jueves, 1 de diciembre de 2016

Plaza San Martín: 95 años de historia


Construida para celebrar el primer centenario de la Independencia, por sus calles caminaron famosos escritores, artistas, políticos y empresarios. 

Sentado en una banca encontramos a Florentino Apaza. Él es un cusqueño de 86 años que desde que se jubiló en 1989, visita casi todos los días la plaza San Martín.

Con voz temblorosa, propia de su edad, pero con una memoria de elefante, nos cuenta con ojos de nostalgia que esta plaza ya no es la misma que él conoció cuando llegó a la capital, allá por la década de los 60.

“Todos los sábados por la tarde, luego de salir de mi trabajo visitaba este lugar con mis amigos. Aquí no solo estaban las mejores heladerías o pastelerías de la ciudad, sino también los mejores cines”, rememora.

La plaza San Martín de mediados del siglo XX que don Florentino tanto gustó, hoy se ha transformado en un lugar de trabajo de ambulantes y artistas de la calle.

A partir de las 5 de la tarde, en medio de la plaza, músicos imitando a Michael Jackson o John Travolta deleitan a los concurrentes con elegantes pasos, mientras sus compañeros piden dinero para apoyar al arte. Aprovechando la aglomeración de la gente, vendedores de caramelos, gaseosas, galletas y chicles no paran de ofrecer sus productos.

¿Por qué este emblemático lugar decayó con los años? Para responder a esta pregunta, viajaremos por el tiempo.

Sus orígenes
La historia de la plaza San Martín no se inicia con su inauguración el 27 de julio de 1921, sino mucho antes, prácticamente pocos años después de la fundación de Lima.

En el espacio que actualmente ocupa la plaza, 1593 se crea el hospital San Diego, cuya administración 15 años después pasó a los hermanos de la Orden de San Juan de Dios. 

Posteriormente, en 1850, el hospital es destruido para la construcción de la estación del primer ferrocarril de Sudamérica, que cubría la ruta Lima–Callao.

Con motivo del primer centenario de la Independencia del Perú, en 1919 el presidente Augusto B. Leguía manda a expropiar la Estación de San Juan de Dios y el terreno del que iba hacer el Teatro Nacional, para construir ahí una nueva plaza.

El trazado, la ornamentación, el mobiliario y la jardinería de la plaza San Martín fue encargado al español Manuel Piqueras, quien para la construcción de las bancas, balaustradas (pequeñas columnas) y el piso usó los materiales más caros de la época, como el mármol y granito.

Para esculpir la figura de San Martín, fue designado otro español, el arquitecto Mariano Benlliure. Por su formación de artista, Benlliure representó al libertador no en una actitud bélica, sino más bien reflexiva, pero sin perder un ápice de marcialidad ni de dignidad.

El glamour
La plaza San Martín como la conocemos hoy, fue terminada en la década de los 40. Desde su inauguración fue la predilecta de los limeños, sobre todo de los aristócratas. Según el historiador Juan José Pacheco, la presencia de bares, cafés, pastelerías, restaurantes, cines, billares, salones de belleza y librerías, constituyeron el mejor pretexto para visitarla.

Por sus calles y establecimientos pasaron famosos escritores como Mario Vargas Llosa, Oswaldo Reynoso, Alfredo Bryce, entre otros. Igualmente cineastas y artistas extranjeros de la talla de Orson Welles, Brigitte Bardot, Michael Jagger y Keith Richards. También millonarios como Aristóteles Onassis y políticos como Richard Nixon, Robert Kennedy y el emperador Akihito.

La decadencia
La tranquilidad de la plaza San Martín se vio turbada por primera vez en 1958, con las protestas de los estudiantes sanmarquinos frente al frontis del Gran Hotel Bolívar, donde estaba alojado el vicepresidente norteamericano Richard Nixon.

Dicha manifestación, que acabó con la detención de varios universitarios y políticos de izquierda, sería el preludio de lo acontecería años después en aquel espacio público.

Por su ubicación en el centro de Lima, la plaza San Martín se convirtió con el correr del tiempo en el lugar preferido de los mítines políticos y las protestas sociales. Esto trajo consigo, que la gente comenzara a buscar otros lugares más seguros. 

Según el arquitecto Edgar Santa Cruz, de Prolima, el glamour de la plaza San Martín se acabó con la llegada de miles de provincianos llegados a la capital, el aumento del desempleo, la inseguridad y el crecimiento de otros distritos como Miraflores y Barranco.

El día se acaba y Florentino Apaza nos confiesa antes de irse, que gustaría que la plaza San Martín algún día recuperase el esplendor que tuvo, no por él, porque por su edad no cree vivir mucho tiempo, sino por sus ocho nietos y dos bisnietos que tiene.

Para hacer realidad el sueño de don Florentino, el arquitecto San Cruz afirma que la Municipalidad de Lima y el Ejecutivo deberán trabajar juntos para mejorar la seguridad, restaurar los predios en mal estado y peatonizar las calles adyacentes. “Solo de esta manera rescataremos a la plaza San Martín de los ‘pirañitas’ y artistas de la calle que hoy lo han convertido en su centro de trabajo”, dice. Ojalá sea así. (Redacción)



Valor histórico y arquitectónico

Juan José Pacheco
Historiador
La idea original de la plaza San Martín era convertirlo en la nueva Plaza Mayor de Lima. Ahí se pensó construir el Palacio Municipal, el Teatro Nacional, el Hotel Nacional y el Palacio de Gobierno. Incluso se discutió trasladar el Congreso de la República.
A través del tiempo, la plaza San Martín ha sido escenario de importantes hechos históricos en el país, como el asesinato de Bernardo de Monteagudo y de uno de los hermanos Gutiérrez. Igualmente de la célebre protesta de Fernando Belaunde conocida como el “Manguerazo”; y del multitudinario mitin del escritor Mario Vargas Llosa, que dio origen al movimiento político Libertad.

Edgar Santa Cruz
Arquitecto
Desde el punto de vista urbano, es una de las plazas mejor conformadas que hay en Lima. Inclusive por su arquitectura, es una de las más bellas de América Latina, debido a la armonía de volumetría, color y proporción que guardan los estilos de los edificios que las circundan, a pesar que fueron hechas por diferentes arquitectos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, para las arquerías se usaron el estilo neobarroco. Para el Club Nacional el académico francés. Los edificios Fénix, Sudamérica y Boza fueron diseñados con un estilo neocolonial. Mientras que en el Teatro Colón y el edificio Giacoletti se usaron el art noueveau. 



                                 El emblemático Cine Metro

En las instalaciones de la que fue considerada por años como el cine más lujoso de la capital, y a donde la élite limeña llegaba |con sus mejores trajes de gala para asistir a las últimas películas de la Metro Goldwyn Mayer, de manera temporal funcionará la sede de la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo.

Inaugurada en 1936 con el estreno de la película Lo que el Viento se llevó, el cine Metro fue diseñado Guillermo Payet y Fernando Schimanetz con elegantes y amplios ambientes para 1390 asientos.
Según el arquitecto Santa Cruz, el cine contó con cinco alcobas en cada lado de la abertura, que originalmente contenía alumbrado oculto, y un efecto acanalado en paneles divididos por pilares planas en las paredes laterales.

Al igual que los demás edificios, el cine Metro guarda perfecta armonía con el resto de la plaza San Martín.

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