Escribe: Eduardo Acosta Yshibashi (*)
Esta
vez no opinaré de arquitectura ni de los conceptos que la motivan, sino más
bien sobre la educación en nuestro país. Este interés lo tengo desde que soy
docente universitario y veo con preocupación que la mayoría de ingresantes a la
universidad han recibido poca formación en su época escolar. Esta es reducida e
incompleta, y los futuros universitarios no han desarrollado las habilidades
necesarias para enfrentar estudios superiores.
Dentro
del conjunto de factores generadores de esta situación, podemos mencionar a los
medios de comunicación como la televisión basura; las redes sociales; la
familia con padres sobreprotectores; colegios con bajo nivel académico y la
inmadurez del mismo estudiante. Pero también podemos observar la existencia de
una frase hecha, que dice: “lo importante es tener el cartón”. Esta es una idea
muy sutil dentro de nuestra sociedad y muchos comerciantes la han aprovechado
para crear toda una industria educativa.
Esta
industria ha generado un buen número de universidades buscando captar la mayor
cantidad de alumnos facilitando el ingreso. Esto tiene como consecuencias que
el escolar no se esfuerce por aprender y los colegios bajen su nivel de
enseñanza para que el alumno termine. Luego, ya dentro de la universidad, el
nivel académico es mínimo para evitar perder estudiantes y seguir obteniendo
beneficios económicos. Por tanto, no desarrollan habilidades en los
estudiantes, sino simplemente imparten los cursos como un mero trámite para la
obtención del título.
Así
se forma una especie de círculo vicioso, en donde el estudiante sale
perjudicado. Puesto que esta industria educativa ya no tiene estudiantes, sino
más bien clientes con los que se juega con su ilusión profesional.
Podemos
evitar la futura frustración de nuestros hijos en etapa escolar, orientándolos
a descubrir sus habilidades y ayudándolos a escoger el lugar adecuado para
desarrollarlas.
Ahora existen tantas
universidades que, en un futuro, lo más probable es que el tan deseado cartón
universitario no valga nada. Lo que valdrá serán los profundos conocimientos
obtenidos, la capacidad de pensar, las habilidades desarrolladas en su etapa
universitaria y las virtudes obtenidas.
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