Gastón Acurio se ha puesto al hombro la gastronomía nacional, y lo ha llevado a pasear por los calles donde antes desfilaban solo la sazón italiana, francesa, india y otros más de clase A1. Pero una amalgama de culturas que desembocaron en la cocina nacional tenía que correr ese destino. Y ahora pasa por la alfombra roja del glamour internacional.
Hay un mito que señala que Gastón hace algún tiempo contó que allá en España un grupo de peruanos se quejaba de ver en un restaurante el precio elevadísimo de una causa rellena. En algunos restaurantes, este plato típico cuesta alrededor de 6 a 8 euros. Los chicos le habían manifestado a Gastón su desazón de tener que pagar tanto para un plato que, acá en Lima, es apenas unos cuantos soles. Lo que el chef nacional contestó los paralizó: es cierto, no creo que deba costar 8 euros, creo que debe costar 14 euros. De eso modo, Gastón Acurio pretende erigir nuestra cocina al nivel de las grandes gastronomías del mundo. Porque si un plato exquisito de España vale 20 euros, porque nuestra causa u otro cualquier referente nacional va a costar unos centavos a comparación con las otras comidas.
Acurio, además de ser un calificado chef quien ha esparcido la marca Perú por todos los lugares donde ha pisado, también es crítico de algunas medidas gubernamentales que retrasan el avance de la cultura culinaria. “El Estado aún no ve en la pequeña agricultura una oportunidad económica, lo que ve hasta ahora es solo un problema”, sentencia.
“Hoy la política de Estado apuesta por la gran agricultura, y está bien. Pero cuando crea en la mediana y la pequeña agricultura, el Perú va a ser una potencia alimentaria mundial”. Hasta ahí, se ha avanzado mucho. Sin embargo, aún falta rescatar del olvido al agricultor peruano. Así lo manifiesta Gastón al sostener que Mistura nos ayuda para que la gente conozca estas historias y reconozca el valor de los campesinos en sus vidas.
Falta de reconocimiento
Cada vez que Gastón se manifiesta sobre lo que todavía falta por hacer para llevar a la gloria a nuestra cocina, sus palabras sin duda alguna caen en la responsabilidad eterna que tiene el Estado, como una deuda pendiente con el campesino. “El día que se creen las denominaciones de origen y las políticas de Estado promuevan la búsqueda de nichos de mercado en el mundo para nuestros campesinos, habrá una explosión”.
El impulsor de la feria gastronómica Mistura también agrega que el Estado ya no puede ser un asistencialista porque el individuo quiere crear, desarrollar. La élite limeña no se escapa de sus críticas. “Todo peruano que tenga éxito tiene una responsabilidad con el país”, sentencia. ¿Pero que significa tener una responsabilidad con el país? Es simplemente una suerte de devolución. Devolver al país la suerte que uno ha recibido. Como si de una campaña electoral se tratara, Gastón agrega: “Es el momento de asumir su responsabilidad de vivir con el honor de ser peruano y ser parte de una élite que convirtió un pueblo de oportunidades para pocos en un pueblo de oportunidades para todos”. Es necesario construir la marca país. Y para crear ese valor, “tenemos que creer que eso es más importante que lo que nosotros hacemos en la vida individual”, finaliza.
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