La aparición de Movadef en la vida política del país, trajo consigo una preocupante realidad. Muchos jóvenes entre 18 y 23 años no conocen la historia reciente de muerte y dolor que nos dejó el terrorismo. Una tarea pendiente para el Estado
Durante las últimas semanas, el fantasma del terrorismo volvió a desplegar su lúgubre manto. Y es que conocedores de nuestra débil memoria, un grupo de personas, la mayoría de ellas vinculadas alguna vez a Sendero Luminoso, trató de inscribir ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) al Movimiento por la Amnistía y los Derechos Humanos (Movadef), con el fin de participar de las elecciones municipales y generales del 2014 y 2016.
Lo más preocupante de todo esto, es que este movimiento cuya ideología está basada en el pensamiento “Gonzalo”, el mismo que durante la década de los 80 y 90 buscaba la destrucción total de las estructuras políticas existentes para reemplazarlos por organismo sujetos al control directo del PCP –SL, presentó ante el JNE cientos –por no decir miles- de firmas de jóvenes.
La presencia de estos muchachos que de acuerdo con la RENIEC no tienen más de 20 años, evidenció un hecho que tiene que llamar la atención a nuestras autoridades. ¿Qué está pasando con nuestra juventud? ¿Es qué acaso se olvidaron o no saben que fue Sendero Luminoso?
Repasando la historia
Sin memoria histórica los pueblos vuelven a cometer los mismos errores, y eso parece que le está pasando al país, dice el analista en temas de terrorismo y narcotráfico, Jaime Antezana. Razón no le falta.
Recientemente una nota de la periodista Juliana Oxenford comprobó que muchos jóvenes no recuerdan o no saben quién fue Abimael Guzmán ni como se llama el movimiento terrorista que creo. Esta cruda realidad le llevó a la colega a preguntarse, ¿cómo es posible que los chicos de 18 ó 19 años, muchos de ellos estudiantes de derecho, sociología y comunicación no supieran quién es el hombre que escribió con sangre de inocentes la historia más cruel de nuestro país?
Con el afán de recodar o de hacer conocer, principalmente a los jóvenes, sobre lo que fue Sendero Luminoso durante la década de los 80 y 90, “El Universal”, revisó los archivos de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), encontrando entre sus principales acciones lo siguiente.
ARANHUAY (1988)
En 1988 la violencia política en el departamento de Ayacucho era intensa. En la comunidad de Aranhuay, provincia de Huanta, el PCP-SL llevaba a cabo diversas acciones de propaganda armada, tales como reuniones de adoctrinamiento, izamiento de banderas y pintas de paredes. Asimismo llevaba a cabo “aniquilamientos selectivos” de dirigentes y comuneros.
Como respuesta a la grave desprotección en que se encontraban, los pobladores de Aranhuay decidieron conformar un comité de autodefensa. Para algunos declarantes que la CVR pudo recoger, esta decisión habría provocado la masacre que perpetró el PCP-SL. En cambio, para otras personas, la decisión para perpetuar dicho derramamiento de sangre fue el apoyo que dio la comunidad al ejército para realizar operaciones militares que tuvieron como resultado la muerte de integrantes de Sendero Luminoso. Sea cual haya sido la razón, lo cierto lo cierto es que la tarde del 20 de abril de 1988 un grupo de terroristas asesinó a 21 personas.
Según Lucila Flores, esposa de una de las víctimas, quien tuvo la oportunidad de entrevistarse con miembros de la CVR, ese día los terroristas entraron al pueblo indicando “somos de la patrulla militar y venimos de Putis. Sin embargo, muchos comuneros se dieron cuenta de que se trataba de un ardid, puesto que entre los supuestos miembros del ejército se encontraban mujeres, y el armamento y equipamiento de la columna era muy desigual, incluyendo armas de fuego de distinto tipo, pero también armas blancas y garrotes.
De acuerdo con la CVR, el contingente de subversivos se dividió en varios grupos que iban de casa en casa convocando a una asamblea en la plaza principal. Algunos pobladores, que se habían dado cuenta de lo que ocurría huyeron hacia los cerros. Los demás acudieron al llamado de lo que se suponían era una patrulla conformada por ronderos y militares.
Una vez que se aseguraron de que todas las personas anotadas en su lista estuviesen presentes en la plaza, los senderistas separaron a los comuneros entre jóvenes y adultos y los obligaron a realizar ejercicios físicos extenuantes. Luego, revelaron su identidad dando vivas a su organización y empezaron a golpear y patear repetidamente a sus víctimas. Finalmente los formaron en filas y los asesinaron con disparos de armas de fuego. Cuando identificaban a personas que no habían muerto por las descargas, las remataban con cortes de arma blanca.
LUCANAMARCA (1983)
El 3 de abril, un contingente de 60 militantes de Sendero Luminoso entró en la provincia de Huanca Sancos, en los pueblos de Yanaccollpa, Ataccara, Llacchua, Muylacruz y Lucanamarca, donde, con el pretexto de imponer una “sanción ejemplar” a su población, mataron a 69 personas. De los asesinados, 18 eran niños, incluyendo uno que tenía solo seis meses de edad. También mataron a once mujeres, algunas de las cuales estaban embarazadas. Ocho de las víctimas tenían entre cincuenta y setenta años de edad. La mayoría de las víctimas murieron por heridas de machete y hacha, y algunos fueron disparados a corta distancia en la cabeza. Los miembros de Sendero Luminoso también quemaron a los pobladores con agua hirviendo. Esta fue la primera masacre de Sendero Luminoso entre la comunidad campesina. La atrocidad con que los terroristas actuaron ese día fue descrita en una de las audiencias de la CVR por una de las primeras personas que llegó a su escenario:
... con las manos y los pies amarrados, hasta las trenzas salidas de las señoritas, a quienes los habían cortado con hacha, cuchillo, pico, incluso les habían echado agua caliente (...) encontraron a los niños quemados sus manitos, caritas, (...) a los niños recién nacidos les habían sacado las tripas y pisado sus cabezas hasta que salgan sus sesos...
Abimael Guzmán, el fundador y líder de Sendero Luminoso, admitió que ellos llevaron a cabo la masacre y explicó la racionalidad detrás de ello en una entrevista con El Diario, un periódico a favor de Sendero Luminoso con base en Lima. En la entrevista, dijo:
“Frente a acciones militares reaccionarias... respondimos con una acción devastadora: Lucanamarca. Ni ellos ni nosotros lo hemos olvidado, es seguro, porque obtuvieron una respuesta que no imaginaron posible. Más de 80 fueron aniquilados, esa es la verdad. Y decimos abiertamente que hubo excesos, como se analizó en 1983. Pero todo en la vida tiene dos aspectos. En algunas ocasiones, como esa, fue la jefatura central misma quien planeó la acción y dio las instrucciones. Así es como era…”
TARATA (1992)
El mismo día del atentado en la calle Tarata (16 de julio), el PCP-SL, atentó contra las comisarías de San Gabriel, José Carlos Mariátegui y Nueva Esperanza ubicadas en Villa María del Triunfo, así como contra la agencia del Banco Latino del distrito de la Victoria. Estos atentados de menor magnitud tuvieron como objetivo según la policía dispersar a las fuerzas policiales.
Desde muy temprano del día 16, “Carlos”, con apoyo de “Lucía”, “Antenor” y “Franco”, mezcló el nitrato de amonio con petróleo y lo empaquetó. A las 4 de la tarde ingresaron al inmueble un automóvil Datsun para acondicionarle los explosivos. En ella se trasladarían “Nicolás” y “Arturo” llevando el primero un arma de fuego y pequeños explosivos (“contes”) para distraer al personal de seguridad que estuviera en el lugar.
Alrededor de las siete de la noche, ingresó al inmueble el segundo vehículo, que serviría de resguardo del “coche bomba” y de movilidad para el retiro de los ejecutores del atentado. En este vehículo irían “Percy” y “Manuel”.
De acuerdo con las versiones de la época, los dos vehículos llegaron a las inmediaciones del Banco de Crédito ubicado en la siempre concurrida avenida Larco del distrito de Miraflores. Según afirman, al encontrarse frente al local del Banco la vigilancia particular de la zona no les permitió estacionarse en el lugar planificado. Entonces deciden ingresar a la calle Tarata.
El conductor del vehículo que contenía los explosivos disminuyó la velocidad para luego abandonarlo. El automóvil explosionó aproximadamente a las 9:20 de la noche en la cuadra 2 de la calle Tarata, donde se ubicaban los edificios El Condado, San Pedro, Tarata, Residencial Central y San Carlos.
De acuerdo al empadronamiento realizado por el Centro de Investigación de Proyectos Urbanos y Regionales (CIPUR), en el atentado subversivo de la Calle Tarata murieron 25 personas, de las cuales tres mujeres y dos varones no fueron identificados. Asimismo, cinco personas desaparecieron y 155 quedaron heridas.
La explosión afectó un radio de 300 metros a la redonda, ocasionando también cuantiosos daños materiales. Asimismo se destruyeron parcialmente viviendas residenciales, locales comerciales y entidades bancarias y financieras de la zona, entre ellos el Supermercado Mass, las agencias de los bancos Hipotecario, Continental, Interbank, Popular, Industrial, Crédito, la financiera San Pedro, entre otros.
El cálculo aproximado de las pérdidas materiales asciende a US $ 3´120,000.0012, siendo 360 las familias damnificadas que el Instituto de Defensa Civil.
SEPA:
1.- La CVR estima que durante los 20 años de conflicto interno murieron en el país unas 69,280 personas. De esta cifra, SL es el responsable del 50% de fallecidos.
2.- Más del 40% de muertes y desapariciones ocurrieron en el departamento de Ayacucho.
3.- Los campesinos fueron las principales víctimas de la violencia. Del total de víctimas reportadas por la CVR, el 79% vivía en zonas rurales y el 56% se dedicaba a la agricultura o ganadería.
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