La falta de información sobre los efectos del cambio climático ha hecho que muchas autoridades no le den importancia. Esta situación, como es obvio, preocupa y obliga a que se tomen medidas para solucionar este problema y así estar más preparado para enfrentar este fenómeno
El cambio climático en el Perú hace años dejó de ser un problema exclusivamente de otros países. Para muestra un botón. Los hermosos glaciares que tenemos y que fue objeto de muchas visitas por parte de turistas de todo el mundo, hoy en día apenas si conservan sus características.
Sin embargo, es preciso señalar que los efectos de estos cambios climáticos no se dan de manera pareja en todos los lugares del país. Por ejemplo, Piura y Huancavelica que son dos regiones que se diferencian marcadamente han sufrido cada una a su manera los efectos de estos cambios.
Hasta el momento, las respuestas al desafío del cambio climático en las regiones del país han variado según las fortalezas y debilidades de sus respectivas sociedades civiles (y dentro de estas, las organizaciones agrarias y las instituciones vinculadas al mundo rural).
En un informe elaborado por el ambientalista Ignacio Cancino se analizan los efectos del cambio climático de las diferentes regiones pero principalmente de Huancavelica y Piura; así cómo los gobiernos regionales, provinciales y locales toman acciones para enfrentar este fenómeno y sus efectos sobre la pequeña agricultura.
Según Cancino, en ambas regiones la historia ambiental y de aprovechamiento de recursos naturales ha jugado un rol central en la forma en que han iniciado los procesos de adaptación al cambio climático. En Piura, por ejemplo, dice, la ocurrencia de “El Niño” y sus efectos sobre los sistemas de riego construidos en la zona han obligado a pensar en el tema climático, de mitigación de riesgos y adaptación, desde hace varias décadas.
De acuerdo con el especialista, el gobierno regional de Piura viene trabajando el tema del cambio climático desde fines de la década de 1990 y ha progresado en la identificación de las vulnerabilidades a nivel sectorial, de los ecosistemas y de áreas geográficas (cuencas) en la región. “La construcción de conocimientos sobre El Niño en la región no solo ha sido valiosa para desarrollar su estrategia regional de adaptación al cambio climático, sino también ha permitido progresar en la identificación del tipo de información de que se carece y que es necesaria para seguir avanzando en las estrategias de adaptación”, sostiene.
Sobre la región Huancavelica, Cancino dice que más bien los progresos se han centrado en el tratamiento de la problemática del agua, su escasez y calidad, pues este es un tema sensible en una región que sufre de desglaciación, sequías y conflictos (locales, regionales e interregionales) en torno al recurso.
Fortalezas y debilidades
Tanto en Piura como en Huancavelica es evidente la necesidad de información. En el caso de Piura, por ejemplo, existe escasa información sobre los humedales y páramos de las partes altas (se afirma que estas zonas son las reguladoras del recurso hídrico para la agricultura de la región).
En Huancavelica, la carencia de información sobre las vulnerabilidades ambientales que podrían afectar la actividad agrícola es clamorosa. El bajo nivel de información que padecen, tanto las organizaciones sociales como los propios funcionarios, principalmente en Huancavelica, limita la construcción de la estrategia de adaptación, por lo que es indispensable para Cancino que se fortalezcan los mecanismos de recojo y creación de información para la adaptación al cambio climático a nivel regional.
Las fortalezas y debilidades de las organizaciones sociales también influyen en el proceso de adaptación al cambio climático. En Piura, existen importantes organizaciones de productores y de comunidades campesinas —como la Central Piurana de Cafetaleros (Cepicafe) o la Central de Comunidades del Bosque Seco (Cecobosque)— que han logrado posicionarse y están incluidas en los procesos de construcción de estrategias de adaptación.
En Huancavelica, en cambio, las organizaciones de productores de alpaqueros, o la Federación Departamental de Comunidades Campesinas, por ejemplo— no tienen cabida porque están muy desorganizadas o no tienen suficiente representatividad.
De acuerdo con el especialista, la apertura a la participación de los gobiernos regionales también ha sido clave, y la influencia de las organizaciones no gubernamentales y las agencias de cooperación ha sido central para definir el grado de participación de las organizaciones sociales en el proceso de adaptación al cambio climático.
El gobierno regional de Huancavelica ha sido bastante más excluyente que el de Piura.
En Huancavelica, durante las últimas gestiones regionales, ha predominado el manejo personalizado del gobierno. Solo el tema del agua ha logrado inclusión en el debate sobre el cambio climático y, aun en este caso, la relación de la sociedad civil con el gobierno regional no ha sido suficientemente armoniosa.
En el caso piurano, las agencias de cooperación han tenido un rol preponderante en la definición de las políticas sobre adaptación y la inclusión de actores sociales en el proceso. A decir de algunos expertos regionales consultados, la carencia de cuadros técnicos en el gobierno regional piurano obligó a la apertura hacia las agencias de cooperación y, con ellas, hacia las ONG y organizaciones sociales.
Mecanismos de participación
Los límites de la articulación entre la sociedad civil y los gobiernos regionales y locales en el tema del cambio climático se pueden apreciar cuando se desarrollan los presupuestos participativos (PP) a nivel local. Otros instrumentos de gobernanza territorial, como la zonificación económica ecológica o el ordenamiento territorial (instrumentos que deben tomar en cuenta la adaptación al cambio climático), se ejecutan también diferenciadamente en Huancavelica y Piura.
En torno a los presupuestos participativos, la abogada del Cepes Huancavelica, Ivone Pacheco, señala que las ideas o perfiles de proyecto presentados por los pobladores y organizaciones de base con el objetivo de afianzar el recurso hídrico terminan siendo relegados, pues las autoridades no los toman en cuenta en el momento de ejecutar sus presupuestos, ya sea por falta de conocimiento o de interés.
La letrada afirma que los presupuestos participativos no son de carácter vinculante; son, en el fondo, sugerencias que hace la población a sus autoridades. “Los presupuestos participativos permiten conocer las necesidades reales del pueblo; pero si esos presupuestos no son propuestos por organizaciones sólidas y con suficiente fuerza para influir en los gobiernos locales, entonces estos les dan poca acogida. Las autoridades locales generalmente tienen visiones de desarrollo diferentes a las de las organizaciones agrarias; normalmente, el desarrollo de la pequeña agricultura no es prioridad para ellos”, manifiesta Pacheco.
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