viernes, 30 de septiembre de 2011

Los obesos serían menos capaces de resistir las tentaciones


Las personas delgadas podrían ser capaces de reunir más defensas mentales que los obesos a la hora de resistir la tentación de comer alimentos con muchas calorías


Escáneres cerebrales de personas delgadas que miraron fotos de alimentos con gran contenido calórico mostraron una mayor actividad en una región del cerebro usada para controlar el impulso, mientras que los obesos mostraron poca actividad en esa zona cerebral, señalaron los investigadores.

“Creo que esencialmente habría razones biológicas de por qué la gente no puede controlar su deseo por la comida”, dijo Robert Sherwin, de la Facultad de Medicina de la Yale University, en Connecticut, quien trabajó en el estudio publicado en Journal of Clinical Investigation.

El estudio forma parte de un intento por comprender los procesos biológicos que contribuyen a la obesidad, que afecta a más de una tercera parte de los adultos y a casi el 17 por ciento de los niños de Estados Unidos y que se está convirtiendo en una epidemia mundial.

Expertos de Yale y de la University of Southern California usaron imágenes captadas por resonancia magnética para examinar qué zonas del cerebro se activaban cuando una persona veía imágenes de alimentos altos en calorías, comidas sanas como frutas y verduras, y otras cosas que no son alimentos.

El estudio incluyó a 14 voluntarios sanas - nueve delgados y cinco obesos - que se sometieron a controles cerebrales dos horas después de comer. Los investigadores manipularon los niveles de azúcar en sangre, evaluando a los sujetos cuando tenían cantidades normales y bajas de glucosa.

El equipo descubrió que cuando los niveles de azúcar en la sangre eran bajos, regiones del cerebro llamadas ínsula y núcleo estriado - vinculadas con las recompensas - estaban activas, lo que señalaba un deseo de comer.

La corteza prefrontal, que normalmente desalienta los deseos de comer, era menos capaz de poner freno a las señales generadas desde el estriado para alimentarse.

Eso se daba especialmente en los participantes obesos a los que se mostraban fotos de alimentos muy calóricos.

Pero cuando los niveles de azúcar en sangre eran normales, los sujetos delgados mostraban una mayor actividad en la corteza prefrontal y eso reducía la actividad en las regiones cerebrales vinculadas con las recompensas.

“Se trata de un controlador, una función superior que controla los centros de recompensa. Ese controlador es deficiente en las personas con obesidad. En ellas no se activa ese sistema”, dijo Sherwin.

El experto señaló que se necesitan estudios más amplios para confirmar los resultados, pero agregó que la investigación sugiere que los obesos serían menos capaces de desactivar las zonas del cerebro que los llevan a caer en la tentación de la comida. “Eso probablemente contribuye a su obesidad”, concluyó.

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