Los profesionales del corte y arreglo del cabello, pueden transformarse en eficaces aliados de la salud pública.
Mediante sus consejos pueden ayudar a prevenir ciertas enfermedades, a orientar a los mayores respecto de la atención médica y promover una alimentación más equilibrada entre sus clientes, según nuevas investigaciones estadounidenses.
Las herramientas de unos son el estetoscopio, el historial clínico, las recetas médicas y las pruebas de diagnóstico. Los otros trabajan con tijeras, peines, secadores y productos cosméticos. No obstante, tienen un común denominador: ambos trabajan desde distintos ámbitos en pro el bienestar de las personas
Ahora -demuestran nuevos estudios- se comprueba que los vínculos entre médicos y peluqueros pueden estrecharse todavía más, ya que los segundos pueden convertirse en grandes aliados de los primeros, y en definitiva de la buena salud de población.
Un consejo del peluquero de confianza sobre la importancia de comer frutas y verduras durante un corte de cabello o una tintura podría ayudar a los clientes a comer mejor y a eliminar los kilos de más, de acuerdo a un estudio de las universidades estatales de Carolina del Sur (SCSU) y de Florida, en Estados Unidos.
“El respeto hacia las cosmetólogas en la comunidad afroamericana rural allana el diálogo y permite compartir experiencias para resolver preocupaciones de la vida personal, incluida la salud”, ha explicado la doctora Latasha Johnson, de la SCSU, cuyo equipo identificó dos salones de belleza de ese sector de la población en Carolina del Sur.
Durante seis semanas, uno de los salones administró a sus clientes un programa de mejora de la salud que incluyó sesiones motivacionales, paquetes informativos y kits con muestras, mientras que en el otro centro no se intervino.
Al finalizar el programa, las mujeres que recibieron información y materiales en el salón pasaron de ingerir dos porciones diarias de frutas y verduras a 3,5 porciones diarias, en tanto que los clientes del grupo de control no aumentaron su consumo vegetal.
Los peluqueros también pueden ser agentes de salud para prevenir el cáncer de mama, según un estudio publicado en The Journal of Health Care for the Poor and Underserved (JHCPU), un periódico especializado en poblaciones con carencias médicas, de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.).
De acuerdo a la doctora Ruth Browne, una reconocida experta en salud urbana que coordinó la investigación, “los consejos de estos profesionales han permitido aumentar la predisposición de las mujeres a explorar la salud de sus mamas. Son toda una institución en la comunidad en la que desempeñan su trabajo”.
En el estudio participaron estilistas de tres vecindarios de Brooklyn, en Nueva York, que asistieron a dos talleres para aprender cómo alentar a las clientes a someterse a tres tipos de cuidados para la salud: autoexploraciones mamarias mensuales, anuales y mamografías rutinarias.
Tras analizar los comportamientos preventivos frente al cáncer de mama de las más de 1.200 usuarias que habían recibido consejos de sus estilistas y compararlos con otras mujeres que no habían recibido consejo, comprobaron que el 37 por ciento de quienes habían visitado uno de los salones experimentales afirmaron haber escuchado mensajes sobre prevención del cáncer.
Orientación para la gente mayor
Las informaciones apenas incrementaron la cantidad de autoexploraciones de mama, pero aumentaron la predisposición a realizarse análisis completos de forma periódica. Por otra parte, un trabajo de la Universidad Estatal de Ohio (OSU, en inglés) sugiere que las peluqueras y los peluqueros pueden desempeñar un papel útil para orientar a las personas mayores sobre los servicios de atención médica que necesitan.
Una encuesta entre 40 peluqueros del área de Columbus, Ohio (EE.UU.), encontró que la mayoría establece relaciones a largo plazo con sus clientes mayores y que éstos suelen conversar de los problemas relacionados con su familia, salud, depresión y ansiedad.
Los peluqueros dijeron a los investigadores de la OSU, que creían que podían hacer un buen trabajo al reconocer síntomas de depresión, demencia y de abandono de sí mismo en su clientela de edad avanzada, y se mostraron dispuestos a ir más allá al remitir a la persona a un servicio comunitario útil.
“Aunque muchos peluqueros desconocen los servicios que se ofrecen para estas personas, tratan de aconsejar a sus clientes y cerca de un cuarto ha intentado convencer a un cliente para que busque ayuda profesional en algún momento”, explica el coautor del estudio Keith Anderson, profesor de trabajo social de la OSU.
“Quizá podamos ayudar a los peluqueros y peluqueras a dirigir a las personas mayores que tienen algún problema a los servicios comunitarios”, señaló Anderson, que ha aconsejado dotar a los salones de belleza de folletos y otras informaciones sobre los servicios disponibles para las personas mayores.
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