A medida que un avión se prepara para despegar, los pasajeros saben que en pocos minutos su teléfono inteligente se convertirá en un peso muerto. O casi.
No hay forma de leer correos electrónicos, ni actualizaciones de estado en Facebook, ni YouTube, ni Google. En pocas palabras, no hay internet.
A pesar de que una serie de aerolíneas ya ofrecen internet durante el vuelo, la tecnología también llamada “Wi-Fi a bordo” está muy lejos de estar disponible en cada avión.
E incluso cuando está presente, los pasajeros no la utilizan debido a que los costos son muy altos en comparación con los precios en tierra. Además, la experiencia no es igual a la de casa u oficina.
“Ciertamente no es lo mismo que la conexión de alta velocidad de banda ancha en el suelo, es muy lenta”, dice Hatton, director de la firma de consultoría de telecomunicaciones Machina Research.
Sin embargo, según los analistas esto puede cambiar pronto.
Un reciente acuerdo entre la compañía británica de satélites de telecomunicaciones Inmarsat y uno de los proveedores más grandes de aviación mundial con sede en EE UU, Honeywell, podría ayudar a dar un impulso a la conectividad en los vuelos.
La firma dice que el proyecto, llamado Global Xpress, proporcionará una cobertura mundial y fundamentalmente hará el Wi-Fi a bordo rápido, barato, fiable y disponible en cualquier lugar, incluso en vuelos de largo recorrido.
Nada nuevo
El servicio Wi-Fi a bordo no es nuevo. De hecho es una tecnología que tiene una década de antigüedad.
Los primeros aviones con conexión a internet en el aire aparecieron en 2003, tras la ambiciosa iniciativa de Boeing de combinar su conocimiento de los satélites y la experiencia en la fabricación de aviones.
Conocido como “Conexión por Boeing”, el sistema les permitió a los pasajeros mantenerse conectados con la ayuda de señales de alta velocidad de los satélites geoestacionarios y receptores especiales instalados en la aeronave.
Pero tras una fuerte subida de los intereses, con las líneas aéreas en fila para conseguir las mejores ofertas de servicio y la firma de acuerdos unos meses antes del 9/11, todo se desplomó a raíz de los ataques terroristas.
Entonces, sin suficientes socios en las líneas aéreas ni pasajeros dispuestos a pagar, el proyecto llegó a su fin en 2006.
Pero poco a poco, en los últimos años el Wi-Fi a bordo se ha vuelto cada vez más popular. Y las empresas apuntan a satisfacer la necesidad del público de estar siempre en línea -incluso entre las nubes.
Aún quedan dudas de que en un futuro próximo, la navegación a 36.000 pies se convierta en una experiencia similar a navegar la red en casa.
“Global Xpress sin duda hará que la banda ancha en los aviones sea más rápida, pero no necesariamente más barata”, dijo a BBC Diógenes Papiomytis de la consultora Frost & Sullivan.
Según Papiomytis las velocidades prometidas serán más rápidas que la promedio de un usuario en casa (6.7Mbps) en Reino Unido.
Sin embargo, hay diferentes maneras de permitir a los usuarios conectarse a internet en el cielo.
“Connexion by Boeing” demostró que la conectividad en vuelo era posible - a un costo. Después de su cierre, otras compañías exploran alternativas.
Tipos de conexión
La firma estadounidense Gogo se centró en la solución Nave a Tierra (ATG por sus siglas en inglés) que utiliza estaciones base de telefonía celular existentes, sin necesidad de un satélite.
En este momento, es el proveedor de servicios Wi-Fi en vuelo más popular del mundo y equipa a más de 85% de todos los aviones de América del Norte.
Sin embargo, la cobertura se limita a las aeronaves que vuelan sobre la tierra y aún necesita ganarse a los pasajeros.
Pero para los pasajeros en vuelos de largo recorrido se requiere un satélite para que puedan mantenerse en contacto.
El satélite es la única manera de lidiar con este problema, dice Papiomytis -y esto es lo que impulsó a los proveedores como Viasat, Inmarsat, Panasonic, OnAir y Row44 a explorar esa opción de nuevo.
Las bandas utilizadas por “Conexión de Boeing” no proveía las tasas más rápidas de datos y eso es lo que Inmarsat pretende cambiar con la empresa Global Xpress.
“Estaremos volando tres satélites (...) Estas altas frecuencias permitirán comunicaciones de banda ancha reales hacia y desde un avión, mayor velocidad y precios más accesibles lo que creemos encaja con las expectativas del mercado”, dijo Leo Mondale de Inmarsat.
El socio de la empresa en el acuerdo, Honeywell, va a desarrollar el hardware a bordo para la red Global Xpress, tales como antenas para enviar y recibir señales de satélite.
“A medida que los pasajeros se acostumbren a estar conectados a 35.000 pies, no sólo esperan conectividad sino una buena conectividad que permita utilizar una multitud de aplicaciones habilitadas para internet”, dice Carl Esposito de Honeywell.
“Eso haría que conectarse en un avión sea tan fácil como en un Starbucks”.
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