Escribe: Arturo
Maldonado (*)
Uno
debe pasar sentado en el trabajo de 8 a 12 horas diarias. El colapso del
transporte colabora un par de horas más. Finalmente, un trabajador llega a su
casa solo a querer descansar. ¿Cómo podemos exigirle a estas personas que luego
inviertan media o una hora al día en hacer ejercicio? Correr e ir al gimnasio
es para los que tienen tiempo. Sin embargo, es necesario pensar en alguna
alternativa que integre el ejercicio en las actividades rutinarias de la vida
diaria.
La
bicicleta es una alternativa efectiva para lidiar con este problema, porque no
solo es un instrumento de ejercicio sino también un medio de transporte. Mucha
gente podría pensar que ir en bicicleta es una pérdida de tiempo. Un cálculo
rápido ayuda. Aproximadamente una persona que necesita trasladarse 10
kilómetros por Lima se demora entre media hora en transporte privado a una hora
en transporte público. Esa misma distancia se recorre en 40 minutos en
bicicleta. Es decir, si reemplazáramos la bicicleta por el auto particular, se
estaría invirtiendo solo 10 minutos adicionales de tiempo, y si la comparamos
con el transporte público es inclusive más rápido. No solo tendríamos
beneficios individuales en la salud y en el bolsillo, sino sociales: menos
enfermos futuros y menos carros en las vías.
Por
supuesto que no es real pensar que la bicicleta sería la única alternativa para
una persona que tiene que movilizarse muchos kilómetros. Lamentablemente, la
reforma del transporte de Susana Villarán y el Metropolitano de Luis Castañeda
no han considerado a aquellos que quisieran usar la bicicleta para hacer una
parte de su camino. En otros países el transporte público incluye una parrilla
para enganchar las bicicletas. Las ciclovías existentes se reducen a unos
cuantos kilómetros mal señalizados en unos pocos distritos de clase media o
alta, cuando estas deberían privilegiar los distritos donde viven aquellos que
más necesitan ahorrar en tiempo y dinero.
Tratar
de hacer una política pública para promover el uso de la bicicleta suena a
demanda posmaterial de país extranjero. Una vez un taxista, ofuscado por perder
un par de minutos para que pasara una caravana de bicicletas, gritó que no
estábamos en Holanda. Estamos en el Perú, donde un trabajador pierde
innumerables horas de su tiempo en el transporte público, lo cual le significa
una peor calidad de vida. No hay nada más material que el bolsillo y la salud
para los trabajadores. Como experiencia personal, hace dos años decidí usar más
la bicicleta para movilizarme. Hoy hago casi el 50% de mis recorridos en ella.
Sufro menos en el transporte público, ahorro más en taxis, espero estar
contribuyendo a mi salud futura, y, por supuesto, pedalear es una excelente
ocasión para pensar en temas para columnas de opinión.
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(*) Politólogo
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