Tan silenciosa es esta guerra que la inmensa mayoría del planeta ni se ha enterado de que se libra con ferocidad desde hace tiempo. Los que están en ella la viven, sin embargo, con creciente angustia. Por ejemplo, Leon Panetta, que acaba de declarar que su país está al borde de “un Pearl Harbor cibernético”. ¿A qué se refiere el secretario de Defensa de Estados Unidos? Pues a una reciente serie de ataques contra sistemas informáticos de la industria petrolera saudí e instituciones financieras norteamericanas atribuidos, según informó el International Herald Tribune, a las unidades de defensa contra la ciberguerra puestas en pie por la República Islámica de Irán.
¿Guerreros ciberespaciales del régimen de los ayatolás? Sí, existen desde 2011 como respuesta a una previa ofensiva de piratería informática de su programa nuclear universalmente atribuida a la colaboración de Estados Unidos e Israel. En principio, su tarea consistía en hacer de antivirus de los sistemas iraníes, pero, según las fuentes citadas por el Tribune, podrían haber pasado a la contraofensiva con los ataques que en agosto afectaron a la compañía petrolera estatal saudí Aramco y tal vez los que impidieron a clientes de bancos norteamericanos acceder online a sus cuentas.
La ciberguerra contra Irán comenzó durante la presidencia del segundo Bush y en ella van cogidos de la mano Estados Unidos e Israel. Su primer producto conocido, el virus Stuxnet, perturbó seriamente las instalaciones nucleares iraníes a fines de la pasada década. Al ser descubierto en el verano de 2010 -se fugó a Internet desde la planta iraní de Natanz-, Obama hizo patente su preocupación en las reuniones de su consejo de seguridad en la Casa Blanca. Dijo temer que la conversión de Estados Unidos en un musculoso hacker con bandera nacional terminara justificando política y moralmente ciberataques contra ese mismo país. Es una opinión que hoy siguen expresando otros en Estados Unidos.
Pero las dudas de Obama se desvanecieron pronto y terminó aprobando la continuidad de esa forma de pelea, conocida en la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA comoOlimpic Games. Incluso hizo más: decretó su escalada. A comienzos de julio, The New York Times publicó una extensa información que daba cuenta de cómo Obama “ordenó en secreto un aumento de los ataques sofisticados a los sistemas informáticos de las factorías iraníes de enriquecimiento de uranio.
Aunque los afectados sospechan que Estados Unidos está detrás de estos ataques informáticos, está claro que el gobierno de Obama lo niega. También Israel.
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