¡Y no podrán matarla!, con esa frase el diario “La República” tituló la noticia del cobarde atentado que le costó la vida a la teniente alcaldesa de Villa Salvador, María Elena Moyano, la tarde del 15 de febrero de 1992.
Por esas fechas, amenazada por Sendero Luminoso, la también dirigente social se quedaba a dormir en la casa de su amiga Diana Miloslavich en Lince. El día que la mataron tomaron desayuno juntas y como Diana no pudo acompañarla a Villa El Salvador, quedaron en encontrase a las ocho de la noche. Pero ya nunca se volvieron a ver.
Lo que ocurrió esa tarde del 15 de febrero, la CVR lo ha contado en su informe final.
Por la mañana María Elena fue a la playa Paraíso Azul, de su distrito, con sus hijos Gustavo y David y por la tarde a la pollada donde la emboscaron. Llegó allí a las cinco de la tarde y momentos después cuando conversaba con algunos asistentes, llegaron sus asesinos. Ella se dio cuenta y solo atinó a pedirles a sus pequeños que se tiraran al suelo y se taparan los ojos.
Después una mujer se le acercó y le dispararon al pecho y a la cabeza. Cuando cayó la arrastraron hasta la puerta, donde le colocaron una carga de cinco kilos de explosivos y la hicieron estallar. Un crimen brutal. El grupo de asesinos lo conformaban unas 15 personas, varias de ellas vecinas del distrito.
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