La violencia
sexual es una lacra que aún no puede ser erradicada del país. A pesar que las
penas son altas, cada año, miles de niñas son abusadas, generalmente por
alguien allegado a la familia.
A
sus 11 años, Pilar ya conoce el lado malo de la vida. Desde hace un año, su
padre, John Froilán, la abusa sexualmente cada vez que llega ebrio a su casa.
Gracias
a los vecinos que oyeron los gritos de la niña, este depravado sexual fue
detenido por la policía este último 30 de junio, cuando se alistaba para salir
de su cuarto, localizado en el Asentamiento Humano Virgen de Fátima, en San
Juan de Miraflores, donde vivía al lado de sus dos hijos.
Frente
a los efectivos policiales, John dijo sentirse arrepentido, y que desde hace un
año vive solo con sus hijos luego de separarse de la madre de ellos.
Una
historia parecida la vivió Rosita, luego de cumplir nueve años. Aprovechando
que su mamá llegaba tarde los viernes y sábados, su padrastro comenzó a tocarle
sus partes íntimas, sobre todo cuando llegaba borracho.
Durante
año, Rosita no se atrevió a contarle nada a su mamá por miedo, ya que fue
amenazada por su padrastro. Sin embargo, un día se armó de valor, luego que
este quiso penetrarla.
Ante
la policía, Fabiola, madre de Rosita, confesó que su hija en los últimos meses
había cambiado su carácter, de alegre y juguetona, que siempre había sido, para
convertirse en colérica y retraída. “Pensé que esos cambios se debía a su edad, pero nunca me imaginé que fuera
porque mi conviviente, que siempre se mostró cariñoso y atento con nosotras, la
estaba tocando”, contó.
Así
como Pilar y Rosita, en el Perú miles de niñas, y también niños, son abusadas
sexualmente.
De
acuerdo con el Ministerio de la Mujer, el año pasado 4.482 menores de edad
sufrieron de violencia sexual. De esta cifra, 3.982 fueron niñas y 500 niños y
adolescentes.
En
ese año, Lima fue el departamento que registró los mayores casos de violencia
sexual (1.478). Le siguieron Junín (349 casos) y La Libertad (299 casos). (Ver
mapa)
Un
hecho que preocupa a los defensores de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes, es que cada año el número de menores de edad violentados
sexualmente va en aumento.
Luego
de una pequeña reducción de estos casos en el 2009, 2010 y 2011, estos se volvieron
a disparar en el 2012, y desde ese año no han dejado de incrementarse. (Ver
cuadros)
Para
combatir este problema social que afecta a los más vulnerables de la familia,
el Congreso elevó las penas con el fin de persuadir a los agresores. Sin
embargo, al igual que sucede en el feminicidio, vemos que estas no han dado
resultados. Entonces, ¿en qué se falló? Según el doctor Carlos Villarroel,
Comisionado de la Adjuntía para la Niñez y la Adolescencia de la Defensoría del
Pueblo, ningún hecho delictivo se soluciona únicamente con recurrir al Derecho
Penal, y el mejor ejemplo, dice, lo tenemos en el delito de robo, que a pesar
de haber sido modificado en innumerables ocasiones, todavía existe en nuestro
país.
Lo
mismo ocurre, agrega, con la violación sexual del menor de edad, cuya pena también puede
llegar a cadena perpetua, como en el delito anterior, pero esto no parece ser
una medida idónea para impedir su comisión, porque se siguen dando casos de
violaciones contra menores de edad.
Para
Villarroel, la solución pasa por afrontar el problema de manera integral, a
partir de la adopción de acciones preventivas, disuasivas y rehabilitadoras.
Por
su parte, el juez del Segundo Juzgado de Familia de Ucayali, doctor Tulio
Bermeo, considera que este problema social también persiste porque las
autoridades no cumplen con el Plan Nacional de Violencia contra la Mujer
2009-2015 y con el Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia
2012-2021, donde se contemplan una serie de estrategias para abordar de manera
integral este tema.
Según
Bermeo, el incumplimiento de estos planes o estrategias se explica muchas veces
por la desidia de las autoridades de visibilizar este problema social, debido a
que prefieren tratar otros temas que concitan el interés público y que tienen
cabida en los medios de comunicación, como es el caso de la inseguridad
ciudadana y el problema del transporte.
De
acuerdo con el doctor Bermeo, para abordar con eficiencia este tema requerimos
que la familia, la escuela y las autoridades asuman el rol que le corresponden,
“no mañana, sino hoy”.
Si
bien existen otros problemas que preocupan a la ciudadanía, el representante de
la Defensoría del Pueblo advierte que si hoy no se toma consciencia de la
situación de vulnerabilidad a la que está expuesto el menor, en el futuro es
muy probable que se tengan más delincuentes cometiendo una diversidad de
delitos.
En
efecto, de acuerdo con un estudio del Ministerio Público, la mayoría de los
violadores, delincuentes, alcohólicos y drogadictos adultos sufrieron de niños
agresiones sexuales, físicas y psicológicas, que al no haber sido tratados
oportunamente terminaron marcándolos de por vida.
Para
el doctor Villarroel, cuando se logré que las autoridades tomen consciencia de
este tema, se
podrán desarrollar presupuestos adecuados para financiar las actividades contra
la violencia sexual de menores de edad. Fortalecer la labor preventiva de los
comités de tutoría y orientación educativa del Ministerio de Educación, y
reducir en el procedimiento de justicia por violación sexual los efectos de
revictimización en las niñas, niños y adolescentes.
Mientras
no se aborda el tema de las violaciones sexuales a menores de edad de manera
global, y exista una voluntad de parte de la sociedad para desterrar esta
lacra, más niñas, niños y adolescentes en el país seguirán siendo víctimas de
estos depravados. (Redacción)
SEPA
San Juan
de Lurigancho en el 2014 fue el distrito que registró el mayor número de casos
de violación sexual a menores (135). Le siguió Villa el Salvador (125) y San
Martín de Porres (90).
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