jueves, 3 de noviembre de 2011

Mal hábito alimenticio en la niñez genera problemas de salud en la adultez


Los primeros meses del bebé son importantes, de ahí que su alimentación sea esencial. Los padres deben estar atentos para que ellos no sufran problemas de salud


Se sabe que la alimentación que recibimos en nuestros primeros años de vida, influye mucho en la salud que conseguimos a la edad adulta. También es sabido que malos hábitos alimentarios adoptados en la niñez marcan nuestra salud cardiovascular en la adultez.

A pesar de que la gente tiene conocimiento sobre las consecuencias que esto trae, muchas veces hace caso omiso y sin importarle su salud optan por lo que conocemos como comida chatarra.

Los científicos aseguran que no es suficiente solamente aplicar medidas preventivas en la adultez, ni siquiera en niños, sino que hay que aplicar estrategias nutricionales en la primera infancia (0-4), donde se pueden obtener mejores resultados.

Una reciente investigación acaba de demostrar que los malos hábitos alimenticios adoptados en la niñez, tienen efectos acumulativos en las arterias, siendo una alimentación excesiva en los primeros 60 días del recién nacido, la culpable de aumentar la presión arterial sistólico a 0,5 mmHg y disminuir la elasticidad de las paredes arteriales 10 años más tarde.

Por su parte, un bajo peso al nacer aumenta la posibilidad de enfermedades cardiovasculares futuras.

El estudio también demostró que el crecimiento acelerado con una alimentación de estas características, en los primeros meses de vida, aumenta la prevalencia de enfermedades de infarto y de hipertensión.

El estudio evalúo el peso al nacer de 6,167 niños, los cuales fueron evaluados a los dos meses, comparando los datos con el peso y el Índice de Masa Corporal (IMC) a los 10 años.

Además en el último control se evaluó la capacidad elástica de las arterias.

Los resultados obtenidos fueron: los niños que habían subido de peso más rápidamente en los primeros 60 días de vida tenían 0,5 mmHg más de presión sistólico que aquellos que recuperaron peso más lentamente. También se observó rigidez en las paredes arteriales lo cual indica lesión arterial.

Todos los resultados fueron hallados independientemente del sexo, del IMC, de la frecuencia cardiaca y del nivel de colesterol sanguíneo de cada niño.

Al segmentar a los niños evaluados en cuatro grupos, según velocidad de ganancia de peso, se observó que los niños que aumentaron más rápido de peso la presión sistólica era 1.69 mmHg más elevada que en el grupo que había ganado peso más lentamente.

Todavía faltan investigaciones sobre este tema, y sí se pueden revertir los daños de la primera infancia, pero una cosa hay que considerar siempre, que hay que tratar de crear buenos hábitos alimenticios en los niños desde sus primeros días de vida, para así evitarles enfermedades cuando sean adultos.

Comida chatarra

No solo los malos hábitos alimenticios generan problemas de salud a las personas. Ahora se suma la ingesta de la comida chatarra.

Desde la década de los 80, este tipo de comida se ha expandido por todo el mundo y con ello el sobrepeso y la obesidad.

La frecuencia de consumo es un punto clave en el cuidado de nuestra salud, no se trata de prohibirlo todo pero sí de lograr un equilibrio.

El mensaje clave y positivo es darle prioridad a una alimentación saludable la mayor parte de la semana, incrementar la actividad física y tratar en lo posible de reducir a su mínima expresión el consumo de comida chatarra.

“Es importante que desde que son pequeños, acostumbremos a nuestros hijos a comer de manera saludable para no afectar su salud, importa mucho el ejemplo que le demos en la casa, por eso los padres también deben llevar una vida y alimentación saludable”, recomienda Faviola Jiménez Ramos, directora de la Red Peruana de Alimentación y Nutrición.


No hay comentarios:

Publicar un comentario