La infelicidad en la relación hace que mucha gente deje de creer en la existencia del amor verdadero, Sandra Prunelli fue una de ellas. “Mi primer matrimonio fracasó debido a la traición, hubo también la violencia doméstica y agresión verbal que me dejó con muchas cicatrices en el sentido psicológico,” dijo. Sin embargo, años después del divorcio, Sandra recibió una invitación de un amiga y al principio no aceptó porque estaba en otra relación en la que aún no había dado sus frutos. “Yo había pasado un proceso de divorcio y no podía mantener una relación estable. Tenía los celos, el dolor y el trauma, hasta que me acordé de la invitación y fui al Cenáculo del Espíritu Santo donde volví a creer en el amor y en la capacidad de ser feliz”, afirmó.
Sandra empezó a asistir a las reuniones de la “Terapia del Amor” y aprendió que había una solución, que habría un cambio para su vida. “Yo tuve que borrar el rencor que existía dentro de mí y me convertí en una persona adecuada para alguien. Y fue allí donde el Espírito Santo operó con toda su fuerza. Hoy, estoy casada hace un año y medio, feliz con un hombre que es un siervo de Dios, que me entiende, cuida de mis hijos como un padre, y eso es mucho más de lo que esperaba, finalizó.
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