La señora Isabel da Silva, antes de llegar al Cenáculo del Espíritu Santo tuvo una vida completamente destruida, pensó en suicidarse varias veces por no tener éxito en su vida amorosa. “Tuve un montón de problemas en mi matrimonio porque mi marido era un alcohólico, había mucha violencia, peleas entre nosotros. El ambiente en casa era malo, siempre estábamos discutiendo delante de los niños”, confesó.
Ella dijo que su esposo tenía una querida y decidió abandonar a su esposa y sus hijos para vivir con la amante. “El divorcio me hizo una persona triste, ansiosa, nerviosa, yo lloraba todo el tiempo, mi vida no tenía el gusto o sentido, hasta que mi madre vino a pasar las fiestas conmigo”, explicó.
Su madre pertenencia al Cenáculo del Espíritu Santo y siempre prendía la televisión en los programas de la iglesia. Este fue un punto de contacto con Dios en la vida de Isabel. “Luego me fui al Cenáculo y empecé a usar la fe mediante la participación en cadenas de oración y sacrificio en la Hoguera Santa de Israel. Empecé a tener cambios en mí mismo, me siento realizada porque tengo la presencia de Dios en mi vida, nací de nuevo, esa fue la primera bendición que tuvo en mi vida”, dijo.
Después de participar de la Hoguera Santa, Isabel abrió su corazón a una nueva relación. “En la misma iglesia encontré un hombre de Dios y estamos en la misma fe. Decidimos casarnos. Mi esposo y yo seguimos en la fe para alcanzar un nuevo proyecto”, finalizó.
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