión tomó la decisión de acabar con su vida ingiriendo un potente veneno para roedores. Sin embargo, sus familiares se percataron del hecho y lograron salvarlo.
Al igual que este menor, muchos niños y adolescentes en los últimos años se vienen suicidando ante la imposibilidad de enfrentar con éxito los diversos problemas que se les presentan en la vida.
Es así como en el 2010, unos 48 menores de edad se suicidaron. Y si bien el 2011 esta cifra bajó a 43, el año pasado se elevó a 56. Mientras tanto el número de niños y adolescentes que quisieron matarse entre el 2010 y 2012 bordeó los 300.
Estas cifras en el país muestran un problema serio de salud pública. Y es que si bien el número total de suicidios se redujo en los últimos tres años, la tasa en niños y adolescentes pasó del 12% en el 2010 al 18% en el 2012. En solo dos años el número de suicidas menores de edad se incrementó en 6 %.
Esta realidad que debiera preocupar a las autoridades de turno nos lleva a la siguiente pregunta, ¿qué está pasando con nuestros niños y adolescentes?
Para el psiquiatra Freddy Vásquez son muchas las razones qué explicarían esta situación. Por un lado están los chicos de siete a 12 años quienes vienen siendo sometidos a mucha violencia física y psicológica en el seno de sus hogares, así como en el colegio donde son objetos de “bullying” por parte de sus compañeros. Y por otro lado, tenemos a los jovencitos de 14 y 17 años quienes no saben enfrentar las desilusiones amorosas.
A diferencia de los adultos, los niños y adolescentes tienen menos capacidad para enfrentar la presión. Ello se refleja en el imperio de las redes sociales. La popularidad se torna un requisito perverso y fundamental en los círculos más jóvenes. “Además, muchas veces los medios de comunicación, como la televisión, glorifican ciertas imágenes, lo mismo ocurre con algunas páginas de Internet”, explica Vásquez.
Por su parte, el doctor Martín Nizama señala que esta realidad es producto del tipo de sociedad en que vivimos. “Actualmente ya no existen valores, los chicos crecen sin un sentido de vida, están más pegados a lo material que a lo espiritual”, dice Nizama.
Pobres son los que más se suicidan
De acuerdo con un informe de la Policía Nacional de diciembre del 2011, los distritos de San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo, Comas y Ate registran un mayor número de suicidios. ¿Por qué? Según el doctor Vásquez, debido a las carencias económicas en la que viven estos jóvenes ellos están más emparentados con el consumo del alcohol, sustancias prohibidas así como con los castigos físicos, situación que los hace más vulnerables a caer en la depresión y por ende a pensar en el suicidio como una salida a sus múltiples problemas.
Ahora son las mujeres
Hasta hace poco eran los hombres quienes más se suicidaban en el país. Las estadísticas hablaban de dos a tres varones por cada mujer. Sin embargo, esta realidad hace dos años comenzó a cambiar. En las datos del 2012, por ejemplo, de los 56 casos de suicidios de niños y adolescentes que se registraron ese año, 34 correspondieron a mujeres.
A decir del doctor Martín Nizama, el rol cada vez más preponderante que va teniendo la niña en el seno del hogar, como por ejemplo cuidar al hermanito menor o preparar la comida de la casa, está haciendo que ella sufra de estrés. “Esto sumado al castigo que sufre la chica sino hace bien las cosas, serían las causas del aumento del suicidio entre las menores de edad”, dice el psiquiatra.
Depresión adolescente
¿Cómo darse cuenta de que un menor pasa de la simple tristeza a una profunda depresión?
“No existe un patrón definido”, responde Vásquez.
El especialista sostiene que “cuando se corta la comunicación de los padres con los hijos y estos asumen que los hijos lo saben, entonces ahí empieza la peor pesadilla”. Vásquez conoce historias de padres que nunca se enteraron de que sus hijos atravesaban por una depresión o que se les pasaba por la cabeza ideas de suicidio. Ignoraban que sus hijos sufrían. Los silencios eran, en realidad, ruidos.
Según el doctor Nizama, mientras en los adultos tú puedes darte cuenta que pasan por algún problema debido a una serie de síntomas, en los menores de edad ello no es fácil de detectar. Esto debido a que los chicos aparentan no tener ninguna dificultad, inclusive puedes verle jugando y hasta sonriendo sin imaginar que en el fondo llevan un profundo sufrimiento.
Esta situación en la que viven los chicos se ve reflejada en un estudio del Ministerio de Salud. Según este organismo, el 20% de la población escolar sufre de algún tipo de depresión. Realidad que se agrava cuando vemos que los presupuestos de los centros educativos no alcanzan para fortalecer las áreas de psicología. “En muchos colegios ni siquiera cuentan con psicólogos, y donde sí los hay sus oficinas no están adecuadamente implementadas”, dice Vásquez.
Aunque no es fácil detectar si un chico está deprimido, existen algunas señales que nos podrían decir que algo tienen.
De acuerdo con el psiquiatra Freddy Vásquez, si el niño o adolescente se retrae, se aísla, no se integra a un grupo, no juega con sus compañeros y se queda dormido en clases, es que algun problema tiene, por tanto llévelo de inmediato a un especialista.
Indiferencia estatal
Hace 20 años el doctor Vásquez viene trabajando para llamar la atención de las autoridades sobre este problema social. Sin embargo, como él mismo lo reconoce existe poco interés de los gobernantes de turno para abordar con eficiencia este tema porque consideran que hay cosas más importantes, como el dengue, por ejemplo. “Escuchado a más de un funcionario decir, solo son 56 suicidios de niños y adolescentes. Pensar así, es ser negligente”, sostiene el especialista.
Actualmente el Minsa del 4% de su presupuesto solo invierte en salud pública mental el 0,5 %. Una ínfima suma que debería llamarnos a la reflexión. (RVC)
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