La renuncia irrevocable de Salomón Lerner a la Presidencia de Consejo de Ministros (PCM) y de gran parte de sus ministros han traído una serie de controversias. A ello se suma el nombramiento de Oscar Valdés como premier, que para muchos es el inicio de la militarización del Ejecutivo. ¿Usted que opina?
Salió a la luz lo que hace días era un secreto a voces. La tarde del último sábado una noticia remeció las salas de redacción de los medios de comunicación. Una carta dirigida al presidente Ollanta Humala, escrita por el hasta aquel entonces primer ministro Salomón Lerner Ghitis, en la que se hacia oficial su renuncia irrevocable al cargo. Su breve premierato pasará a la historia por haber sido uno de los gabinetes más cortos de la historia del Perú, apenas duró 136 días, en los cuales tuvo que lidiar con un rezago de conflictos sociales dejados por anteriores gobiernos que crearon un clima de zozobra que no pudo afrontar con éxito debido a la diferencia y falta de sincronización entre los ministros.
Esta renuncia según los analistas habría sido la sumatoria de una serie de acontecimientos que empezaron casi automáticamente desde que se designaron a ministros de tendencia izquierdista y de derecha, y cuya falta de criterio para abordar temas en conjunto se evidenció nítidamente durante el conflicto del proyecto Conga.
Justamente durante las horas que antecedieron al estado de emergencia, fuentes fidedignas manifestaron a “El Universal” que agentes de inteligencia tenían una lista de quienes podrían ingresar a la reunión y quienes no, situación que molestó a Lerner porque desconocía de la existencia de esa lista.
Ya en plena negociación, las llamadas del presidente Humala a Lerner se hacían más frecuentes, en ellas, el primer mandatario le exigía llegar a un acuerdo con los revoltosos o sino ese mismo día declaraba el estado de emergencia en Cajamarca.
Si bien esa posibilidad no era ajena a Lerner, él no apostaba por esta postura, de ahí su insistencia para que los dirigentes firmaran el acta que se venía trabajando.
Mientras “Siomi” se tomaba un descanso en uno de los ambientes de un hotel de la ciudad de Cajamarca a la espera de la respuesta de los dirigentes, desde Lima, Humala Tasso anunciaba al país la declaratoria de emergencia, situación que de acuerdo con el entorno del premier le habría disgustado por considerarla apurada y por la mala imagen que ello traería dentro de la población cajamarquina.
Para algunos entendidos, Humala puso a Lerner a prueba en Cajamarca. Como este desentonó entonces tomó la iniciativa de cambiarlo por alguien que como él proviene de una institución disciplinada, como es la militar. Verdades o no, lo cierto es que ahora ya tenemos un nuevo premier. Ahora la pregunta es: ¿con Oscar Valdés se está o no militarizando el régimen nacionalista?
Para el periodista César Hildebrandt, la presencia de un militar en el gabinete generaría un endurecimiento de la política, además de no simbolizar un afianzamiento de la democracia. Esto después de generar un clima de inseguridad después del cambio de gabinete, a lo que el director del semanario Hildebrand en sus 13 llama un golpe de estado.
“La posición política del gobierno con los recientes cambios va a generar por un lado un clima de satisfacción por la parte empresarial, pero por el lado de ambientalistas y de la población, se van a generar más de un enfrentamiento, eso lo tengo por seguro. Lo que espero es que eso no ocurra y que se deje de lado el diálogo, aunque el formato de gobierno está orientado a favorecer las clases de centro derecha aunque eso no significa que no se utilice parte del autoritarismo en zonas donde existan algún tipo de conflictos”, sostiene el periodista.
Esa misma percepción es la que tiene el analista político Antonio Zapata, quién señala que la disposición mostrada por el presidente Humala en la crisis de Cajamarca, y la designación de Óscar Valdés como premier, no es ni más que el inicio de la preponderancia de decisiones drásticas a medida como se vengan presentando.
Zapata añade que una muestra de lo expuesto se dio en el discurso del pasado martes en Ayacucho, en donde levantó a las Fuerzas Armadas al asegurar que el país necesita de una institución tutelar que guie sus acciones.
“Este discurso lo resume todo. Ollanta Humala va a estrechar vínculos entre el Ejército y el Estado. Esto quiere decir que el autoritarismo no está muy lejos y parece estar llegando. Ahora toca preguntar si será un autoritarismo de izquierda o de derecha. Aunque existen más probabilidades de que sea esta última”, agrega.
Entre tanto, para el analista político Fernando Tuesta, el rumbo que está tomando este gobierno al incluir a militares en el gabinete, representa una inclinación hacia un sector duro del militarismo, esto a colación de anteriores gobiernos castrenses que impusieron su poder en los años 60 (golpe de estado de Velazco Alvarado) generando una inestabilidad política y poniendo en zozobra a la población.
“En estos momentos la balanza apunta a un aspecto represivo y autoritario del gobierno. Yo no se como se van a resolver los 250 conflictos sociales que se vienen produciendo, no nos están dando una buena señal, espero que me este equivocando y que cumplan con lo que dice la hoja de ruta”, refiere.
Durante el primer tramo del gobierno de Alberto Fujimori, este empezó su gobierno con gente de izquierda, que luego fue retirando en la medida que se dio cuenta que una alianza con los militares le era más provechosa. En este nuevo binomio entre civiles y militares Vladimiro Montesinos y Nicolás de Bari Hermosa jugaron un papel importante.
¿Qué es lo que se espera de este nuevo gabinete?
Si bien el gabinete Valdés recién tiene algunos días, este ya generó vaticinios entre los estadistas sobre la política a seguir. Para el director ejecutivo de Ipsos Apoyo y analista político, Alfredo Torres, el nuevo premier tiene la imagen de una persona eficiente. “El hecho de que tenga una formación militar no quiere decir que vaya a cometer excesos, por el contrario puede que con él se ponga mayor énfasis en la lucha contra la delincuencia y el orden interno sin llegar a la exageración” refirió Torres.
Según el directivo de Apoyo, la designación de Oscar Valdés responde a una confianza por recuperar autonomía y orden. “No confundamos orden con autoritarismo, son dos cosas muy distintas, estoy en contra de quienes sostienen que la reestructuración del gobierno responde a una crisis interna y que la derecha está tomando más fuerza, tengo la esperanza de que no va a ser así”, sostuvo.
Del otro lado, Fernando Tuesta Soldevilla, enfatiza que el gabinete entro en crisis cuando se oficializó la renuncia de Lerner al premiarato. Esto debido a que en la última década ningún gabinete ha durado tan poco, por lo que es probable es que hayan existido numerosos conflictos de intereses dentro de los ministros y técnicos que participaron en la campaña electoral y que quedaron fuera del gobierno.
Soldevilla termina señalando que en estos momentos el gabinete Valdés representa el inicio de un cambio de rumbo pero sin destino final definido, por lo que recomienda hacer conocer a la opinión pública los próximos pasos a seguir.
DATOS:
1.- El gabinete que menos duró fue la de Roberto Dañino en el año 2001 durante el gobierno de Alejandro Toledo, apenas 349 días.
2.- Le sigue el gabinete Del Castillo con 810 días, en el gobierno de Alan García Pérez. Esto después de que estallara el escándalo de BTR.
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