Lo que era una fiesta deportiva se convirtió en una tragedia. La insania, probablemente terrorista, no solo hirió y mató atletas sino también inocentes niños.
Daniela Helena estuvo a pasos de la meta final cuando escuchó una explosión. Ella vio cuerpos que salieron volando, vio una pareja de niños que parecían muertos, vio personas sin piernas.
“Cuando los cuerpos cayeron cerca de mí, pensé: ‘¿estoy quemándome? Quizás estoy quemándome y no lo siento”, dijo Helena. “Si exploto, probablemente no lo sentiré”.
Ella miró adentro del Starbucks que estaba a su izquierda. De ahí parecía provenir el bombazo. “Fue escalofriante. Tú mirabas hacia dentro y sabías que había cien personas pero no veias signos de movimiento” dijo la muchacha de 27 años.
Helena rápidamente se dio cuenta que los bombazos eran parte de una especie de ataque. Comenzó a pensar dónde podría ocurrir la siguiente explosión. Finalmente, corrió al hotel donde se iba a encontrar con su novio y familia luego de la carrera.
Roupen Bastajian fue otro de los corredores que tuvo suerte de salir ileso del atentado.
Este patrullero estatal y Marine de los Estados Unidos cuenta que al momento de la explosión lo primero que observó fue gente sin piernas.
“Todo era sangre Había sangre por todas partes. Había huesos, fragmentos. Fue terrible”, refiere.
En medio del caos, las autoridades mandaron a los corredores y a los mirones al área designada para los familiares que esperaban a sus seres queridos al final del circuito. Era un lugar donde siempre había orgullo, abrazos cariñosos y un descanso merecido. Pero este lunes se convertía en un lugar de terror, mientras la noticia del ataque se extendía por el público, mientras la gente esperaba por alguna explicación. Una mujer, de pronto, se lanzó hacia la calle acordonada y gritó sobre el ambiente ruidoso: ¡Lisa, Lisa”.
Algunas personas vieron las explosiones como nubes de humo blanco. Para otras pareció naranjo.
Grupos de corredores, incluyendo a una hilera de mujeres vestidas de rosado y colores neón y un hombre con un cortavientos rojo, caminaron lento alrededor de la escena del ataque, como si no estuvieran muy seguros de lo que estaban viendo. Otros se detuvieron en la mitad de la calle, confundidos y asustados. Y los más avispados, dieron la vuelta y corrieron rápidamente por donde venían, solo que un poco más rápido.
“Es irónico que justo cuando logras terminar una maratón quieras comenzar a correr de nuevo” dice Sarah Joyce, una joven de 21 años que justo había terminado su primera maratón cuando escuchó el bombazo.
Niños los más afectados
De los 3 muertos y 176 heridos que hasta el momento ha dejado el atentado en Boston, lamentablemente hay 24 niños afectados.
Según el director del programa de trauma del Hospital Infantil de Boston, David P. Mooney, a la muerte del menor Martin Richard (8), otros 15 niños resultaron con lesiones importantes y dos de ellos tienen heridas de gravedad.
“Los niños más gravemente heridos tenían municiones y clavos incrustados en sus cuerpos, objetos que aparentemente fueron embalados en los artefactos explosivos”, dijo Mooney en declaraciones publicadas por un diario estadounidense.
Los que más preocupan son una niña de nueve años de edad, que perdió una de sus piernas, y un niño de 10 años, que sufrió profundas heridas de metralla en las piernas. “Ellos necesitarán varias cirugías para recuperarse de sus devastadoras lesiones”, dijo Mooney.
Hubieron otros
El atentado de Boston no es el único que ha acontecido durante una competencia deportiva. La historia registra por lo menos unas 16, siendo la más grave la ocurrida en la Villa Olímpica durante los Juegos Olímpicos de Múnich (Alemania) el 5 de setiembre de 1972. Ese día el grupo terrorista palestino “Septiembre Negro” mató a dos miembros del equipo israelí además de tomar como rehenes a otros nueve.
Dos días después, durante la operación llevada a cabo por la policía alemana para rescatar a los secuestrados, los nueve rehenes fueron asesinados y murieron cinco terroristas, un policía y el piloto de helicóptero que el comando terrorista pretendía utilizar para huir. (Agencia)
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