El nuevo presidente ofreció no erradicar cultivos de coca mientras fue candidato, después del mensaje a la Nación quedan algunas dudas. “El Universal” conversó con dos entendidos en la materia sobre las razones de ese cambio. Aquí sus puntos de vista
El narcotráfico y los cultivos ilegales de hoja de coca en el Perú, se han convertido en uno de los principales problemas económicos y sociales del país. Cada uno de los presidentes que ha ingresado al poder en los últimos años ha intentado implementar una serie de estrategias que permitan solucionar este grave problema, sin que a la fecha algunas de ellas haya tenido éxito. Sin ir muy lejos, la administración García propuso en el año 2009 bombardear las pozas de maceración de cocaína en la selva peruana, luchar contra los laboratorios ilegales donde se prepara cocaína y erradicar bajo los esfuerzos del CORAH los cultivo ilegales, sin ningún resultado positivo, más por el contrario llevó a que varias cuencas cocaleras, principalmente la de Monzón y el Alto Huallaga, se levantaran generando una serie de perjuicios a la colectividad.
Si bien es cierto que el Perú aun no ostenta el título de mayor productor de coca en el mundo, la tendencia ha sido al alza en los últimos cinco años. Para el representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, ONUDD, Flavio Mirella esto se trataría de una afirmación alarmista considerando que se van a iniciar políticas antidrogas con ayuda de la cooperación internacional.
La promesa
En la reciente campaña presidencial el entonces candidato Ollanta Humala Tasso, aseguró como parte de su plan de gobierno que de ser elegido para gobernar el país no existiría mas la erradicación forzosa de los cultivos de coca y que los representantes del (CORAH) ya no ingresarían a las zonas de cultivo e incluso se iniciaría un proceso de empadronamiento para los campesinos cocaleros. Estas afirmaciones como era lógico llevaron a que este gremio apoyara decididamente al entonces candidato. Sin embargo, durante su primer discurso a la Nación, el nuevo presidente dijo todo lo contrario a lo que prometió. Esto obviamente ha generado mucha preocupación entre los cocaleros que se sienten nuevamente engañados.
¿Pero qué paso para que Ollanta Humala cambiara en tan poco tiempo de parecer con respecto a este tema? ¿Habrá habido alguien que presionó para que ello ocurra?
De acuerdo con Jaime Antezana, experto en temas cocaleros, la rectificación de Humala cuya decisión parece ser soberana tendría como objetivo perfilar los ejes centrales de una posible estrategia nacional de lucha contra el narcotráfico, sin embargo dice que habrá que esperar que el primer ministro se presente en el Congreso para saber si este cambio del presidente es parte o no de un plan que se tiene contra este flagelo.
Como fuese, Antezana considera que este discurso marca una ruptura de relación que Humala Tasso tenía con los cocaleros y que podría traer graves consecuencias sociales para su gobierno, ya que es muy posible que los dirigentes de estos gremios tomen alguna medida de presión contra su gobierno este fin de mes, justamente durante el congreso que van a tener los cocaleros en Lima.
Para el encargado del área de prensa de la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de Perú y Ecuador (UNODC), Federico Tong Hurtado el giro que ha tenido Humala sobre este tema se explicaría por el asesoramiento de su equipo de técnicos que le habrían dicho que llevar adelante su propuesta lo único que iba a lograr era aumentar el número de cultivo de coca en el país.
Al igual que Antezana, Tong considera que la ruptura que ha hecho Humala con los cocaleros le va traer muchos problemas durante su gobierno.
Cabe resaltar que en el año 2010 en el Perú se llegó a 61,200 hectáreas de cultivo ilegal de hoja de coca, 2.2 % más que en el 2009, cifra que demuestra el fracaso de la lucha contra el narcotráfico que tuvo el último gobierno.
La solución
Para Jaime Antezana, la lucha contra el narcotráfico debe tener como primera iniciativa la creación de programas de desarrollo económico social para las zonas de producción de hoja de coca y de drogas que sería el eje central del enfoque. Asimismo se debe controlar los insumos químicos teniendo como marco los mismos programas económicos sociales para los valles.
Por otro lado, también considera que se debe realizar una lucha contra el lavado de activos y finalmente se tiene que crear un programa nacional de erradicación de los cultivos de hoja de coca que han crecido de manera sostenida a la largo de la década. “Solo de esta manera, podremos hablar de una verdadera lucha contra este grave flagelo que amenaza con carcomer nuestra sociedad”, refiere Antezana.
Por su parte Federico Tong considera que una forma viable de combatir este problema es haciendo un buen uso de las políticas de desarrollo alternativo con inclusión social que ya vienen dando excelentes resultados. Según el funcionario de la UNODC, 23 mil familias, reunidas en 14 cooperativas, lograron ventas por más de 100 millones de dólares durante el 2010, por lo que reitera que este es un buen camino para iniciar el cambio, y de seguir así para el 2016 estas personas que antes se dedicaban al cultivo de hoja de coca podrían generar ganancias por más de 300 millones de dólares totalmente legales.
Tong recordó que de las 129, 500 toneladas de hoja de coca que se producen al año tan solo 9 mil van hacia el comercio legal o tradicional. “Estas cifras son verdaderamente alarmantes , en ese sentido el único encargado de implementar políticas que hagan el cambio en estos números es el Estado acompañado siempre de un conjunto de obras de infraestructura no solo para combatir o erradicar cultivos sino también para el beneficio de la población a través de una mayor inversión en sus municipios o gobiernos regionales, ya que en muchos casos en estos lugares no cuentan ni siquiera con un centro de salud o centros educativos para los niños, de esta manera se daría un paso importante y sobretodo se les daría a estas personas otras oportunidades y se colaboraría con una economía legal”, refiere Tong Hurtado .
Sea cual fuera la decisión que tome el gobierno para enfrentar el problema cocalero, lo que queda claro es que la presencia del Estado en los lugares afectados es imprescindible.
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