Muchos creemos que
la artritis reumatoide es un mal que está asociada a la vejez, pero no es así.
En la presente nota, te explicamos el porqué.
Carmen
tiene 41 años, y desde hace algunas semanas los dedos de su mano derecha
comenzaron a estar rígidas, sobre todo en las mañanas. Ella asoció este
malestar al hecho de haber practicado durante años vóley, sin embargo, a pesar
de tomar calmantes, el dolor continuó.
En
un principio ella pensó que fuera artrosis, pero grande fue su sorpresa cuando
el médico le dijo que tenía artritis reumatoide.
Al
igual que Carmen, Verónica también quedó sorprendida cuando en la clínica le
dijeron que el dolor de su rodilla era causada por la artritis reumatoide.
En
el caso de Verónica, su malestar se inició a los 36 años, meses antes de viajar
a España para hacer un doctorado.
A
pesar de lo que se cree, esta enfermedad no ataca solamente a las personas de
la tercera edad, también afecta a los más jóvenes, como fue el caso de Carmen y
Verónica.
Según
el doctor Carlos Glave, reumatólogo, no se conoce la causa exacta de esta enfermedad, aunque se sabe que
en su desarrollo convergen factores genéticos y medioambientales. Una de ellas
es el tabaquismo. “Por alguna razón, que no queda claro, el sistema
inmunológico ataca por error las células del tejido sano de la membrana
sinovial, que es el tejido que recubre la articulación, haciendo que estas se
inflamen”, dice el galeno.
Glave
agrega que si el proceso inflamatorio no se detiene, el cartílago y el hueso
circundante de la circulación se dañan.
De
acuerdo con el doctor Tomás Borda, además de comprometerlos dedos de las manos,
también afecta a las rodillas, los tobillos y la cadera.
“La
enfermedad a menudo comienza de manera lenta, con síntomas como dolor articular
leve, rigidez y fatiga”, sostiene Borda, quien agrega que con el tiempo las
articulaciones afectadas pueden perder su rango de movimiento y volverse
deformadas.
Un
dato a tomar en cuenta sobre esta enfermedad, es que esta ataca principalmente
a las mujeres, por razones hormonales.
La
intensidad y el curso de la enfermedad varían de una persona a otra, por
ejemplo, para el 60% de pacientes es permanente; para un 20%, ondulante (con
episodios de brotes y remisión de meses o años de duración) y para un 20% de
pacientes se logra la remisión de la enfermedad, luego de seis meses de
tratamiento.
Tener
artritis reumatoide no significa una condena para estar siempre adolorido. Hace
falta buscar ayuda y evaluar distintas alternativas.
Una
de ellas, es la terapia física, los baños de parafina, y en el peor de los
casos la cirugía.
Sin
embargo existen otras opciones. La señora Inés Barrera, por ejemplo, cansada de
vivir por años con dolores en las manos y los pies, que no le permitían
trabajar y hasta caminar, un día decidió asistir a la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, en busca de una solución
a su problema de salud.
“Luego
de luchar y obedecer lo que los siervos de Dios decían, logré curarme. Hoy, con
55 años, tengo una vida normal y sin dolores”, afirma. (Redacción)
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