El crimen y la delincuencia han ido en aumento en nuestro país, motivo por el cual se han incrementado significativamente los asesinatos en diferentes circunstancias. Hoy en día ya no se respeta, edad, sexo, ni mucho menos la condición social. Para muestra un botón. Quizá usted nunca escuchó la historia de Jorge Dávila Celada, un efectivo policía de tan sólo 23 años de edad que fue ultimado hace dos meses por tres avezados delincuentes que no dudaron en matarlo para robarle su taxi.
El país percibe –y con justa razón- una gran inseguridad. La ola de crímenes ha puesto en jaque a las autoridades y la policía se niega aceptar dicha realidad, subraya el ex director de la PNP, Gustavo Carrión Zavala.
Según un sondeo hecha por la encuestadora Apoyo, desde el 2004 la delincuencia se ha disparado. Así, en los últimos siete años, la criminalidad ha pasado del 17% al 39%, cifra que suena contraproducente para un país que se jacta de ser una Nación en franco crecimiento económico, pero que sin embargo no muestra un cambio sustantivo en lo que se refiere a la seguridad ciudadana
La estadística oficial da cuenta de que el 66.88% del total de denuncias registradas en las comisarías del país fue por robo. Este es el principal problema. Pero no estamos hablando de los asaltos a gran escala, con fuertes botines en juego, armas, vehículos y bandas organizadas, sino de la delincuencia común al menudeo, donde por un celular o una cartera te quitan la vida.
Según el ex ministro del Interior, Gino Costa, mientras que en el quinquenio 2000 – 2004 la tasa de homicidios era de cinco por cada 100 mil habitantes, entre el 2005 y el 2009 esta se elevó a 11, lo que representa un incremento del 120%.
En el 2009, el ranking de violencia homicida en el Perú fue encabezado por las regiones de Arequipa (30), Moquegua (25), Madre de Dios (24), Amazonas (21) y Puno (20), todas con tasas que doblan o triplican el promedio nacional. Llama la atención que cuatro de las cinco regiones más violentas estén ubicadas en el sur del país. En el otro extremo se ubicaron Huánuco (1), Loreto (4), Junín (4), Piura (6) y Lima (7).
Es interesante advertir que el gran conglomerado urbano de Lima y Callao no es el epicentro de los homicidios en el Perú, lo que difiere de lo que habitualmente ocurre con otras ciudades capitales de América Latina
¿Dónde radica el problema?
En el libro “Inseguridad en el Perú. ¿Qué hacer?, el ex ministro del Interior, Gino Costa, afirma que la Policía está minada por los pésimos sueldos y el mal equipamiento. En su opinión, el aumento de la delincuencia tendría que ver con el crecimiento económico que se vive en el Perú. “Está bien dotar de patrulleros al personal e instalar cámaras de seguridad en los puntos álgidos. Pero, las autoridades no entienden que el problema real es el sentir del policía común”.
Si bien la delincuencia no se va a solucionar de un día para otro, algunos especialistas coinciden que gran parte de la culpa para que este problema se haya magnificado, está en el poco compromiso que los últimos gobiernos le han dado a este tema. Por ejemplo, durante la administración aprista, más se han preocupado en renovar la logística olvidándose del recurso humano. Actualmente un policía de la calle gana 1,200 nuevos soles. Con ese pésimo sueldo, cómo podemos exigirle un mayor compromiso para con la sociedad, se pregunta el abogado Carlos Romero, co – autor del libro “Inseguridad en el Perú. ¿Qué hacer?
Para César Ortiz Anderson, presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), la razón del incremento de la delincuencia se encuentra en la exclusión social que sufren muchos jóvenes, los cuales provienen en su gran mayoría de familias disfuncionales. La falta de oportunidades para la juventud, es otra de la causas, advierte el especialista.
No cabe duda que la violencia se origina en la falta de consideración hacia la sociedad en que vivimos, si creamos mayor conciencia en nosotros mismos, si analizamos que la violencia no es la mejor forma de alcanzar las metas, de seguro nuestra sociedad crecerá y se desarrollaría.
Cuatro pilares
Según Ortiz Anderson existen cuatro pilares fundamentales para solucionar el problema. Una de ellas está en la reforma estructural de la Policía Nacional empezando desde sus altos mandos. Asimismo hacer que el Poder Judicial sea más eficiente en materia normativa delincuencial. Otro de los factores fundamentales que debe ser sujeto a cambio, a decir del especialista, es el deficiente Sistema Penitenciario con el que contamos. Finalmente, el papel de los gobiernos locales en materia de seguridad ciudadana tiene que ser fundamental si queremos resolver el problema, advierte.
En tanto Gino Costa, afirma que la distribución de los horarios en 24 horas de servicio que actualmente tienen los policías por el mismo tiempo de franco sólo genera agentes cansados. “Hace 20 años se estableció esto para permitir al policía trabajar en sus horas libres y mitigar el mal pago. En la actualidad, hay dinero. Se debería subir los sueldos para evitar tanto trabajo en el personal. No es posible que un agente entrenado esté cuidando un chifa o un banco. Los efectivos terminan exhaustos y sin ganas de trabajar”, indica el ex ministro.
Candidatos no quieren comprometerse
Ahora que estamos a puertas de las elecciones generales, los candidatos presidenciales han propuesto una serie de cosas para solucionar el problema de la delincuencia, que en muchos casos son inviables y hasta absurdos, que a decir de Ortiz Anderson no ataca la raíz del problema. Para este especialista, los partidos políticos no quieren ahondar sobre este tema porque lo consideran inoportunos y fuera de lugar, porque podrían tener repercusiones en la campaña. “Nuestros ilustres candidatos presidenciales no pueden arremeter contra los estamentos policiales, donde radica el kid de la inseguridad y el crecimiento de la delincuencia, porque representan alrededor de 600 mil votos que serian endosados al candidato que en campaña prometa soluciones superficiales, esa es lamentablemente nuestra realidad y hay aceptarla” sostiene.
Para Costa es imperativo que el próximo gobierno revierta el crecimiento de homicidios, la victimización, la inseguridad, y de paso mejorar significativamente la confianza en la policía.
El promedio nacional de homicidios que es de 10 por cada 100 mil habitantes, por lo menos debe reducirse a cinco, señala.
NOTA: Los distritos más peligrosos donde la delincuencia campea son: Rímac, La Victoria y el Cercado de Lima.
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