Las “fiestas semáforo” son actualmente la sensación en el Cono Norte. Para ingresar solo hay que ser menor de edad. Dentro el consumo de alcohol y drogas está permitido, así como tener sexo.
La llamaremos “Jenny”. Ella tiene tan solo 14 años pero por su apariencia pareciera tener más. Su rostro muestra los signos de las interminables malas noches que ha pasado últimamente.
Esta niña que nos esquiva la mirada confiesa que desde que tenía 11 años ya era asidua concurrente de las discotecas de su barrio en San Martín de Porres. “Llegar a las 3 o 4 de la mañana los fines de semana era algo normal. Mi madre nunca me llamó la atención. Yo creo porque paraba más entretenida con su enamorado que de su propia hija”, dice.
Hoy “Jenny” asiste a una nueva modalidad de celebraciones desenfrenadas, conocidas como “fiestas semáforo”, que ahora son las más concurridas del Cono Norte de Lima porque se realizan en locales clandestinos donde los adolescentes consumen drogas, alcohol y hasta tienen sexo, tal como pudieron comprobarlo las autoridades de la Municipalidad de Independencia tras allanar un local de diversión.
Según “Jenny” el único requisito para poder entrar a estos eventos es ser menor de edad.
Las “fiestas semáforo” se promocionan en diversas páginas del Facebook, donde se anuncian las próximas actividades y dividen a los asistentes con tres colores de cintas según su situación sentimental e intenciones sexuales.
La cinta roja significa que estas enamorado, la amarilla que estás con alguien pero no te importa y la verde que eres soltero y dispuesto hacer cualquier cosa.
De acuerdo con “Jenny” las entradas para entrar a estas fiestas oscilan entre 5 y 15 soles por persona.
Las “fiestas semáforo” no son nuevas en Lima. Haciendo un repaso por las páginas del Facebook podemos encontrar que estas ya se realizaban en la capital desde el 2011.
Los escándalos en la que acaban estas celebraciones, por ejemplo, en la piscina pública “Terrazas” de Independencia pusieron al descubierto estas fiestas.
Según una vecina del lugar de nombre Janet Hidalgo, en la piscina “Terrazas” era común ver a los chicos pelearse así como a las niñas teniendo sexo.
Precisamente en una de estas celebraciones desenfrenadas, “Jenny” cuenta que salió embarazada el año pasado por lo que tuvo que hacerse un aborto para no tener problemas con su madre.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, el 30 por ciento de los embarazos no deseados entre las adolescentes se dan en fiestas donde se consume alcohol y drogas.
Cabe señalar que estas “fiestas semáforo” también se vienen organizando en Los Olivos, Comas y Carabayllo.
Cambios en el tiempo
Para el psicólogo de Cedro Milton Rojas, la globalización, el poco acercamiento de los padres hacia sus hijos, la fuerte publicidad de las empresas que venden licor y que hábilmente han asociado éxito con el alcohol, han influido poderosamente para que los chicos hoy tengan un comportamiento diferente en las fiestas.
Antiguamente los adolescentes iban a las fiestas acompañados de sus padres o hermanos mayores y se quedaban hasta las 10 u 11 de la noche como máximo. Hoy ellos van solos y regresan a la casa en horas de la madrugada, por lo general borrachos, fumados y en el peor de los casos drogados.
Según Rojas, requerimos que los padres tomen conciencia del peligro que significa que sus hijos adolescentes caminen por la vida sin ningún tipo de restricción. “Ellos tienen que ser los primeros en indagar qué hacen ellos cuando no están en casa”, señala.
Asimismo deben mejorar la comunicación con sus hijos para ganar su confianza y así lograr que ellos les cuenten sus temores, preocupaciones y dudas.
Las “fiestas semáforo” como las “fiestas pera” no se originaron en el país, son importados.
“Por lo general estos malos modelos provienen de países como Argentina, México donde también los adolescentes tienen este tipo de problemas”, sostiene el psicólogo.
Un punto a tomar en cuenta por nuestras autoridades, es que si bien es cierto que el 75 por ciento de los jóvenes peruanos pasan la etapa de la adolescencia sin muchos problemas, existe un 25 por ciento que requiere de ayuda. Por tanto, como bien dice Milton Rojas, es necesario que el Ministerio de Educación impulse los talleres de padre y contrate a más psicólogos.
Actualmente en el país existe un gran déficit de profesionales de la salud mental en las escuelas públicas. Por cada 10 colegios, solo dos o tres cuentan con psicólogos que trabajan en oficinas sin los instrumentos necesarios para su labor.
El tema de la salud mental también compete al Ministerio de Salud. Hoy el presupuesto de esta cartera para este tema apenas llega al 0,5 por ciento del 4 por ciento que se le asigna como presupuesto.
No cabe duda que hay mucho por trabajar en el tema de la adolescencia. Mientras no se tome en serio esta problemática, fiestas como estas cada vez serán más comunes en Lima y en todo el país.
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