Sin querer la lechuza muerta producto de una fuerte patada de un jugador de fútbol se ha convertido en el símbolo de la violencia que muchos animales sufren a manos del hombre.
Como no recordar que entre los meses de octubre y noviembre de todos los años, en muchas partes de Sudamérica la gente se divierte –como lo hicieron los romanos-de las destrezas que hace un torero para matar lentamente a un indefenso toro.
Por lo pronto, la popular lechuza no podrá ser disecada y ubicada en una urna de cristal en el estadio Metropolitano, como era la intención del club Junior de Barranquilla porque le fue practicada una necropsia en el anfiteatro de la Universidad San Martín. El examen postmortem, realizado por el veterinario experto en patología, José Clavijo, señaló que las lesiones macroscópicas encontradas son compatibles con un cuadro de shock circulatorio que condujo a la falla multiorgánica y muerte.
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