El término “fusión del núcleo” (nuclear meltdown) es asociado por la opinión pública a dos de los mayores accidentes de la historia reciente: el de la Isla de las Tres Millas, en EE UU en 1979, y el de Chernobyl, en Ucrania, siete años más tarde.
Los reactores nucleares cuentan con varios sistemas de seguridad, de modo que si uno falla otro debería contener el problema. Sin embargo, en la planta de Fukushima Daiichi afectada por el terremoto, el tema de la seguridad no funcionó como debiera.
El sismo causó que los tres reactores en funcionamiento se detuvieran. Pero también apagó el sistema de refrigeración, que envía líquido congelante alrededor del núcleo y que es vital para que éste no se sobrecaliente.
Para estas situaciones la planta cuenta con generadores movidos con diésel, pero al cabo de una hora dejaron de funcionar por razones que aún se desconocen.
A las pocas horas se produjo una fuerte explosión en el lugar que destruyó los muros y el techo del edificio. El gobierno asegura que una protección de acero evitó que el reactor nuclear se viera afectado.
Conveniente o no
El debate sobre la seguridad de este tipo de energía es uno de los más enconados. El úitmo sábado, decenas de miles de personas protestaron contra los planes del gobierno de extender el uso de los reactores nucleares.
La marcha estaba planeada desde antes de que estallara la actual crisis nuclear en Japón y en ella los manifestantes formaron una cadena humana de 45 kilómetros.
Los organizadores esgrimieron el suceso de Japón como prueba de que la energía atómica es una tecnología peligrosa e incontrolable.
Uno de los mayores miedos del movimiento antienergía nuclear, como se puede ver en la película de 1979 El Síndrome de China, es que fallen los sistemas de seguridad y que los materiales tóxicos y altamente radioactivos del núcleo se fundan y penetren bajo tierra, con unos efectos medioambientales devastadores a largo plazo.
Sin embargo, los defensores de este tipo de energía reponen que la fusión parcial de la Isla de las Tres Millas no tuvo consecuencias de gravedad.
En el caso de Chernobyl -un reactor cuyo diseño era considerado en Occidente como inseguro, y que no hubiera pasado los controles de ningún país no soviético- el impacto medioambiental se produjo mediante una contaminación del aire por los materiales radioactivos, y no por una fusión del núcleo.
Interrogantes
Según el medio ambientalista Richard Black, ningún accidente nuclear ha causado un número de víctimas que se acerque a las 10.000 como los que ha dejado el terremoto y tsunami del viernes 11 de marzo.
Black señala que aunque pronto contaremos con más información sobre las causas del accidente nuclear en Japón, podrían pasar meses, o incluso años, hasta que se conozca todo lo concerniente a este episodio.
Al igual que pasa con la industria nuclear de muchos otros países, la japonesa no es precisamente un modelo de transparencia.
Además, el operador de la planta, Tokyo Electric Power (Tepco) se vio implicado en una serie de escándalos por encubrimiento de información en los últimos años.
A largo plazo, Fukushima Daiichi plantea otras preguntas de mucha importancia, tanto para Japón como para el resto del mundo, según el especialista.
1. Dado que esta no es la primera vez que una planta nuclear japonesa se ve afectada por un terremoto, ¿es inteligente construir estas plantas en la costa este de este país, una de las zonas con mayor actividad sísmica del mundo?
2. Y teniendo en cuenta que el accidente en la Isla de las Tres Millas supuso que durante 30 años se dejaran de construir centrales nucleares para uso civil en EE UU, ¿qué consecuencias tendrá Fukushima Daiichi en un momento en que muchos países occidentales se replantean impulsar la industria nuclear?
No hay comentarios:
Publicar un comentario