Casi 80.000
jubilados del Sistema Privado de Pensiones dejarían de percibir irrisorias
pensiones; sin embargo, aún existen algunos escollos a superar.
Juan
Adolfo Herrera Doroteo es un afiliado a AFP Integra y no es una broma cuando
dice que la pensión que recibe actualmente es de US$ 65.20, lo cual equivale,
en moneda nacional, a aproximadamente 217 soles, dinero que debe alargar cada
mes.
Lo más lamentable es que no es el único que recibe una pensión irrisoria.
Lo más lamentable es que no es el único que recibe una pensión irrisoria.
Según
la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), hasta el 2014, en el Sistema
Privado de Pensiones (SPP) existían 78.407 jubilados en el país, la mayoría de
ellos con pensiones de “hambre”.
La
noticia del proyecto de ley que libera más del 90% de los fondos a partir de
los 65 años a un afiliado a la AFP, alegró a miles de jubilados.
Varios
expertos en el tema, como Jorge Gonzales Izquierdo saludaron la iniciativa
aprobada por la Comisión de Economía del Congreso por considerarla justa y
adecuada.
De
aprobarse esta norma, dice Gonzales Izquierdo, un jubilado como Juan Adolfo que
recibe 217 cada mes podría con la casi totalidad disponibilidad de su fondo
comprarse un taxi o dos de segunda mano y trabajar con ellos y obtener mayor
liquidez.
Sin
embargo, no faltaron algunos que criticaron la aprobación de este proyecto de
ley en la Comisión de Economía del Congreso. Uno de ellos, fue Juan Mendoza.
Según
el economista Mendoza, la mayor parte de la gente no gestionará adecuadamente
su dinero, y un número significativo de ancianos se la gastará tarde o temprano
(antes de morir).
En
una revista local, el economista propuso sustituir el SPP por pensiones no
contributivas residuales.
Gonzalo
Zegarra, director periodístico de Semana Económica, sostiene que quienes atacan
el esquema vigente (indisponibilidad) se dividen en dos grupos. Unos creen que
si los jubilados malgastan su plata es problema de ellos y ya verán cómo se las
arreglan. Los otros creen que el Estado tendrá que socorrerlos con generosas
ayudas propias del socialismo de los Estados benefactores.
“Yo
creo que debería ocurrir lo primero, pero desgraciadamente sucederá lo segundo
por razones políticas. Por eso mi inicial oposición al ahorro compulsivo
del sistema privado de pensiones evolucionó
hacia el reconocimiento de que este es necesario, pero en términos mucho menos
restrictivos a la libertad de los aportantes, por eso yo mismo planteé hace un
año que debería poder retirarse el íntegro del fondo al jubilarse, siempre y cuando se desregulen las
opciones de inversión de las AFP para que alcancen rentabilidades más
diferenciadas, y que se liberalicen también las opciones de retiro para que
diseñen nuevos productos más creativos y rentables que compitan con la opción
del retiro total del fondo”, dice Zegarra.
El
proyecto de libre disponibilidad de los fondos superó un escollo. Habrá que
esperar que opina el pleno. (Redacción)
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