Palabra Obispo Macedo:
En este mundo, no hay quién no esté cansado.
La pregunta es: ¿cansado de qué? ¿Cansado de luchar? ¿O cansado de sufrir?
Pues hay una gran diferencia entre esas dos personas.
El cansado de sufrir, en algún período de la vida, vencido por el miedo, puede hasta haber ido a la caverna, pero cuando se cansa de sufrir, sale y toma una actitud, enfrenta y vence sus miedos, para revertir el cuadro de derrota y vergüenza.
Como hizo Gedeón que, debido a su actitud, recibió de Dios el llamado para cambiar su propia vida y la vida de toda aquella nación.
“Y vino el ángel del SEÑOR, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo GEDEÓN estaba SACUDIENDO EL TRIGO EN EL LAGAR, para esconderlo de los madianitas.” Jueces 6:11
Al contrario del profeta Elías que, aun habiendo tenido grandes experiencias de libramiento con Dios, amedrentado por una carta, hastiado de la incredulidad y la ingratitud del pueblo de Israel y “cansado de luchar”, le pidió a Dios la muerte y se adentró en una caverna.
Fue vencido por el miedo y, así, cedió su lugar a Eliseo.
Es tan cierto que Dios escogió a otro para sustituirlo y le dijo:
“A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.” 1 Reyes 19:16
Dígame, ¿de qué está cansado usted? ¿De sufrir o de luchar?
Pues, a partir de su respuesta, es posible saber para dónde va usted: saldrá de la caverna o huirá hacia adentro de una.
¡Dios los bendiga sobremanera!
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