Otelo y celos no solo riman, sino que 400 años después de estrenado el clásico del dramaturgo inglés William Shakespeare, ambas palabras son casi sinónimos.
Y fue desde esta perspectiva, llevada a un problema real latinoamericano, que el actor y director chileno Jaime Lorca, junto con su compañía Viaje Inmóvil, decidieron montar un Otelo alternativo, bastante especial.
Muñecos que interactúan con humanos para sacar el lado “B” del clásico isabelino: un Otelo machista que, cegado por los celos y víctima de un complot de envidiosos, es capaz de matar a su esposa, inocente de los cargos imaginarios de los que la acusa.
Otelo, la historia de un hombre mirado en menos por sus pares, quien asciende en la escala social y llega a liderar el ejército veneciano, llamó la atención de Lorca.
Especialmente la intervención de un tercero quien maneja la trama para sacar las pasiones más animales del general: su alférez, Yago. Es él quien manipula la historia para hacer pensar al moro que su devota esposa, Desdémona, le ha sido infiel. Todo en base a una herramienta que no ha perdido su vigencia ni efecto en 400 años: el rumor.
Skakespeare para la plebe
La idea surgió en un taller al que Lorca asistió en 2011 en Francia, en el marco del Festival Mundial de la Marioneta, en Charleville-Mézières.
Había actores de todas partes del mundo: rumanos, brasileños, belgas, locales y, por supuesto, el chileno. A pesar de las barreras idiomáticas, hubo algo en la obra que los hizo confluir.
“Es muy fácil de comprender para un actor. Son sentimientos muy básicos, la hicimos en todas las lenguas. Y ahí me quedaron las ganas de hacerlo”, cuenta Lorca.
Hacer a la gente pensar
Lorca tiene casi 30 años de teatro en el cuerpo. Cofundador de la famosa –y extinta- compañía chilena “La Troppa”, fue uno de los pioneros latinoamericanos en el arte de mezclar teatro y marionetas. La compañía viajó por todo el mundo presentando historias de guerra y horror en una estética que parafraseaba los cuentos de hadas.
A pesar de los años en las tablas, la reacción del público ante Otelo no lo dejó de sorprender. “La gente reacciona, opina, queda con ganas de conversar. Es increíble, pero nos ha pasado más de una vez tener que improvisar un ‘pregunta-respuesta’ al final de la función porque la gente no se va. Quieren conversar”, cuenta Lorca en lo que considera una reacción “súper isabelina”.
Tras una exitosa temporada en Chile, esta obra comenzará en breve su gira por Latinoamérica, donde probablemente llegue al Perú. (JRCH)
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