Las manualidades son mi fuerte, nos dice sonriente Kelly Salcedo (21 años), quien llegó al centro Ann Sullivan desde muy pequeña, allí aprendió que la vida es un reto y que por eso hay poner mucho esfuerzo en lo que uno hace para obtener recompensas.
Kelly a pesar de una chica Down trabaja desde hace unos años en Yobel, una empresa dedicada a la elaboración de joyas finas de exportación, en donde ella realiza las mismas labores que una persona normal, con la diferencia que para ella el trabajo no le genera ningún tipo de cansancio ni mental ni físico, por lo que es idónea para el puesto, nos cuenta su supervisora Eliana Arbulú, quién nos narra que todo el tiempo que lleva laborando jamás ha tenido una queja de su trabajo, por el contrario su rendimiento es óptimo por lo que están a punto de renovarle el contrato, nos comenta su jefa.
Ella como muchas jóvenes del centro, tuvieron que pasar una serie de pruebas antes de empezar a trabajar, una de ellas era la de vencer la timidez, su principal obstáculo. Después de superar una serie de pruebas durante los 4 años que dura el curso de capacitación, Kelly logró vencer su problema y estaba apta para entrar a trabajar en cualquier trabajo. “Me gusta lo que hago, me paso todo el día haciendo manualidades, además puedo ayudar a mis padres con los gastos y eso me hace sentir bien”, nos responde entusiasmada Kelly.
Según especialistas, las personas con Síndrome de Down, desarrollan una habilidad para realizar trabajos repetitivos sin mayor esfuerzo, a ellos no les cansa hacer un misma rutina todos los días, es más tienen predisposición para labores manuales como es este el caso.
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