El modelo de desarrollo alternativo de San Martín que ha causado admiración a propios y extraños debido a su éxito de convertir a cientos de campesinos dedicados por años al sembrío de coca en principales promotores de cultivos lícitos como el cacao, café, etc., y que el presidente de Devida, Ricardo Soberón, ha anunciado en el Congreso que va replicar en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE), se debió básicamente en que dicha región durante años se aplicó una erradicación sostenida, política que precisamente no comparte el mandamás de esta institución.
Para quienes conocen la filosofía del actual presidente de Devida, la lucha contra el cultivo ilegal de coca no debe pasar por la erradicación sino más bien, como lo reiteró ante la Comisión de Defensa del Congreso, por denunciar los lavados de activos, el control de los insumos químicos y la inteligencia policial.
La precisión de Soberón respecto a este tema representa, como han señalado algunos entendidos en la materia, la confirmación de que el objetivo del Gobierno ya no será perseguir los cultivos y a los campesinos sino que se concentrará en la guerra contra las mafias y carteles de narcotraficantes.
Si bien el titular de Devida dijo en el Congreso que de todas maneras se iba a llevar a cabo la erradicación, contradiciéndose con lo que afirmó días antes en diferentes medios de comunicación, la pregunta ahora es a quién le creemos. No cabe duda que su presentación ante el Parlamento terminó generando mas preguntas que solo el tiempo despejará.
Para Jaime Antezana, experto en temas cocaleros, el problema del enfoque que le quiere dar Ricardo Soberón a la lucha contra el narcotráfico, en el caso específico del VRAE, que es la zona donde ahora se concentra la mayor cantidad de cultivos de coca en el país, es que él quiere llevar a esa región un modelo de desarrollo alternativo que precisamente tiene como eje fundamental la erradicación sostenida de esta planta.
Precisamente hace algunos meses atrás Antezana visitó la región que hoy Soberón ha anunciado va replicar en el VRAE, y allí pudo comprobar cómo una política que no solo significó capacitar a cientos de campesinos, sino también buscarles mercado y sobre todo mantener una política de erradicación sostenida de esa planta para que este modelo no fracase, pudo lograr que muchos de ellos que antes se dedicaban solo a la coca ahora estén sembrando cacao, café, palma aceitera, etc.
Por ejemplo, en Santa Rosa de Mishoyo, distrito de Pólvora, Tocache, Antezana pudo observar como muchos campesinos se han convencido que el cacao y el café son productos que tienen buen precio, de ahí que luego de la erradicación muy pocos quieran volver a resembrar coca.
En efecto, como cuenta Antezana, en Santa Rosa hay muy poca coca, ahora la resiembra es mínima, marginal. La disposición al cambio es mayoritaria. Y no se limita a ello. El experto sostiene que hay sectores importantes de la población de Santa Rosa de Mishoyo que, con su propio esfuerzo, están produciendo cultivos de cacao, café y plátanos, sin apoyo del Programa de Desarrollo Alternativo ni de ningún organismo, sea privado o estatal.
“Un hecho concreto fue el caso de una señora, de más de 50 años, que estaba transportando unos 50 sacos de cacao a la ciudad de Santa Rosa proveniente del caserío Túpac Amaru, al otro lado del río Mishoyo, para dirigirse a los compradores”, refiere el experto.
Según Antezana que estuvo en la zona en el último mes de julio, la señora dueña del cargamento le dijo: “esta producción es mi propio esfuerzo, sin apoyo de nadie”.
“No cabe que el hecho que esa humilde campesina, antes cocalera, esté ahora vendiendo cacao, es la prueba de que Santa Rosa, hace poco principal reducto del narcotráfico en Tocache, esté cambiando. Donde antes solo se cargaban fardos de coca, ahora cargan sacos de cacao”, concluye Antezana.
También en Uchiza
Así como en Santa Rosa, en Uchiza, antigua zona del narcotraficante Fernando Zevallos, definitivamente la coca es mínima y marginal. De acuerdo con lo visto por Antezana, el paisaje general de este distrito y sus comunidades están dominados por las plantaciones de palma aceitera, cacao, palmito, arroz, plátano y, en las partes altas, café. “Aquí el cambio es notable”, remarca.
Para el experto en temas cocaleros, dos son las zonas ilustrativas del cambio en Uchiza. Por un lado, esta la comunidad de Paraíso, ubicada en la frontera con el distrito de Cholón (Marañón/Huánuco), donde predomina el cacao, plátanos y la palma aceitera; también el arroz. Y de otro lado, la comunidad de Crisneja, ubicado en la parte alta del distrito de Uchiza, donde se observa bastante producción de café y maíz morado, así como yuca.
No cabe duda, que estas zonas de San Martín como otras la tendencia es a la reducción y marginalidad de los cultivos de coca. La resiembra es mínima. El cambio que está en curso en este valle ha sido posible principalmente por la erradicación de cultivos ilegales, por los buenos precios que tienen hoy el cacao, café y plátano, y por la ejecución de programas de desarrollo alternativo. Sin embargo, como sostiene Antezana nada indica que ese cambio sea irreversible. Eso dependerá de una mayor presencia de programas de desarrollo en la zona, así como –cuando la situación amerite- de reducción de las eventuales resiembras de coca. Precisamente esto es lo que no quiere entender el actual titular de Devida, quien se empecina en aplicar un modelo en el VRAE que de fracasar, que es lo más seguro, generará un mayor problema en esa región.
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