jueves, 1 de diciembre de 2016

Epilepsia: mal que pone en riesgo la vida


Afecta a cualquier persona. Dependiendo de las causas, algunos deben medicarse de por vida.

Durante siglos, debido al desconocimiento que había sobre la enfermedad, a las personas con epilepsia se les acusó de estar poseídas. Por esta razón fueron evitadas, temidas y despreciadas. Hoy, con el adelanto de la ciencia, sabemos que esta afección no tiene nada que ver con la malignidad sino con una descarga excesiva de las neuronas cerebrales, que se manifiesta en forma de crisis inesperadas y espontáneas, y que pueden durar unos segundos como algunos minutos.

Las causas de esta enfermedad son múltiples. Pueden ser el resultado de accidentes cerebrovasculares de tipo isquémico y hemorrágico, infecciones como la meningitis, tumores malignos o no, lesiones por golpes o impacto de bala, y cicatrices por la presencia de parásitos. Sin embargo, también hay las que no tienen una causa concreta conocida, como epilepsias idiopáticas o criptogénicas, que por lo general son heredadas y suelen presentarse durante la niñez.

A pesar de lo que muchos creen, la epilepsia no solo se manifiesta con convulsiones y pérdidas de conocimiento (tonicoclónicas generalizadas), que son las más conocida por las personas, también se presenta como una desconexión momentánea con el entorno (las denominadas ausencias), y con movimientos leves involuntarios sin pérdida de conciencia (convulsiones focales). Otras formas menos frecuentes son el movimiento reiterado de cabeza y ojos, alucinaciones, desmayos repentinos y rigidez muscular.

Según el doctor Carlos Castañeda, neurólogo de la clínica El Golf, para hablar de epilepsia la persona tiene que haber padecido al menos dos crisis. Generalmente estas crisis se presentan una vez al día, aunque también pueden manifestarse varias veces luego de algunas semanas de tranquilidad.

Deisi Mogollón empezó a convulsionar una vez al día con solo dos años. Después aumentó a tres cuando llegó a la adolescencia. “No solo convulsionaba en mi casa, sino también en la escuela. Por esta razón, fui más de una vez al hospital”, revela.

Si bien en la mayoría de los casos, la epilepsia es tratable y curable, muchos enfermos tienen ideas equivocadas sobre este mal. Por lo que prefieren callar y convivir con la dolencia, sin saber que están exponiendo sus vidas, ya que si en una de esas crisis—por ejemplo— quedan inconscientes pueden tener un accidente. Ese fue el caso de Deisi, quien luego de una crisis cayó de la escalera desfigurándose el rostro.

Tratamiento
Llevar una vida normal depende que la persona haya tenido un buen diagnóstico. Según el doctor Castañeda, el especialista comenzará preguntando si existen antecedentes familiares. “Si el paciente tiene menos de 20 años, y uno de sus parientes ha sufrido de este mal, entonces es más que seguro que la epilepsia lo contrajo al nacer. En cambio, si aparece después de esa edad, y no existen antecedentes y nunca ha convulsionado, es muy probable que la causa de la epilepsia sea por un tumor, parásito o traumatismo. Para descartar o confirmar la sospecha, se realizarán varias pruebas”, afirma.

Una vez determinada la causa de la epilepsia, el médico determinará el tipo de tratamiento a seguir. En el 70% de los casos, asegura el neurólogo, la persona responde a la medicación. En tanto, que el 20% precisará de una mayor cantidad de pastillas para controlar las convulsiones. Y solo el 10% requerirá de cirugía.

Deisi Mogollón venía sufriendo de epilepsia por años, por esta razón su madre lloraba. Un día su suegra le invitó a participar a la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, donde luego de usar su fe logró curarse. (Redacción)

SABÍA
140 mil epilépticos hay en el Perú. De esos el 20% no responde a las medicinas que se les suministra para evitar las convulsiones. 



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