El mayor tesoro de un país son sus niños. Este precepto que debiera estar siempre presente en las agendas de nuestras autoridades, parece haber estado relegado por muchos gobiernos. De ahí que hasta el 2010, a pesar del crecimiento económico que ha experimentado el país a un ritmo de siete por ciento anual, todavía existan 753,597 niños menores de cinco años afectados de desnutrición crónica.
En el Perú 14 de cada 100 niños menores de cinco años que viven en el área urbana y 39 de cada 100 en la zona rural están desnutridos y no alcanzan la talla ni el peso adecuado para su edad, lo que conlleva a que todos los afectados tengan daños irreversibles en su desarrollo físico, intelectual y emocional.
Según la enfermera Sonia Girón, del Centro de Salud La Esperanza en la Región Tacna, si se logra trabajar con la madre desde que está embarazada, a pesar de que ella sea analfabeta, las posibilidades para que su niño nazca con buen tamaño y peso son grandes.
Actualmente se calcula que a nivel nacional existe un ocho por ciento de niños que tienen bajo peso al nacer.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) del año 2009 – 2010, Huancavelica encabeza la lista de regiones con mayor desnutrición crónica de niños menores de cinco años registrada entre el 2009 y 2010. Más de la mitad de su población infantil es afectada por ella (más de 35 mil niños, equivalente al 54,6%). Le sigue Cajamarca (40,5%), Ayacucho (38,8%), Apurímac (38,6%) y Huánuco (37,5%). Por otro lado, Tacna, Moquegua y Lima registran las tasas más bajas (3%, 5,7% y 8,9% respectivamente).
Informes recientes muestran que existen 383 distritos con alto nivel de vulnerabilidad a la desnutrición crónica infantil. En ellos viven más de 300 mil niños menores de cinco años, que tienen una probabilidad del 87% de caer en desnutrición. De igual modo, hay 474 distritos, donde viven más de 298 mil niños menores de cinco años, que también presentan un alto riesgo de sufrir de esta deficiencia.
No solo es alimentación
Tradicionalmente se ha manejado la idea de que la desnutrición infantil es un problema de falta de alimentación. De acuerdo con UNICEF, CEPAL y el MINSA, hoy reconocen que esto no es así. Ahora entran a tallar otros factores, algunos de orden económico, político, cultural y social.
Según la obstetra Rosa Vallejos, generalmente la desnutrición se inicia desde la etapa pre natal por insuficiente de nutrición materna, y continúa en los primeros meses, por falta de lactancia materna. Posteriormente, dice, se agrava por la introducción tardía e insuficiente de alimentos complementarios debido a problemas de inseguridad alimentaria de la familia y dificultades de aprovechamiento de los mismos por presencia simultánea y persistente de enfermedades infecciosas (diarreas, infecciones respiratorias agudas, etc.)
Errores en su erradicación
Según un último informe del Banco Mundial sobre la Protección Social en la Región, las políticas para combatir la desnutrición infantil en el Perú han venido fracasando debido a que los programas asistenciales alimentarios que se vienen aplicando desde hace varios años adolecen de una serie de deficiencias, como: la duplicidad de acciones, filtraciones, reducida efectividad en el logro de sus objetivos nutricionales, mecanismo de monitoreos limitados, por lo que este organismo recomendó realizar una serie de ajustes a estos programas, a efecto de lograr las metas deseadas.
Para la expresidenta de la Comisión de Salud del Congreso de la República, Hilda Guevara, las deficiencias encontradas por dicho organismo internacional se debieron básicamente a que durante el gobierno de Toledo se desatendieron los programas sociales, lo que trajo consigo, por ejemplo, que los pocos esfuerzos que hubieron se duplicaran.
En efecto, durante el régimen toledista era común ver como una misma persona recibía apoyo de más de una institución o en su defecto habiendo dejado la pobreza extrema aún era beneficiaria de los programas sociales.
Según Guevara esto se debió a que no existía una base de datos de beneficiarias, que durante la gestión de Mercedes Aráoz al frente del Ministerio de Economía fue corregida.
Cabe señalar que durante el gobierno aprista se creó la estrategia CRECER, que si bien buscó disminuir la desnutrición crónica infantil esta no tuvo los resultados esperados por falta de mayores recursos económicos.
Aún así el actual gobierno de Ollanta Humala considera que debidamente potenciado con los recursos necesarios y el personal técnico calificado, la estrategia CRECER podrá tener mejores resultados que durante la administración aprista. Habrá que esperar.
Seis propuestas a tomar en cuenta
Para combatir la desnutrición crónica en el Perú, en diciembre del año pasado el Grupo Inversión en la Infancia integrado por el Ministerio de Educación, UNICEF, Salgalú, entre otras instituciones, organizó el II Encuentro Nacional de Inversión en la Primera Infancia. En dicho evento luego de un análisis crítico sobre la situación de este problema, se propusieron seis puntos para que las autoridades los pongan en sus agendas.
a) Garantizar la alimentación adecuada y de suplemento de hierro para madres gestantes. Para ello, había que aumentar la cobertura pre natal y el suministro de sulfato ferroso de calidad en los centros del primer nivel de atención de salud, regulando la dosificación para las madres que no lo toleran y orientándolas para que lo consuman y superen ciertas resistencias culturales o hábitos inadecuados de consumo.
b) Proteger y mejorar las condiciones de la madre trabajadora para asegurar la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del niño, estableciendo facilidades en los centros laborales o promoviendo guarderías temporales para la madre que trabaja en el sector informal de la economía.
c) Asegurar la disponibilidad y consumo de alimentos complementarios adecuados para los niños en las familias. Las “papillas nutricionales” distribuidas a través de los programas de atención alimentaria requieren mejorar su sabor y aceptabilidad cultural para incrementar su consumo, ligando su composición a la producción local de alimentos nativos.
d) Mejorar la articulación y focalización de la atención de los servicios de salud y mejoramiento de la calidad del agua y saneamiento.
e) Potenciar el adecuado cuidado de la salud, alimentación y estimulación del niño desde el hogar, orientando a las familias en prácticas claves como el lavado de manos, tratamiento y almacenamiento seguro del agua en el hogar, la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad, etc.
f) Incrementar y fortalecer la oferta pública de servicios de cuidado y educación temprana para niños menores de cuatro años (Wawa Wasis, Cunas, SET, PIETBAF, PAIGRUNA). Esto debiera ser consecuencia de una sinergia entre los servicios de salud y educación para obtener un mejor impacto en el desarrollo infantil.
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