jueves, 15 de septiembre de 2011

A 19 años de la captura de Abimael Guzmán


A las 8:45 de la noche del 12 de setiembre de 1992, un grupo de policías al mando del General Ketin Vidal logró ubicar y detener a líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. Diecinueve años después si bien el terrorismo no es el mismo, no debemos confiarnos


Mientras el mundo recordó aún con nostalgia la muerte de casi tres mil personas producto de un cobarde atentando terrorista ocurrido en los Estados Unidos la mañana del 11 de setiembre de 2001, en el Perú pasó casi desapercibido la conmemoración de la captura de Abimael Guzmán Reynoso, líder de uno de los grupos subversivos más sanguinarios que existió en el país.

Precisamente un 12 de setiembre de 1992, luego de años de intensa búsqueda, un grupo de policías al mando del General Ketin Vidal dio con el paradero del terrorista más buscado en esa época. Su captura marcó un punto de inflexión en la historia del Perú.

La situación del país era tan dramática durante esos años, que pocos días antes de la denominada “captura del siglo”, diarios tan serios como The New York Times” editorializaban sobre la necesidad de auxiliarnos mediante una fuerza armada continental.

A pesar que han pasado 19 años de aquella fecha, es bueno recordar que la detención de este jefe cabecilla no fue producto del azar. Ya desde 1989, un grupo especial de inteligencia de la policía denominada GEIN se había puesto a trabajar para tal propósito.

La noche del 12 de setiembre tras confirmarse el paradero del llamado “Presidente Gonzalo”, se puso en marcha la “Operación Victoria”.

El ingreso al refugio de Abimael Guzmán en el distrito de Surquillo se produjo a las 08:45 p.m. De inmediato, el jefe de la acción, Mayor Valencia, comunicó la captura al GEIN, donde estaban a la espera del resultado, el general Vidal y el coronel Jiménez, uno de los artífices de la investigación junto con sus colegas Juan Gonzáles Sandoval y Marco Miyashiro.

Ambos se dirigieron a la casa de Los Sauces, refugio de Guzmán. Una de las primeras órdenes de Vidal fue respetar la vida del prisionero, cuyo movimiento terrorista significó la muerte de miles de peruanos durante más de una década.

“Soy el general Antonio Ketín Vidal, jefe de la Dincote”, se presentó. Ambos se estrecharon las manos.

Los policías presentes recuerdan lo que entonces dijo el director de la institución. “Usted tiene que saber que en la vida se gana o se pierde. Esta vez le ha tocado perder. Espero que haga una interpretación dialéctica de esta situación”.

El general Vidal invitó a tomar asiento a Abimael Guzmán, quien se quejaba de dolor en las caderas a causa de su viejo mal, la psoriasis. Luego respondió: “Es cierto que me han detenido y que detendrán a muchos más. Pero lo que está aquí (señaló su cabeza) y el pensamiento del pueblo, nadie lo va a eliminar”.

A las 09:30 p.m., el general Vidal hizo llamar a Palacio de Gobierno para dar la buena noticia, que se convirtió en el hecho más importante del año, y significó el inicio del fin de la pesadilla terrorista.

De profesor a terrorista

Abimael Guzmán Reynoso antes de ser parte y líder de Sendero Luminoso fue docente de filosofía de la Universidad Nacional de Huamanga, Ayacucho.

Precisamente en dicha universidad por invitación del rector Efraín Morote, estudio quechua y se volvió activo en círculos políticos de izquierda. Atrajo a otros académicos de ideas similares comprometidos en hacer la revolución en el Perú. Visitó la República Popular China por primera vez en 1965. Luego de ejercer como jefe de personal en la Universidad San Cristóbal de Huamanga, Guzmán dejó la institución a mediados de los años 1970 y entró en la clandestinidad.

En los años 1960, el Partido Comunista Peruano se fraccionó por disputas ideológicas y personales. Guzmán, que había tomado una posición maoísta, surgió como el líder de la facción conocida como Sendero Luminoso.

En sus inicios, Sendero trabajó dentro de los círculos académicos en diversas universidades peruanas; sin embargo, a finales de los años 1970, el movimiento se convirtió en un grupo terrorista centrado en Ayacucho. En mayo de 1980, el grupo lanzó su guerra contra el gobierno peruano quemando papeletas electorales en Chuschi, un pueblo cercano a Ayacucho, con el propósito de irrumpir contra las primeras elecciones democráticas del país desde 1964.

Después de esa acción, Sendero Luminoso creció eventualmente hasta llegar a controlar vastos territorios rurales en el centro y sur del Perú y llegó a tener presencia incluso en áreas cercanas a Lima, en donde perpetraron numerosos ataques. El propósito de la campaña senderista era desmoralizar y socavar al gobierno del Perú para crear una situación conducente a un golpe de estado que pondría a sus líderes en el poder.

No solo atacó a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional del Perú, sino también a civiles de todas las clases sociales, empleados gubernamentales a todos los niveles y a otros militantes de izquierda y a todos los trabajadores que no participaban en las huelgas organizadas por el grupo y campesinos que colaboraran con el gobierno en cualquier forma (incluyendo votar en las elecciones democráticas).

Cadena Perpetua

Actualmente Abimael Guzmán juntamente con gran parte de su cúpula de muerte, está recluido desde 1992 en la Base Naval del Callao. En el 2005 se le llevó a cabo un nuevo juicio. Un año después la Sala Penal Nacional de Terrorismo de la Corte Suprema lo condenó a cadena perpetua. Igual pena recibió su compañera sentimental Elena Iparraguirre, camarada “Miriam”. El resto de su cúpula fue condenado a 25 y 35 años de prisión.

NOTA:

La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) estimó que el conflicto armado interno acaecido en el Perú durante la década de los 80 y 90 cobró la vida de aproximadamente 70.000 personas, de las cuales el 70 por ciento murió a manos de Sendero Luminoso.

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