En los últimos días una serie de especulaciones se vienen tejiendo en Venezuela sobre la posibilidad que Hugo Chávez deje el poder si su enfermedad se agravara. Moisés Naím, escritor y periodista venezolano, esgrime en un diario español una serie de conjeturas sobre lo que sucedería en su país si esto aconteciera
La mitad de la población venezolana tiene menos de 25 años. Esto significa que la mitad del país no ha conocido un líder distinto de Hugo Chávez, el jefe de Estado del hemisferio occidental que más tiempo lleva en el poder -12 años-. Chávez ha dejado claro que será candidato en las elecciones presidenciales de 2012, que su victoria es inexorable y que aspira a seguir mandando hasta 2031. Sin embargo, repentinamente, el cáncer amenaza estos planes.
La naturaleza exacta de la enfermedad de Chávez es un secreto, pero él mismo ha dado a entender que es grave. Esto ha desatado en Venezuela un conflicto político tan encarnizado como soterrado. No entre sus partidarios y la oposición, sino entre las distintas facciones del chavismo que lucharán por sucederlo en caso de que el comandante de un paso al costado producto de su enfermedad. Estas pugnas son aún silenciosas porque los protagonistas se cuidan mucho de mostrar sus apetencias: es peligroso que Chávez los descubra maniobrando para reemplazarlo.
Según la columna del escritor y periodista venezolano Moisés Naím, el presidente ha concentrado todo el poder y no deja espacio para ningún otro liderazgo, por lo cual ni hay sucesores obvios ni instituciones para manejar una eventual transición. Allí él se pregunta como muchos ¿qué pasará en una Venezuela post-Chávez? “Así como están las cosas nadie lo sabe, pero lo que es seguro es que las facciones chavistas, diversas, divididas, muchas de ellas armadas y todas con mucho dinero, tendrán gran influencia en cualquier transición”, asegura.
La más importante de todas ellas son las Fuerzas Armadas, leales a Chávez pero carcomidas por una fragmentación que él mismo ha promovido. Uno de sus líderes, y favorito del presidente, es el general en jefe Henry Rangel Silva. Rangel ha declarado que los militares no tolerarán un Gobierno de la oposición, aun cuando ganara las elecciones de 2012. En 2008, el Gobierno estadounidense incluyó a Rangel en la lista de quienes acusa de prestar “apoyo material al tráfico de narcóticos”.
Según la CIA, Venezuela se ha convertido en un centro muy importante de lavado de dinero y tráfico de drogas, armas y personas. El volumen de estas actividades es tan enorme, que no sería posible sin la complicidad de algunos militares y civiles allegados al poder. Por lo tanto, una de las facciones que intentará influir en la sucesión de Chávez será ese grupo relacionado con organizaciones criminales globales, que hará todo lo posible por tener un Gobierno tolerante.
De acuerdo con la agencia norteamericana, otra facción interesada la forman los militares y políticos venezolanos vinculados a la inteligencia cubana. Chávez subsidia a Cuba con 5.000 millones de dólares anuales, incluyendo el 60% del petróleo que la isla consume. Para sobrevivir, el régimen de La Habana también necesita en Caracas un aliado, por lo que sus agentes jugarán un papel decisivo en cualquier proceso de sucesión.
“Los militares no son el único grupo armado. Chávez ha creado milicias y oscuras organizaciones paramilitares que pueden activarse si la lucha por el poder desemboca en enfrentamientos violentos en las populosas ciudades del país”, refiere Naím en su última columna publicado en el diario El País de España.
El escritor dice también que no todo cuenta las armas, también pesa el dinero. “Otra facción pro-Chávez que sin duda desempañará un papel en el eventual proceso de sucesión es la burguesía bolivariana, o los boliburgueses, como se les conoce en Venezuela. Son empresarios que han usado sus vínculos con el Gobierno y las fuerzas armadas para acumular fortunas inconmensurables durante el boom petrolero de la etapa chavista. Son los intermediarios indispensables para cualquier transacción en la que participe el Gobierno venezolano ya sea la compra de armas a Bielorrusia, de pollos a Brasil, tractores a Irán, o los préstamos a Argentina”, sostiene.
Sobre el papel que desempeñaría la oposición en una eventual transición, Moisés Naím cree que la sociedad civil, especialmente el movimiento estudiantil, si bien podría jugar un rol importante duda que pueda ser efectiva debido a que no cuenta con armas, matones o dinero.
Finalmente, está la familia Chávez, sobre todo Adán, el hermano mayor del presidente. Hace poco, Adán Chávez declaró: “Sería imperdonable limitarse tan solo a lo electoral y no ver los otros métodos de lucha, incluso la lucha armada”.
Por supuesto, es prematuro dar a Chávez por acabado. De hecho ha cambiado su obsesivo eslogan “Patria, socialismo o muerte” por “Viviremos y venceremos”. Vivir y vencer son ahora sus prioridades.
También ha introducido una reveladora exhortación: “¡Unidad, unidad, unidad!”. En vista de lo bien que le ha ido polarizando a los venezolanos, cuesta imaginar, señala Naím, que Chávez llame ahora a la unidad de sus compatriotas. A su juicio, su ruego va dirigido a los simpatizantes, a los grupos cuya maltrecha unidad Chávez necesita para seguir mandando en el país con las mayores reservas petrolíferas del mundo.
De lo que pueda pasar en los próximos meses y años en Venezuela, dependerá mucho de la salud de Chávez. Si esta se resquebraja producto del cáncer que padece, entonces se avecinan cambios, sino fuera así es probable que continúe en el poder por muchos años más.
SEPA:
Hugo Chávez Frías nació el 28 de julio de 1954 en Sabaneta, Barinas, Venezuela. En 1971 ingresó al ejército donde desarrolló un interés por la política y fue cofundador en 1982 del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200). En 1992 Chávez dio un golpe de estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Por la intentona golpista sufrió cárcel por dos años. En 1998 con el apoyo del Movimiento Quinta República llegó a la presidencia de su país. Desde entonces, a través de una serie de argucias, continua en el poder.
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