jueves, 8 de marzo de 2012
Vicios que matan
Los universitarios son la esperanza de nuestro país. Sin embargo esto podría dejar de serlo. Y es que según Cedro, cerca del 50% de estudiantes vienen consumiendo algún tipo de droga. Esto de acuerdo a los especialistas dificulta su aprendizaje y están propensos a dejar sus estudios. Un nuevo problema a resolver.
El consumo de las drogas ya no es un problema exclusivamente de las clases menos desfavorecidas del país. Hoy en día cada vez es más visible la demanda de ayuda en estudiantes universitarios de clase media y alta con problemas de abuso y dependencia a sustancias tóxicas. Años atrás se pensaba que el consumo de algún tipo de drogas en las universidades era casi imposible, ya que no existían en el Perú información clínica al respecto.
Han pasado los años y lo que antes parecía casi imposible hoy se ha vuelto una realidad, y más aún cuando en el 2005 la Comisión para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) realizó un estudio epidemiológico en la que participaron 4,445 estudiantes universitarios, y en la que se llegó a comprobar que el 90% de ellos había consumido alcohol en gran parte de su carrera (90.9 en varones y 89.2 en mujeres); siendo las edades comunes entre los 16 y 17 años. En el caso de la marihuana el porcentaje disminuyó al 19.1% y el 2.4% para las drogas sintéticas.
Sin embargo, esto se agravó cuando se comprobó que el 7.9% de los estudiados presentaban signos clínicos de dependencia.
A estos estudios se les suma lo presentado recientemente por el Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro) que en el 2011 realizó un estudio de campo en Lima y Callao, con un universo de 247 estudiantes universitarios y de institutos públicos y privados de ambos sexos (84% varones y 16% mujeres), a quienes se les practicaron una serie de métodos científicos para conocer sus hábitos de consumo de algún tipo de droga.
Este reciente estudio reveló cifras preocupantes y más si se trata de futuros profesionales que van a tomar las riendas del Perú. De acuerdo con Cedro, el 50% que acudió a su servicio de consejería “Lugar de Escucha”, reveló que había ingresado al mundo de las drogas o que había reincidido.
Pero lo que llamó la atención de los especialistas de esta institución es que el 26% de los jóvenes que reconocieron haber consumido algún tipo de droga pertenecen a las carreras relacionadas a ingenierías, mientras que el 20% cursa ciencias económicas y administrativas. En tercer lugar están los que estudian Ciencias de la Comunicación (15%). De ahí viene Ciencias Sociales y Humanidades (6%), Diseño y Arquitectura (6%), Educación y Psicología (5%), Ciencias de la Salud (4%) y Arte 3%.
Con respecto a este fenómeno encontrado en donde los alumnos que estudian carreras relacionados a las ingenierías consumen más drogas, los especialistas dicen que esta situación se debería a un desfogue del estudiante para poder soportar las presiones que estos estudios conllevan.
Para Milton Rojas de Cedro, este es un problema muy peligroso para aquel estudiante que teniendo todas las capacidades innatas para ser un profesional – este se deje llevar por las presiones de querer ser el primero de la clase – realidad que lo conlleva a consumir estupefacientes para mantener un ritmo de estudio fuerte y de mucho stress.
“Para que un universitario consuma algún tipo de drogas tiene que tener ciertas características socioambientales favorables como: ser introvertido y no querer sociabilizar con nadie, tener problemas económicos para continuar sus estudios y bajo rendimiento estudiantil. A esto tenemos que añadir que en los últimos años en el Perú existe un bombardeo impresionante de publicidad y marketing de bebidas alcohólicas y tabacaleras que a pesar de que están prohibidas siguen arreglándose para promocionar sus productos en reuniones estudiantiles, ofreciendo mensajes subliminales como que comprando sus productos vas a ser más popular y cosa por el estilo”, sostiene.
Asimismo añade que el problema de la microcomercialización de droga en Lima es una enorme falencia que deben resolver las autoridades. “Hasta la fecha se han detectado alrededor de 1,350 puntos de ventas de estos estupefacientes – que ofrecen y comercializan a diestra y siniestra las drogas sin que nadie haga algo para controlar esta situación”.
“En nuestro país existen alrededor de un millón de alcohólicos y alrededor de 130 mil adictos a la cocaína, de marihuana 120 mil y un número no determinado de adictos a las drogas sintéticas. Esto suma un total de aproximadamente 1 millón 400 mil adictos que requieren ayuda”, sostiene Rojas.
¿Cuál es la droga más consumida?
Cedro muestra la marihuana como la más consumida por los universitarios (53%), seguida de la cocaína y el alcohol (16%). En último lugar se encuentra la pasta básica de cocaína (8%).
Según el rango de edad, el 55% de casos atendidos corresponde a jóvenes de 18 a 25 años. Le siguen los que tienen entre 26 y 30 años (14%), y entre 41 y 55 años (12%), Otros datos importantes revelan que el 84% de universitarios que sufren de adicción son varones que empiezan a consumir desde los 13 años alcohol, tabaco, marihuana y éxtasis.
La mayoría de ellos cursa los primeros ciclos, consume droga tres veces por semana, lo hace desde hace tres años y registra un período máximo de abstinencia de 15 días. Los intentos por abandonar el consumo son varios. Estos jóvenes provienen de hogares bien constituidos, aunque existen antecedentes familiares de adicción, indica el estudio.
Por su parte, las mujeres consumidoras (16%) empiezan a los 14 años consumiendo alcohol y tabaco, pero luego derivan a los tranquilizantes, anfetaminas y la marihuana. Pese a que la frecuencia de consumo es menor que la de los varones (una vez por semana) y el período de abstinencia es mayor (un mes), el perfil del estudio revela que ellas provienen de hogares disfuncionales (madres y padres separados o divorciados).
Motivos y circunstancias
Dentro de los testimonios recogidos por los propios estudiantes con problemas de adicción se advierte que recurren a las drogas para sobrellevar la presión y el estrés que les genera la exigencia universitaria.
A ello se suma el hecho que algunos universitarios quieren aprender preparándose a último momento para los exámenes, para lo cual recurren a las drogas como estimulantes. “Quieren retener en pocos días u horas lo que no aprendieron en todo el ciclo”, añade Milton Rojas.
Según el especialista, muchos estudiantes confesaron que apelaron a la marihuana o las anfetaminas porque llevaban uno o más cursos por tercera vez y corrían el riesgo de repetir el ciclo.
“Si bien el consumo de drogas sintéticas como el éxtasis y la ketamina se muestran como poco frecuentes en el estudio, ambas representan un elevado riesgo para la salud mental y física de los jóvenes y su rendimiento académico”, sostiene.
El representante de Cedro señala que el consumo de drogas en universidades no hace diferencias entre niveles socioeconómicos, dado que muchos centros de estudio se han descentralizado y hay mayor cobertura en la capital.
Afirma que si bien hay algunas universidades que han mostrado interés en la prevención del consumo de drogas, hay otras que no lo hacen, por lo que es importante que se sensibilicen sobre la gravedad de este problema. Rojas dice que de las más de 80 universidades, entre públicas y privadas, que hay en el Perú, poco más de 20 participan en la mesa de universidades contra las drogas que auspicia Devida.
Mientras las autoridades y padres de familia no tomen conciencia de lo peligroso que es el consumo de las drogas, cada vez habrán más jóvenes adictos.
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